En los
´60 se presagiaba
el fin del arte, no obstante
continúa vivo y a
simple vista más
libre que nunca, pero con
un objetivo impreciso. En
un país devastado,
plagado de corrupción
y dependiente como la Argentina
de hoy: ¿qué
sentido tiene el arte?
Miguel Dávila
En
el año 1960, cuando
Romero Brest estaba de director
del Museo Nacional de Bellas
Artes en su última
etapa –museo que levantó
bien, era un buen director-
luego apareció el
Instituto Di Tella, del
cual él fue uno de
los creadores, en el cual
se hicieron muchas experiencias,
algunas podríamos
calificarlas como positivas
generando un movimiento
importante. En algunos casos
también, como siempre
ocurre, con equivocaciones,
pero a grandes rasgos fue
una experiencia positiva.
Él determinó
que la pintura había
muerto. Yo tuve la posibilidad
de conocerlo bastante a
Romero Brest y más
tarde personalmente, he
estado con él incluso
en sus charlas, sobre todo
en una sociedad que se llamaba
Ver y Estimar. Bueno, él
larga la noticia de que
la pintura había
muerto porque evidentemente
quería algún
tipo de innovación,
esto generó críticas
en todo sentido, algunos
se adhirieron, evidentemente
no eran artistas, o no eran
pintores, tomaron eso como
una bandera cóm-oda.
Los artistas seguimos pin-tando.
La pintura posee distintos
matices, ahora abría
que hablar de las artes
visuales, por-que a partir
del arte conceptual se han
generado distintas ideas
entre los pin-tores, hasta
la fotografía por
ejemplo. El hecho de que
la fotografía haya
tomado un rol importante
no implica que las artes
plásticas no siga
vigente.
Revista
El Abasto n° 38, septiembre
2002.