Avda Corrientes al 4000
Avenida
Corrientes al 4000, en la
vereda del Banco de la Provincia
de Buenos Aires, un recoveco
hecho en la construcción,
convertido en vivienda,
brinda refugio a una señora
de edad indefinida, pero
que evidentemente muestra
en su rostro la huella de
los años.
Cajas
y algunas bolsas conteniendo
cosas, un colchón
y mantas y un mate preparado
para la mateada, son todas
sus pertenencias.
En
una tarde destemplada de
abril a las 14 horas, me
arrimo y trato de hablar
con Nélida, así
se llama, estaba en ese
momento ensimismada en sus
pensamientos y evidentemente
mi presencia la sobresaltó.
Fue muy poco lo que pude
saber de ella y su historia,
apenas algunas frases balbuceantes
y dichas con cierta dificultad:
“No
sé cuánto
tiempo hace que estoy aquí”.
“Mi madre murió,
también, mis hermanos
y yo me quedé sola”.
“La gente me ayuda
y puedo desayunarme y comer”.
“A veces por la noche
siento miedo”. “El
Banco me acepta y no me
hace problema”.
Apenas
eso y algunas cosas incomprensibles
es lo que me dijo esta mujer
que, a pesar de su triste
situación, no mostró
en ningún momento
resentimiento o disgusto
por su condición
de marginada.
A
pocos metros de allí,
cruzando la avenida, se
levanta un monumental templo
que ofrece a todos los transeúntes
que pasan por el lugar un
periódico donde en
la tapa se puede leer el
siguiente ofrecimiento:
¡Basta de estar sufriendo!
P.C.
Revista El Abasto, n°
56, mayo 2004.