Cambios
Pareciera
vislumbrarse allá
atrás, muy detrás
del horizonte, una lucesita
nueva. Una señal
de esperanza a un país
mejor, más justo,
más participativo,
más solidario y subido
a otro tren que no necesariamente
se llama progreso. Aunque
éste respaldó
hegemónicamente ideologías
tan dispares como el positivismo,
liberalismo, o el marxismo,
pareciera que hoy, a la
luz de esta realidad nos
vemos obligados a pensar
en otras posibilidades.
Tal vez haya llegado el
momento de descubrir que
el copiar -o mejor dicho
no cumplir con los mandatos
de otros- no es lo que nos
conviene.
Tal vez haya llegado la
hora de entender que la
felicidad no se compra con
dinero y que el camino de
la vida está compuesto
de muchísimas alternativas.
Hoy vemos como grandes empresarios
huyen debiendo dinero por
todos lados, tomando los
obreros el control de su
fuente de trabajo para poder
seguir llevando unos mangos
a su casa, creando así
cooperativas; en las asambleas
proponen otras formas de
estructura social. Se busca
comida más sana,
aunque lamentablemente el
mango decide, porque aún
lo que debería ser
más económico
(sin aditivos, químicos,
colorantes, etcétera)
suele ser lo más
caro. Los pequeños
medios periodísticos
comienzan a ser más
importantes que nunca porque
como dice un grafitti callejero
sobre los multimedios: “nos
mean de arriba y dicen que
llueve”. A los corruptos
pareciera que no los apoya
más nadie. Los poderes
injustos se cuestionan.
La gente quiere un cambio.
Que se vayan todos. También
se vislumbra más
solidaridad por la calle,
las plazas se llenan de
gente por el simple hecho
de ir. Tal vez, pese a que
entre todos estamos bancando
esta crisis económica,
también estamos conquistando
otra noción de lo
que implica la palabra democracia.
Ojalá estemos cambiando,
forjando un país
más justo y solidario.
el editor
Historia viva
Este número
intenta delinear la historia
-mediante lo que no incluyen
los libros de historia,
el boca a boca- de los comercios
“antiguos” del
barrio. Como “antiguos”
definimos los que están
de antes del ´73,
porque consideramos que
el país sufrió
un gran cambio a partir
de esos años. La
calle pasó de ser
un espacio público
utilizado por todos a ser
un espacio, si bien público,
de nadie; tierra de nadie.
Si antes el dinero se invertía
más en la vida social,
en los cafés y en
disfrutar la vida de una
manera más social,
la elección pasó
a ser más individualista,
donde cada uno encerrado
tras sus rejas consume televisores,
ropa de marcas, automóbiles
y electrodomésticos.
Creemos que hoy, debido
a la crisis se está
provocando un cambio. Si
bien estaría bueno
conservar un buen nivel
de consumo, sería
bueno tener en cuenta su
contracara, encarar por
ejemplo seriamente temas
como la contaminación,
la basura y el reciclaje.
Fabuloso sería volver
a sentirnos parte de un
tejido social que por momentos
parece bastante maltrecho.
En el afán del diálogo
con ustedes, vecinos, lectores,
amigos hemos intentado incorporar
un par de voces más
a esta revista, que pese
a todo cada día mejora.
Y para los comercios “antiguos”,
o interesantes en otro sentido,
que no figuraron en este
número, no se aflijan,
contáctenos que no
son los únicos que
quedaron fuera de este número:
nos interesa su historia,
la historia del barrio,
que en definitiva también
es nuestra historia.
consejo de redacción
P.D. Las notas históricas
fueron realizadas
Pablo Ciliberti (P.C.) y
Rafael Sabini (R.S.)
Revista El Abasto, n°
39, octubre 2002.