Callejón de sueños almagrenses

Visitamos la Fábrica de los sueños, en Bustamante 59. Allí universitarios, familias en situación de calle y trabajadores gestan un proyecto social y cultural para el barrio de Almagro. El sábado 12 hacen presentaci&oa
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El callejón de Bustamante y la vía hace tiempo que suma un cabio drástico, a prepotencia de resistir y crear donde hay sólo oscuridad y abandono. Se trata de una iniciativa encarada en conjunto por estudiantes universitarios (a través de Casa Popular Vientos del Pueblo de Once), trabajadores del MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos) y de un grupo de familias, varias de ellas con hijos, en situación de calle; algunas viviendo allí desde hace mucho.

El resultado de esta coexistencia es Fábrica de sueños. En el 59 de Bustamante se vive un proceso de reacomodo, de restauración en un amplio galón abandonado que desde hace poco más de un mes brinda —de lunes a viernes de 18 a 20— apoyo escolar, merienda para niños y, a futuro, dictarán talleres culturales y de oficio.

“Somos gente con necesidades, las banderas partidarias quedan en la puerta, acá todos somos iguales; somos gente que viene a ayudar por un proyecto común para el barrio”, definen.

La zona lindante con el ferrocarril Sarmiento, con el puente de Bustamante y la vía y el callejón —vale recordar— ha sido territorio almagrense esquivo para sus propios vecinos. Más allá de la presencia de una escuela (el Tierra Santa), la poca iluminación y la desolación le han hecho la fama de tierra insegura.

Hoy, con su grano de arena, desde la Fábrica de sueños aseguran colaborar para revertir esta situación. Entre ellos, hablando con Alejandro Clarenc, uno de los primeros en encerar el proyecto, resalta que “cambió la visión por el poco tiempo que vamos la gente se sumó y apoyó nuestra iniciativa; incluso ven a la zona más positiva”.

Mientras avanzan los trabajos para que la Fábrica se convierta en punto de referencia social y cultural, Clarenc expresa que se necesitan “materiales para arreglar el lugar, muchas sillas, banquitos, artefactos de luz, pintura, juguetes y material didáctico para la sala de los más chiquitos, libros para la biblioteca, ropa, muchísimas ideas, cosas para armar la cocina, para el futuro gimnasio, para el patio de deportes y todo lo que los vecinos o interesados en sumarse a esta iniciativa crean que puede servir para tener el lugar en óptimo estado y hacerlo crecer”.

T.L.

La nota completa en nuestro número de Mayo.

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