¡¡¡Vamos
Don Rolo todavía!!!
Don Rolo
El “comercio”
ubicado en la vereda de
Corrientes al 3900, no es
un gran local con vidrieras
y empleados, es un quiosco
que cuando está abierto
apenas si supera el metro
por metro, pero tiene una
conmovedora historia. El
puesto, con algo de altar
recordatorio, con imágenes
de Gardel, Evita, Perón,
Pugliese, Rufino y la Vírgen
de Luján, parece
estar para la veneración
y el recuerdo. Lo que allí
se exhibe para la venta
son productos que también
son utilizados en ocasiones,
para agasajar a los dioses
propicios: frutas secas,
miel y golosinas. Luis Rodolfo
Ortale “Don Rolo”
es un muchacho de 92 años,
que está allí
hace casi treinta y hoy
nos quiere decir algunas
cosas:
“Nací el veinte
de junio de 1911 en San
Luis y Bermejo, hoy Jean
Jaurès, de pibe vendía
fruta, durazno a cuarenta
el ciento y pavos en tropilla
por la calle, recuerdo la
nevada de 1918 y la pobreza
de los años treinta.
Mi infancia fue triste,
tuve poca escuela, siempre
trabajé. Una alegría
grande fue cuando los conservadores
me dieron un nombramiento
de barrendero, durante diez
años barrí
las calles y después
entré en la Intendencia
con el cargo de ordenanza,
donde le llevaba el correo
a Evita que estaba en el
Concejo Deliberante. Cuando
vino La Libertadora me cesantearon
y cuando volvió Perón
me reincorporaron y allí
estuve hasta el ´76.
Después pedí
un permiso municipal para
trabajar en la calle, mi
puesto es legal, pago religiosamente
los impuestos, pero en 1988
me quisieron desalojar,
por la denuncia de un comerciante
que quería utilizar
mi lugar para exhibir su
mercadería, pero
gracias al comisario de
la 9na y a los vecinos del
barrio que se reunieron
espontáneamente,
el desalojo fue impedido.
En el festival de despedida
a Gardel, en el teatro El
Nacional allá por
el ´30 y tanto, lo
esperé a la salida
y pude tocarle la espalda
a Carlitos. Pugliese conversaba
conmigo cuando vivía
acá cerquita. Soy
muy popular y querido. Me
casé en el ´38
con Yolanda, mi compañera
de toda la vida, un gran
mujer que me permite ir
–todavía hoy-
a las milongas. Tengo dos
hijos, seis nietos y seis
bisnietos. En un concurso
de “grandes valores
del tango” gané
el primer premio cantando
“La última”,
me dieron treinta pesos
y bailé con Silvia
Süller. Un amigo me
dedicó unos versos
que terminan así:
Es un patriarca, diría,
Es Abasto y es Corrientes,
Gran hincha de Independiente,
¡¡¡Vamos
Don Rolo todavía!!!
Si yo dejo esto me muero.
¡Ah! Y a la muchachada,
que tenga fe, que las malas
siempre pasaron. ¡Chau!”
P.C.
Revista El Abasto, n°43,
marzo 2003.