Las violetas
El edificio
de la esquina de las avenidas
Rivadavia y Medrano, ostenta
una arquitectura y una decoración
de una esplendidez poco
vista y digna de cualquier
gran ciudad europea. Allí
se encuentra la confitería
“Las Violetas”,
cuya historia se remonta
a 1884, año de su
inauguración.
Esa tradicional esquina
formaba parte de la quinta
adquirida en el año
1839 por don Julián
de Almagro, de quien el
barrio tomó su nombre.
“El estable-cimiento
estuvo cerrado un año
y la restauración
demandó once meses
más. Estaba lleno
de ratas, comenta sonriente
Ramón, el atento
encargado del salón,
cuyos recuerdos del lugar
-lamentablemente- no van
más allá del
19 de julio de 2001, precisamente
la fecha de su reinauguración.
Una imaginativa lista de
los personajes que pudieron
haber pasado por allí
sería imposible,
pero si pensamos que en
el barrio vivieron, entre
tantos otros: Luis Arata,
Alfonsina Storni, José
Betinoti, Osvaldo Pugliese,
Sebastián Piana,
Antonio Sassone y el doctor
Juan B. Justo, entonces
no es muy delirante pensar
que alguna vez repasaron
su libreto teatral, escribieron
poemas, imaginaron una melodía
o hicieron algún
boceto mientras tomaban
un café en “Las
Violetas”. Hoy, por
obra del reciclaje y del
empeño de los socios
que se unieron para proteger
este patrimonio y proyectar
su larga y fecunda trayectoria,
“Las Violetas”
está más resplandeciente
que nunca y observando la
nutrida concurrencia parecería
-y también lo deseamos-
que las cosas van bien.
P.C.
Revista El Abasto, n°
39, octubre 2002.