Predomina
esa mentalidad...
No
sé si el número
cien de la revista implica
necesariamente un cambio,
aunque sin duda es una muestra
de perseverancia y constancia
en la labor. Sin embargo,
en la revista estamos pasando
por momentos de mucha mutación,
aunque no creo que se deba
al número en cuestión.
Hace pocos meses perdimos
el contrato con lo que fue
nuestra sede por seis años,
víctimas de la especulación
inmobiliaria. Hoy ahí
aún no hay nadie.
Pero eso no es nada nuevo,
el Actor´s Studio
dejó su local de
Corrientes al 3500 hace
años porque le querían
duplicar el alquiler y ellos
“solamente”
aceptaban una suba de hasta
el 25% y ese lugar aún
sigue vacío. Es como
una constante acá.
La mayor ganancia, cueste
lo que cueste. Y eso que
cuesta tener espacios vacíos.
Le cuesta al propietario,
pero más paga la
sociedad las pérdidas
culturales, las bajas en
emprendimientos comerciales
y las obligadas mudanzas
personales.
El
especulador solamente piensa
en su bolsillo en números
no del todo reales. Si planta
hoy elige la soja porque
da mayor ganancia. Si bien
comprendo cuando los sojeros
ruralistas se quejan porque
les modifican las reglas
de juego, también
opino que no hay país
exitoso donde el estado
no intervenga. De no ser
así terminaremos
comiendo soja, soja y otra
vez soja… sin alusión
a la sopa de Mafalda. La
queja de uno no debería
perjudicar tanto a los demás.
El método de las
rutas frenadas es mafioso
aunque se justificaba un
poco cuando eran desocupados
que no tenían fábrica
que parar y molestaban así
el tránsito por unas
horas. Pero
que rentistas y empresarios
rurales impidan el paso
de alimentos y medicamentos
por tiempo indeterminado
ya es inaudito. Igual de
repugnante que los que cortan
los puentes internacionales.
¿Con qué derecho?
¿Cuándo mirarán
los que más tiene
el entorno además
de su propio ombligo? ¿Y
por qué esa tendencia
tan típica de las
autoridades de permitir
que las cosas se desarrollen
hasta extremos insoportables
en una especie de vaivén
donde parece que hay reacción
según el estado de
ánimo?
El decreto de la suba de
las retenciones a las exportaciones
que levantó la primera
gran humareda -parece que
incluso la literal- que
comenzó hace ya pasados
tres meses, obligó
a llevar el debate al Congreso
de la Nación. Ahora
que parecería que
la decisión presidencial
tendría más
aval los jerarcas del campo
como Eduardo Buzzi, advierten
que “si no se soluciona
el problema se nos va de
nuestras manos poder pacificar”.
O sea, aceptan la democracia
hasta donde les conviene.
Es como jugar al ajedrez
y tirar el tablero cuando
se las ve negras. O aceptar
un duelo y salir corriendo.
En
fin, estas digresiones tienen
como único fin mostrar
un país y una ciudad,
que desde que comenzamos
con la revista estaba en
crisis, en llamas, que explotó
con el 20/21 del 2001, que
en un momento pareció
que quería, y que
se demostró que sigue
en crisis. El flujo monetario
vuelve a frenarse, los proyectos
vuelven a paralizarse, y
el ánimo en la calle
anda por el piso. ¿No
será que esa mentalidad
especulativa, a la que hacía
mención, sea una
de las características
nuestras que impide que
andemos mejor?
Rafael
Sabini
[email protected]
Revista El Abasto, n°
100, julio, 2008.