Una funeraria
que nunca muere...
Napolitano Hnos.
Salvador Napolitano llegó
de Italia en 1888 y fundó
la empresa que después
de más de cien años
continúa prestando
servicios en Agüero
764. Horacio Ricardo Napolitano,
nieto del fundador y Ernesto
Ragazzoli, el actual gerente,
en una cordial charla, fueron
quienes me aportaron los
datos y detalles que paso
a referir.
“Tuvimos nuestra época
de oro y fue mientras funcionó
el Mercado. Esto puede parecer
extraño, pero toda
la gente que de una u otra
manera estaba relacionada
con el Mercado, solicitaba
nuestros servicios porque
esta empresa siempre fue
muy acreditada en la ciudad
y en el barrio en particular.
Hemos realizado el servicio
a personajes importantes:
Gatica, Julio Sosa, Pichuco,
Rufino, Miguel Abuelo (el
de “Los Abuelos de
la Nada”) y a Razzano,
un prócer de la música
popular argentina.* También
realizamos la inhumación
de la pierna de Karadagian,
porque es obligatorio en
estos casos hacer trámites
en el cementerio, igual
que para un muerto. Por
razones económicas
hace ya bastante tiempo
se opta por la cremación,
se han dejado de lado las
“pompas fúnebres”
y ahora todo es más
sencillo y austero, los
velatorios son cortos y
ya no se usan los cirios,
tarjeteros, vitraux u otros
ornamentos. En nuestras
salas velatorias, que están
sobre Gallo, a veces se
suscitan escenas difíciles
y algunas jocosas. Suele
pasar que algún deudo
apenado se nos acerca impresionado,
y nervioso nos asegura que
“el muerto está
vivo” y exige pericia
médica, pero cuando
se entera que la solicitada
cuesta cincuenta pesos cesa
completamente en su intención.”
Luego Horacio y Ernesto
me hacen conocer todo el
“muestrario”
de ataúdes, y quedo
sorprendido por la gran
variedad de cajones expuestos.
Desde el más sencillo
hasta el cofre más
suntuoso. Es que aún
después de muerto
el hombre necesita marcar
un nivel. Al retirarme pido
una tarjeta de la empresa
donde leo: Napolitano Hnos.
S. A. “más
de cien años acompa-ñándolo”
y descuento que seguramente
será por muchos años
más; la materia prima
que necesita la empresa
para funcionar está
asegurada por toda la eternidad.
P.C.
* N. del E.: siendo urguayo.
Revista El Abasto, n°43,
marzo 2003.