Reportaje
a David, peruano de 43 años,
que vino a la Argentina
en el 2000.
Vendedor
albañil
¿En
qué trabajás?
“Hoy por hoy trabajo
en la construcción,
aunque en Perú también
trabajé en ventas,
primero como empleado y
luego por mi cuenta. Estudié
dos años administración
de empresas en una universidad
privada. Tuve que abandonar
los estudios para trabajar.
Trabajar en la construcción
en Perú es trabajar
en un trabajo de bruto,
ignorante. Sin embargo,
hay que saber muchas cosas.
Yo soy operario que es un
poco el que organiza la
obra, es un cargo mayor
al de albañil. El
trabajo en la construcción
es duro físicamente,
pero a mí me gustaba.
Lamentablemente nunca pude
retomar los estudios, por
trabajo, luego vinie-ron
mis hijos. Tengo tres hijos,
un varón que está
acá, va a la secundaria,
y dos chicas que siguen
en Lima. Yo me hice una
casa de tres pisos, pero
para darle de comer a mis
hijas que están allá
yo con mi señora
tenemos que trabajar acá,
lamentablemente tan lejos”.
David nos cuenta que vendía
ropa como mayorista, pero
a cada nuevo cliente le
tenía que dejar al
menos la mitad en consignación,
y luego cuando le volvía
a llevar mercadería
volvían a deberme
dinero, “en definitiva
financiaba el dinero de
otros con mis pocos ahorros
de unos u$3500, en cuanto
me di cuenta que mi dinero
era muy pequeño como
para trabajar así
tuve que dejar y gasté
un par de meses en recuperar
todas las deudas atrasadas.
Y así es la cosa,
el que tiene más
le gana el mercado al más
chico, lo que me quedaba
por hacer fue volver a ser
albañil. Y de eso
sé, porque en Perú,
al igual que en México,
las construcciones se deben
hacer antisísmicas,
sin embargo es muy difícil
trabajar acá como
empleado. Los patrones acá
prefieren alguien que les
trabaje por menos dinero,
que puedan ir pedaleando
y que igual siga trabajando.
Por eso hay tantos paraguayos
y bolivianos en la construcción,
porque el peso argentino
es muy fuerte respecto a
su moneda, y ellos a pesar
de todo aceptan una paga
baja porque en definitiva
su patrón, tal vez
una vez al año les
da unos u$1000 -no los $5000
prometidos- y durante el
año les tira unos
pesos como para sobrellevarla.
Pero esos $1000 son fortuna
en su país”.
“En Perú 3.5
Soles son un dólar.
Es una moneda más
fuerte, y además
la gente ha estado acostumbrada
a estar medianamente bien
hasta que vino Alan García.
Muchos incluso le dan duro
a la bebida, porque hubo
una época en que
uno se podía dar
el lujo de tomarse un trago
de vez en cuando sin pensar
en lo que queda en el bolsillo.”
¿Por
qué a Argentina?
“Íbamos a ir
a Alemania, teníamos
la posibilidad de ir allí
donde están las hermanas
de mi señora. Hubo
una época en que
le enviaban u$s 3000 mensuales,
¡eso sí que
era plata! Pero dejaron
de enviarnos y llamamos
y dijeron que ya no estaban
tan bien. Dijeron que de
Argentina sería más
fácil llegar a Alemania,
ahora saben que estamos
acá pero no nos pueden
llevar, ya no están
tan bien. Y para nosotros
se hace muy difícil.”
¿Cómo
está el Perú?
“La educación
en Perú es muy importante.
Cuando yo vendía
enciclopedias todo el mundo
me compraba. A mí
me da la sensación
que acá se lee menos.
Incluso comparando con la
exigencia a los jóvenes
estudiantes, para mí
en Perú se les exige
mucho más. También
tengo un amigo que estudia
medicina y se hacen muchos
intercambios entre ambos
países. Él
me dijo que le pareció
que acá no son tan
exigentes como en Perú.
Lo que sí parece
es que los títulos
peruanos no valen igual
que los argentinos en el
exterior, por ejemplo en
EE.UU. Puede ser que sea
por convenios, no sé.
Yo por eso quiero que mi
hija, que es una excelente
estudiante, venga a estudiar
acá. Ella allá
está en el primer
puesto de su colegio y en
el tercero a nivel nacional,
al nivel de la UC. Mi hijo
en cambio en Perú
era un estudiante que dejaba
bastante que desear, pero
acá estudia y es
uno de los mejores de su
clase. Allá se pasaba
jugando a la pelota en la
calle. Allá se estila
mucho, incluso yo hacía
picaditos. Acá no
se puede, hay que alquilar
una canchita y es muy caro.”
¿Qué
opinás de Fujimori?
“Alan García
destruyó al país
con unas inflaciones terribles
y ´el Chino´,
siguió esa línea;
privatizó muchísimo,
casi todo el Perú.
En sí reprodujo de
manera increíble
la pobreza en el país.
Luego se llevó lo
que pudo, escapando como
un delincuente; y hoy, ¿a
quién le reclamamos?”
¿Qué
opinás de la guerrilla?
“Vos no podías
hablar criticando al gobierno,
era una especie de dictadura.
Yo igual hablaba con mucha
gente por mi trabajo como
vendedor y más de
una vez me dijeron que no
hable mal del régimen,
que eso no era bueno. Yo
solo decía, les explicaba,
lo que pienso, y por suerte
nunca me pasó nada.
El pueblo es muy gallina,
está muy desintegrado,
en cualquier momento le
dicen arrodillate, y todos
se arrodillan. En eso hay
que reconocer que la guerrilla
estuvo bien, al menos hizo
valer de alguna manera la
voz popular. Fujimori exterminó
a los opositores, a los
únicos que se quejaban,
así sea poniendo
bombas, o de otras maneras,
eran los únicos que
estaban en contra. En realidad
comenzó como una
guerra civil. Pero se desvirtuó;
lamentablemente los guerrilleros
se unieron mucho con los
narcotraficantes que les
daban dinero para que los
ayuden, y a la larga fue
más importante para
ellos defender a los narcos
que a sus ideales iniciales.
De alguna manera ahí
todo se echó a perder.
El gobierno utilizó
mucho a los ´terrucos´
para sacarse de encima a
otros enemigos. Fueron muchos
los periodistas u otros
críticos asesinados
por gente disfrazada de
´terrucos´.
Entonces servía doblemente.
Por un lado se sacaban de
encima un estorbo para sus
negociados y por el otro
enemistaban al pueblo con
los ´terrucos´,
que así perdieron
todo apoyo popular, y solos
fueron muy fáciles
de exterminar. Lo hizo Fijimori,
aunque lo podría
haber hecho cualquier otro.”
Tu
idea es volver alguna vez?
“Claro.”
R.S.
Revista
El Abasto n° 26, agosto
2001.