Sospechas

Un auto estacionado en Nataniel cerca de la Alameda, Santiago de Chile, es incendiado por encapuchados en lo que acá llamaríamos zona liberada y su imagen sirvió para enjuiciar de “violento” al movimiento estudiantil.
el

 

“…hoy se vio, por lo menos en Santiago,
una micro de Carabineros
que se estacionó
en San Diego con Santa Isabel,
de donde salieron encapuchados,
lo que es muy extraño
ya que Carabineros los debe detener
y no soltar…”

      Camila Vallejo

 

Un auto embargado por la justicia

Un auto estacionado en Nataniel cerca de la Alameda es incendiado por encapuchados. En esa misma calle, son apedreados los departamentos de gente común y saqueados los comercios. También es atacada una sede de ayuda a los ancianos y golpeado salvajemente su guardia. El automóvil era un Volkswagen blanco. Su imagen sirvió para enjuiciar de “violento” al movimiento estudiantil. En todo Chile, las manifestaciones involucraron a más de medio millón de personas. Sin embargo, todo eso quedó opacado por este hecho. Es sospechoso.

El automóvil estaba solitariamente estacionado. Como esperando ser quemado. La patente se ve claramente en una primera toma televisiva. Luego, se le quita la patente. El auto, estaba embargado por la justicia. Y tenía varias complicaciones legales: no podía circular: el vehículo del año 95 no tenía seguro obligatorio vigente. Por resolución judicial del Servicio de Registro Civil N°1932 del año 2001 estaba embargado.

 

Encapuchados

Los jóvenes estudiantes denunciaron que mientras marchaban en las cercanías de La Moneda, nunca vieron a ningún carabinero. Aquí y en cualquier parte eso se llama “zona liberada”. Los vecinos de dicha calle ratifican que los Carabineros llegaron 30 minutos después de los ataques, estando apostados a sólo a dos cuadras de los hechos de violencia.

Los que allá es duda, ante nuestra mirada se manifiesta con claridad. En esa composición de imágenes que construimos, claro está que los “incendiarios” actuaron con total libertad, que primero no advirtieron la dimensión de dejar identificable al auto “plantado” por medio de la patente pero tuvieron el tiempo suficiente de quitársela antes de incendiarlo. Que los encapuchados fueron y vinieron distendidamente, con todo el permiso de la policía que se encontraba a metros del suceso. Mientras tanto en otro escenario hasta ayer hemos visto cómo eran reprimidas con rapidez y urgencia las danzarinas manifestaciones de estudiantes a cara descubierta por carabineros que  portando armas, reprimieron a los jóvenes que a través del arte reclamaban al gobierno por la vulneración de sus derechos y les contaban al mundo de esa manera vital y pacífica, su lucha.

Lo que allá es sospecha, en nuestra investigación es certidumbre. El relato que dispersan los medios acerca del “violento” movimiento estudiantil, o de los “infiltrados” que el movimiento estudiantil no puede controlar, es el sello indeleble que dice que son los Carabineros Chilenos – al servicio del gobierno que está dispuesto a seguir negociando con la educación –  los que aportan la cuota de violencia necesaria para justificar la destitución y posterior represión del justo reclamo estudiantil.

 

¿Y ahora, quién podrá defenderlos?

Llegado a este punto, la convocatoria a una reunión extraordinaria de la UNASUR, no se vuelve un despropósito. Por el contrario, es el modo en que la democracia y la patria grande han encontrado para cuidar a nuestros ciudadanos latinoamericanos del autoritarismo que tanto años se ha cernido sobre nuestras vidas y tanto daño nos ha hecho. No debemos olvidar que siempre han sido los jóvenes de las diferentes décadas quienes han padecido con mayor crueldad los embates autoritarios. Hoy son los jóvenes chilenos los que requieren esa protección para que lo mortífero no vuelva a instalarse en nuestra región. Ante la urgente movilización en otras circunstancias críticas años atrás, ésta situación actual merece ser leída por los presidentes democráticos que han conformado este organismo. Como hemos dicho es en este momento la juventud chilena quien está en peligro debido a la violencia que el estado chileno ejerce sobre sus pacíficos y legítimos reclamos y a la manipulación mediática a los que los exponen. Es por eso que interpelamos a los gobiernos democráticos de la América del Sur a manifestarse en forma conjunta, dejando así una huella simbólica que refleje sin duda alguna que el mundo adulto está comprometido en la defensa de la vida y la protección de la libertad de expresión de las nuevas generaciones.

      Viviana Demaría y José Figueroa

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