Plaza Almagro
Muy cerca
de la Plaza Almagro, sobre
Bulnes, refugiados en la
entrada de una fábrica
de tapizados, conviven cinco
personas que forman una
“familia” a
pesar de que no los une
ningún vínculo
familiar. El primero en
hablar es Ramón:
“Yo
quedé sin trabajo,
me separé de la familia
para no ser una carga y
ahora vivo en la calle.
Trabajé en la construcción,
soy maestro mayor de obras
y gasista. También,
me desempeñé
en la custodia privada pero
eso de andar con armas no
me gustó. Estábamos
en la plaza pero la policía
nos sacó. Parece
ser que los vecinos se quejaron.
Yo pido trabajo o que alguna
institución nos ayude.”
Luego,
Guillermo cuenta que hace
tres años quedó
sin trabajo, que por esa
causa perdió a la
familia, que es pintor pero
que pasado los cuarenta
años nadie te llama
y con un poco de bronca
dice que vinieron de “Buenos
Aires Presente, que depende
del Gobierno de la Ciudad,
nos tomaron los datos personales,
nos hicieron firmar una
planilla, nos prometieron
ayuda, pero nunca volvieron
y no recibimos ni siquiera
una frazada y lo que más
bronca me da es que no puedo
ir a la plaza y tomar sol
porque la policía
me echa”.
La historia de Claudio es
la más dramática.
“Hace
veintitrés años
que estoy en la calle, a
los quince me tuve que ir
de mi casa, anduve por todas
partes y pasé hambre
y miseria. A los diecisiete
me casé y fui papá.
Estando
yo internado en el hospital
y mi mujer trabajando, robaron
a mi pequeña hija
del hotel donde nos alojábamos,
nadie vio nada y yo nunca
pude recuperarla, esto fue
en la época de los
milicos. Alguna vez fui
un buen vendedor ambulante
y si me ofrecieran
algún laburo yo lo
agarro, quiero salir de
esta situación.
A
los dos que estaban durmiendo
plácidamente, evadidos
momentáneamente de
esa triste situación,
no los quise molestar, pero
creo que sus historias deben
ser similares y que todos
son, en definitiva, víctimas
de la devastadora “Revolución
Productiva”.
P.C.
Revista El Abasto, n°
56, mayo 2004.