El neoliberalismo es puro
verso
Hace ya tiempo
que se ha demostrado que este sistema no
sirve. Cuando los liberales con su “mano
invisible” tuvieron el gran quiebre
por los años treinta se vieron obligados
a aliarse con el estado, convertido en keynesiano.
Pasó que con el tiempo, en muchos
casos, de interventor pasó a totalitario.
Ante ese extremo, más la excusa del
“elefante inútil”, “lleno
de ñoquis”, y con nuevas ganas
de amasar cada vez mayores fortunas mediante
empresas monopólicas volvieron a
instalar un modelo donde el dinero prevaleció
ante la población. Paradójicamente
esta propuesta “liberal” se
implantó con un estado totalitario
que en nuestro país desapareció
a treinta mil seres humanos. El menemato
posterior se desenvolvió como buen
perro faldero para profundizar el modelo
donde los que tenían mucho tendrían
mucho más, los pobres mucho menos
y todos una deuda externa cada vez más
abultada. Terminada la festichola, que ni
siquiera pudieron frenar con un estado de
sitio, se nos vino el default, el corralito,
el gran quiebre y la mar en coche. Esto
demuestra que somos adelantados, porque
en el resto del mundo el sistema financiero
quebró varios años después.
Cayó mundialmente el sistema donde
el dinero reina sobre la gente; pero los
mandatarios decidieron que se lo salve con
el dinero de la gente. Gente a la que el
estado no estaba ayudando justamente por
predicar la “libertad de mercado”,
que en realidad es la libertad de explotar
al hermano…
En una entrevista
el economista y sociólogo brasileño,
Theotonio Dos Santos, hace unos días
le dijo a Télam que “el neoliberalismo
es una gran mentira porque decir que no
hay que intervenir en la economía
es una falta de respeto”, o acaso,
pregunta, “¿alguien ha visto
a algún neoliberal levantarse de
la cama gritando por qué Obama gasta
6 trillones de dólares para salvar
a los bancos?”.
Salvan los bancos y la gente sigue sin techos,
los niños con hambre, pero salvan
los bancos…
Y para tener
bien en claro la metodología antidemocrática
de este sistema cabe recordar la entrega
de 163,9 millones de dólares con
lo que premia el FMI al golpe militar en
Honduras. Y ya que volamos por Honduras…
su presidente de facto, Roberto Micheletti,
se suma a una campaña que recorre
redes digitales como Facebook y Twitter
“en contra de los dictadores latinoamericanos
como Hugo Chávez” (Infobae)
que fue electo por el voto de la gente y
encima respaldado por innumerables consultas
populares. La respuesta del venezolano fue
proponer la creación de una campaña
cuyo slogan sería “Yankees,
go home”. ¿Y por qué
no? Si éstos están como locos
desde que perdieron el petróleo venezolano
y el gas boliviano. Se están armando
en Colombia apoyan el golpe en Honduras,
porque saben que su patio trasero se les
puede ir de las manos.
Acá, lamentablemente, nuestros líderes
políticos nacionales en ejercicio
-si bien la oposición los pinta de
bolcheviques- no se han salido hasta ahora
demasiado del molde. Tal vez en palabras,
pero su pequeña “bonanza”,
o respirito, la trajo este mismo sistema
de mierda con su maldita soja. Basta con
ver propuestas como el tren bala para unos
pocos, que por suerte no se hará,
o el descuido ante los deshielos de los
glaciares. Pero desde hace un año
nuestra presidenta, Cristina Fernández,
se muestra en oposición a los que
manejan los grandes capitales, así
sean latifundios sojeros o multimedios que
instalan opiniones. Y eso me invita a las
claras a saber dónde estoy encolumnado.
Y por casa…
Mientras el neo-neoliberalismo hizo campaña
para asumir la dirección de esta
ciudad hablaba de dinero malgastado en los
municipales vagos y ñoquis. Hoy se
ha demostrado que han sobredimensionado
su estructura expandiendo la burocracia
y elevando los sueldos de los altos mandos
con fondos públicos. Por otro lado,
no han desarrollado mayor eficacia, todo
lo contrario, vienen demostrando un claro
enfrentamiento a lo gestado socialmente
que es el único salvavidas que queda
cuando el estado mira para otro lado.
Rafael
Sabini
[email protected]
El Abasto n°113, septiembre
de 2009