Lavalle 3201
Juan Carlos
Risuleo relata: “Mi
padre llegó de Italia
a la Argentina el 27 de
septiembre de 1927. El primero
de octubre, al cuarto día,
estando acá empezó
a trabajar; en Lavalle 3183,
en lo que era la peluquería
de don Carmelo Carusso.
Y trabajó 18 años
ahí, hasta que puso
su propio negocio enfrente,
en Lavalle 3214 en la misma
manzana donde hoy está
el Coto. En aquel entonces
eso era propiedad del Abasto.
Ahí estuvo hasta
el año ´51,
ese año se mudó
a esta esquina en Lavalle
3201 hasta que se murió,
justamente cuando cerró
el mercado, él murió
al mes que se fue el mercado.
Y acá se inició
con el tema del maduradero
de banana. Primero tenía
un socio, luego se separaron,
mi cuñado y yo empezamos
en el ´56 y entre
los tres trabajamos hasta
que se fue el Mercado. La
última factura la
sacamos el 13 de septiembre
del ´84. Nosotros
no quisimos ir al Mercado
Central, como efectivamente
no fuimos. Siempre madurando
bananas, teníamos
clientes repetitivos, gente
que venía al mercado,
acá nos conoce todo
el mundo.
Hasta ahora estuve relacionado
con el Mercado Central.
Seguíamos madurando
pero no nos permitían
vender acá. En el
año ´89 cuando
vi que todo se venía
barranca abajo decidí
apartarme totalmente del
tema de la fruta. Decidimos
alquilar los locales y este
local de la esquina –porque
la propiedad es nuestra
hasta el 3211- quedó
cerrado desde el ´84
hasta el año 2000.
Dieciséis años
cerrado. En el 2000 mi hijo,
Juan José, abrió
la librería y yo
lo ayudo con lo que puedo.
Los peores momentos fueron
en la época de los
cincuenta, ´52 y ´53,
cuando estaba la Ley contra
el Agio y la Especulación.
Te llevaban a Devoto a un
pabellón exclusivo
para infractores de esa
ley. Muchos del mercado
fueron detenidos. Todos
los feriantes tenían
que buscar, todas las noches,
principalmente los días
jueves, las listas de precios
de todas las verduritas
y las frutitas para al día
siguiente exponerlos en
el puesto para que no los
llevaran presos. Fueron
años complicados.
Después vinieron
años bastante buenos,
del ´56 al ´67
fueron años que este
rubro fue para adelante.
Así Argentina llegó
a ser el tercer productor
mundial de cítricos.
Llegamos a tener fruteros
que exportando a Europa
llegaron a comprarse sus
propios barcos. Después,
estuvimos sin pena ni gloria
hasta al año ´72
que en mi modesta opinión
es el último año
normal que hubo en este
gremio y de allá
para acá fue todo
barranca abajo: cada vez
peor.
R.S.
Revista El Abasto, n°
39, octubre 2002.