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La charla -algo surrealista, porque por una tormenta que probocó un cortocircuito la tuvimos que hacer en penumbras- fue con Federico Zukerfeld (FZ), Federico Langer (FL) y Luciana Romano. Lo que no quita que luego vinieran Antonio O´Higgins, Loreto, Cristian Forte, Ariel Devincenzo...

Etcétera...

¿Quienes son y qué hacen?
FZ: Etcétera es una agrupación de artistas de la poesía, la música, la plástica, el teatro, en fin, de todo un poco, y estamos trabajando con el arte también ligado a lo social. Pero siempre desde lo metafórico. Con la esencia de la metáfora como forma discursiva. Comenzamos a conformar un grupo. Lo que surgió desde un principio fue la necesidad de un espacio físico donde laburar. Primero estuvimos en una antigua fábrica en el barrio de Palermo, después en otra casa en Constitución. Finalmente llegamos aquí, al barrio del Abasto, a esta antigua casa.

El descubrimiento
FZ: Cuando comenzamos a descubrir en este lugar libros de poesía, de arte, catálogos, muchos textos, incluso en francés y en otros idiomas y descubrimos que esto había sido una antigua imprenta tipográfica -que editaba libros- de un tipo que había estado muy ligado al movimiento surrealista a partir del año ‘53 y que había sido diseñador gráfico del Instituto Di Tella. Un espacio por donde habían pasado muchos artistas. Descubrimos obras de León Ferrari, un artista plástico, de Víctor Chab, artista plástico muy reconocido del barrio del Abasto, quien era muy amigo de Andralis (el editor y dueño de esta imprenta).
A partir de estos descubrimientos nos fuimos orientando a formar algo movimientista, algo que trabaje el nexo entre lo colectivo y lo individual. Acá estaba toda esa historia surrealista, libros de Antonin Artaud, de Andre Breton, todo esto nos dio la energía que nos faltaba para comprender sobre qué línea había que trabajar. Entonces, así grupalmente comenzamos la investigación y la lectura de los libros que había acá, y comenzamos a descubrir los distintos lugares de la imprenta, los linotipos (las tipografías), la prensa (de la cual sólo quedaba una para sacar muestras), el espacio donde había estado la encuadernación y entonces comenzamos a resignificar el espacio, otorgándole a cada lugar de la antigua imprenta un área para cada trabajo artístico. Así donde había estado la sala de encuadernación ubicamos el teatro, donde una vez fue la sala de máquinas ubicamos el lugar de las artes plásticas, donde estuvo la antigua oficina hay hoy un laboratorio de fotografía, y una salita de exposición en el hall de entrada. La biblioteca que rearmamos arriba fue un rejunte de los libros que había acá más otros que fuimos trayendo. Los libros que habían acá eran muchos, pero estaban descuidados. Estaba como una clásica casa de aquí del Abasto, con todo por descubrir.
Una vez que estuvimos medianamente instalados y trabajando llegó Pablo, el hijo de Juan Andralis, de Japón, de un templo de budismo zen, y vio con la energía con la que estuvimos trabajando y nos felicita, considera que esto era como una continuación de la obra de su padre. Así se integra al proyecto. Ahí comenzamos a trabajar con mucha más fuerza sabiendo que teníamos el aval del dueño legal. Fue una concesión del, cómo diría Breton, azar objetivo, lo que tiene que ver con un encuentro azaroso que está como predestinado, como que le da continuidad.
FL: Hay una magia, una búsqueda. Esto trasciende el espacio físico. Estamos encontrando nuevos espacios, sin descuidar éste.
FZ: Tenemos contacto con organizaciones similares en otros países, Chile, Colombia, porque nuestra tarea no tiene fronteras. Además probamos nuevas formas: queremos trabajar con video y también con gráfica e Internet y por eso estamos equipando un cuarto con algunas cosas con ese fin. Una de las ideas de Etcétera siempre fue la integración generacional, así de esa manera los artistas de diversas generaciones pueden trabajar en conjunto, renovar eso, ir empujando una generación a la otra. Así comenzamos a buscar a los artistas que habían pasado por acá y gente del Di Tella también y los fuimos encontrando, y así se nos fue clarificando la tarea, las distintas vertientes. Así también se integró Pablo Zukerfeld como director del grupo de teatro.

¿El grupo de teatro se llama Etcétera?
FZ: No, cuando se construye la sala de teatro se constituye también un subgrupo que se llama Salto al Vacío, y es la compañía con la que estamos presentando Playback, obra con la cual nos invitaron a Italia.

Cuéntenme del viaje
FZ: El viaje a Italia fue un reencuentro, nos invitó una gente que vivía acá y editaban una revista de teatro que se llama Cultura, y hacían teatro y vivían en común. Ellos se fueron exiliados a Italia y cuando vinieron de visita nos reencontramos, les gustó la obra y luego nos invitaron, concretamente a un festival de derechos humanos. Lo que más les impresionó a esta compañía es el hecho que en el lugar donde se habían encuadernado sus libros hoy estaba las sala. Vieron las butacas, el escenario, las luces ¡no lo podían creer! Las butacas fueron una vez del IFT, pero fue una donación de Pocho Micher de Fray Mocho [Ecuador 380]. [Ahora, por reformas, la obra, Playback, se está presentando en Cabrera 3653, mismo horario, sábados 21 hs.]
Adentro de este lugar comenzamos a trabajar como en un laboratorio para sacar cosas y para investigar entre los mismos artistas, cada uno en su área, pero también buscamos una fusión entre el teatro, la poesía, la plástica, la música. Paralelamente comenzamos a trabajar con H.I.J.O.S. en los escraches, en los primeros escraches. Acercando el arte como herramienta para la lucha, para denunciar dónde viven los genocidas en cada barrio. Haciendo obras de teatros breves en las puertas de sus casas, haciendo señalizaciones –como de tránsito- que advierten sobre la cercanía a un genocida. Esto en combinación con otros grupos. Unos hicieron un mapa escrachando a unos cuantos...
FL: En realidad en las manifestaciones por los derechos humanos había como un espacio vacío para el arte en esta última década, vimos ese espacio y lo utilizamos. Es una denuncia diferente.

¿Tienen alguna anécdota a algún dato para aportar sobre la imprenta de Andralis?
FZ: Era una imprenta muy artesanal, donde se cuidaba mucho el tema del papel, de la impresión. Era muy original el papel que usaba, el reciclado marroncito, que hoy ya se usa mucho y en aquel momento era clásico de Argonauta. Y también era novedoso con el diseño.
Una de las cosas que pasaban acá eran las simultáneas de ajedrez. Andralis era fanático del ajedrez, y dicen que jugaba muy bien. Era socio de Torre Blanca [Bustamante 587] y tenía trofeos. Quedaron muchos libros de ajedrez. Cuentan que trabajando de repente «pintaba» una partida de ajedrez y ¡apagaban las máquinas y se ponían todos a jugar!

Adán Mendoza y Rafael Sabini

Revista El Abasto n° 33, abril 2002.

 
 

 
 
 

 

 

 

 

 

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