De eso
no se habla
El espacio escénico
está completamente
despojado, sólo lo
habitan los personajes que
protagonizan esta historia,
en derredor de una vieja
mesa familiar. Y así
es como nos enteramos a
través de lo que
van desgranando estos seres
lo que allí sucede.
Pero esta información
nos va llegando un poco
a modo de cuentagotas. Ya
que son muchos los integrantes
de esta familia, y cuesta,
en un comienzo, armar todo
el entramado argumental
que se nos va proponiendo.
Pero lo que ha aglutinado
a estos seres es el tener
que revivir un cierto pasado
común, que estaba
bien barridito, oculto bajo
la alfombra. Y del que nadie
quiere hacerse cargo.
Los
hechos se suceden en un
campo del interior del país
y la estructura de la obra
plantea los acontecimientos
en dos fases temporales:
la actualidad y un pasado
de 21 años atrás.
El disparador para hablar
de aquello que siempre estuvo
oculto es la obra de teatro
que escribe un joven integrante
de este núcleo familiar,
en donde muestra a sus mismos
parientes partícipes,
ya sea por omisión
o por protagonismo directo,
de los hechos que allí
se sucedieron, pero siempre
detrás de la seguridad
que puede ofrecer una buena
alambrada divisoria de esos
otros que están allá
afuera, en el campo.
El
secreto del que nadie quiere
hablar y que tan literalmente
expone en la ficción
escrita el joven personaje
en su obra es la pedofilia.
Resulta ser que un integrante
de esta tribu familiar,
no podía con su ser,
y abusaba de niños.
Todos sus seres cercanos
lo sabían. Pero era
más cómodo,
y más horroroso,
claro, no hablar, callar
la boca. De eso no se habla.
La hipocresía argentina
al servicio de la ponderada
tradición argentina:
Dios, patria, hogar, ¡¡carajo!!
Los
directores, Onetto y Misch,
supieron crear con inteligencia
los distintos vínculos
de los integrantes de este
entorno familiar. Y plantearon
muy bien la resolución
de aquellas escenas de la
obra de teatro que denuncia
los abusos de ese tío
mano larga. Para esto, se
bastaron sólo del
haz de luz que emerge de
un proyector.
Con una puesta ascética,
donde todo el acierto de
este espectáculo
está puesto en la
calidad interpretativa de
su elenco y en el sabio
uso de los claroscuros lumínicos
creados en el ámbito
espacial donde transcurre
la historia puedo afirmar
que La alambrada es una
muy pero muy buena opción
a la hora de salir de casa
y elegir una obra de teatro.
Marcelo
Saltal
[email protected]
Obra: La alambrada.
Autor: Marco Canale. Elenco:
Silvia Bertero, Marcelo
D'andrea, Paula Ituriza,
Eduardo Misch, Alicia Palmes,
David Alejandro Palo, Cecilia
Peluffo, Georgina Rey, Marco
Spaggiari y Santiago Traversa.
Dirección: Elvira
Onetto y Eduardo Misch.
Sala: Beckett Teatro.
Revista El Abasto, n°
101, agosto, 2008.