Hecha bolsa

Una niña de once años lleva once semanas de embarazo. Para el ministro de Salud de Entre Ríos, Hugo Cettour "no hay ninguna causa para interrumpir el embarazo"... Por Demaría & Figueroa.
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El Cuerpo

El cuerpo es razón necesaria para la existencia de lo humano pero no es razón suficiente. Esto es, pueden existir un conjunto de órganos funcionando lo que no garantiza la presencia de humanidad. Silvia Bleichmar nos regaló la metáfora de carne significada, para hablar acerca de cómo un manojo de células se convierten en humanidad, como el cachorro humano pasa a inscribirse en el orden humano.

De eso se trata este escrito. De la Condición Humana. De su construcción, su fragmentación y su degradación. De la reducción a la pura biología que los discursos del poder (el médico, el judicial, el político, el mediático) pueden ejercer con la más descarada impunidad sobre quienes debieran proteger y cuidar – o al menos respetar –  con el mayor de los esmeros.

 

El Cuerpo del Delito

En la provincia de Entre Ríos, una niña de once años lleva once semanas de embarazo. Once semanas con el cuerpo recorrido por las huellas de un delito que no cesa de ocurrir. Día a día se repite. Y se repite cuando al concurrir al Hospital Masvernat y ser diagnosticada su situación de gestación forzada,  no se siguieron ninguno de los dos protocolos vigentes para estas circunstancias. También cuando su madre solicitara la interrupción de la gestación y los enunciados del Código Penal para los casos de aborto no punible no tuvieron la fuerza suficiente para materializarse a través del accionar profesional de los “guardianes de la salud”.

 

El sexo de los ángeles

Conocido es que los exorcismos se realizan por medio de rituales específicos pero sobre todo por el uso de palabras que  encarnan una fuerza poderosísima capaz  de conjurar a los más temibles demonios.

Desde el triunfo de la laciencia (al decir de Lacan), quienes portan su discurso y su mensaje revelador, se han apropiado del destino de aquellos que están a su merced. Y es escuchando sus dichos, cómo podemos advertir por dónde transita la delgada línea de quiénes son considerados humanos y quiénes son aquellos cuyas vidas no valen nada.

En primer término, se encuentra el ministro de Salud de Entre Ríos, Hugo Cettour quien - ante la penosa situación que atraviesa una niña de once años que se encuentra en la undécima semana de gestación – expresa sin una pizca de pudor  que "no hay ninguna causa para interrumpir el embarazo". Quizás suene impertinente para muchos que se arrogan la potestad de la vida de las personas, pero ¿acaso tener once años y encontrarse con once semanas de gestación no es causa suficiente?

No sólo eso ha dicho el señor ministro (que también es médico). Insultando a su investidura (algo que la gobernación y la nación – de ser necesario – deberán sancionar) dijo: “Me baso en los especialistas que dicen que puede seguir el embarazo como muchísimas adolescentes, acá repercutió por un pedido de los familiares, pero embarazos adolescentes hay acá, en Estados Unidos, en todos los países de Latinoamérica, es un tema en la salud pública, no es algo aislado”. Como se verá, de estar analizando el embarazo producto de una violación a una niña de once años, termina encuadrando el relato en los “embarazos adolescentes” que hay en todos lados.

La premisa fundamental en la que se sostiene su pensamiento, señaló: “La naturaleza es sabia, una vez que tiene su primera menstruación el cuerpo está preparado”. En este sentido, lo señalado al comienzo de nuestro escrito, cobra vida en la frase de Cettour. La pura carne no requiere otra cuestión que no sea el tiempo biológico. No tienen entidad ni el deseo, ni los recursos simbólicos para el ejercicio de la maternidad, ni el reconocimiento de que esta gestación a la que se refiere, está sostenida en la comisión de un delito sexual.

Otro de los discursos que recorren esta penosa historia, discurre por el andarivel de la Justicia. Aparece en este relato, una referencia a un oficio del cual se desprende un informe. Lo expresa también el ministro: "Luego le llega un oficio al hospital Delicia Masvernat para analizar su estado de salud y para que conteste sobre esta situación. Desde el punto de vista de los médicos obstetras y los pediatras que le practicaron una ecografía, entendieron que el bebé estaba bien”. La pregunta que se desprende, siendo legos claro está, es la siguiente: cuando la Justicia, por medio del oficio solicita “analizar su estado de salud” ¿a la salud de quién se refiere? Porque la respuesta que obstetras y pediatras emitieron luego de practicarle una ecografía (obsérvese que en ningún momento puede nombrar a la niña aunque más no sea como paciente) es que “entendieron que el bebé estaba bien”

De más está decir la sensibilidad que implica hablar de “bebé” dentro de las once semanas de gestación con el dolor por la comisión de un delito que hay como trasfondo de esta historia de vida de una niña de once años. Esta narrativa de los hechos es, definitivamente, un golpe bajo para las defensas de cualquiera que esté implicado en este relato.

De acompañar la evolución (del embarazo se entiende) hablaron obstetras, pediatras, la psicóloga… nadie se privó de nada. Todo el saber y la ciencia sentenciaron que el cuerpo de la niña siga sosteniendo las huellas del crimen hasta las últimas consecuencias. En definitiva, terminar de hacerla bolsa.

 

Lex

Según el Código Penal argentino, ninguna persona menor de 13 años está en condiciones de dar consentimiento para mantener relaciones sexuales. Así haya pronunciado la palabra “sí”, para la Ley Argentina – en ese encuadre – NO EXISTE CONSENTIMIENTO. De este modo, lo que suceda en ese contexto se configura como un delito sexual contra un menor.

En estos días hasta Zaffaroni tuvo que salir a recordar que “Los incisos del artículo 86 del Código Penal no requieren autorización judicial para el aborto no punible”. A esta altura de los acontecimientos es como si llamáramos a Bill Gates para que nos desparasite la computadora. El Código Penal declara no punible un aborto terapéutico cuando se tratare del producto de una violación o cuando la vida de la gestante corriese riesgos. Y es claro que en este caso, ambas consideraciones concurren en el mismo infantil cuerpo del delito.

Sin embargo, el ministro de salud de la provincia de Entre Ríos, Hugo Cettour, en su sublime ignorancia apenas amanecía la historia de la niña se apresuró a confirmar que “el caso no entra dentro de las pautas legales en las que debe permitirse interrumpir el embarazo”. Desestimando, como sólo puede hacerlo la necedad, la palabra de un Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Así deben encuadrarse las demás estupideces que le hemos citado arriba, y que dieran por resultado un verdadero dilema entre poderes y cuyo desenlace fue un sospechoso silencio. Silencio que para los funcionarios de Entre Ríos, ya es sinónimo de salud.

 

Viviana Demaría y José Figueroa

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