Y así es nomás la vida y su contracara… para ahí vamos todos. Decir que se puede compensar con la memoria y si de eso se trata Francisco Solano López deja bastante material como para que se lo recuerde. De igual modo uno lamenta siempre la ida de un ser querido. Personalmente tuve el gustazo y honor de haberlo conocido personalmente durante una entrevista en el 2006 a la que acudí con Marcelo Saltal de la revista. Un recuerdo inolvidable porque me pareció muy lúcido y muy amable. Y además por cierto, un excelente profesional en lo suyo, con trazos firmes y decididos. Su historia de exilio también me atrapó, tal vez por emparentarse de algún modo con la mía.

Muchos periodistas nos buscaron al encontrarse con la nota en internet. Algunos publicaron la misma nota y otros pretendían llegar a entrevistarlo. En un principio pasaba, siempre con su permiso, su teléfono para que lo ubiquen. En el último período no pude hacerlo más... había perdido yo mismo el modo de ubicarlo. Sabía dónde vivía, al menos al momento de aquel encuentro, por Sánchez de Bustamante entre Perón y Díaz Vélez, pero entre tantos cambios de oficina había perdido su número de teléfono.

Hoy, leyendo en Télam la noticia, que escribe emotivamente el mismísimo presidente de la agencia, Martín García, no pude más que emocionarme.

Mi pésame a su querida familia que lo acompañó hasta el último momento en el Hospital Italiano, donde estaba internado.

R.S.