El tango,
¿una expresión
políticamente correcta?
Después
de cuatro años sin
cacerolazos ni sobresaltos
políticos, los argentinos
nos reunimos nuevamente
a elegir democráticamente
a nuestro próximo
presidente.
En el
siglo XXI la política
argentina es más
cambalache que nunca, atrás
quedaron esos tiempos en
los cuales sólo se
votaba por un candidato
entre dos o tres partidos
políticos. Este octubre
tuvimos 14 listas para elegir,
entre las cuales se pudieron
encontrar varias que forman
parte de algún partido
desmembrado del pasado,
otras que resurgen después
de un largo letargo político,
y los pocos de siempre que
tienen la esperanza de ganar
algún voto.
El
tango no es ajeno a la política,
algunos de sus principales
representantes estuvieron
vinculados a ella de alguna
manera.
Es más que conocida
la relación de Osvaldo
Pugliese y el Partido Comunista.
Cada vez que al iniciar
una función se encontraba
un clavel rojo sobre el
piano, era porque Pugliese
había escapado, ya
que era perseguido por su
ideología política.
En forma de homenaje, la
tapa de un disco reciente
que contiene sus tangos
mas conocidos tiene una
foto de su piano con una
flor colorada.
La
ferviente “marcha
peronista”, está
entonada en su grabación
original por Hugo del Carril,
quien tenía una marcada
inclinación hacia
el movimiento de Juan Domingo
Perón. Su elección
política le causó
problemas cuando la Revolución
Libertadora se hizo presente.
Del Carril no tuvo otra
opción que irse a
México, ya que aquí
no podía llevar adelante
su carrera de cantante,
actor y director de cine.
Pero Hugo del Carril no
fue el único peronista
reconocido. Por su parte,
Discépolo fue un
intimo amigo de Evita, dicen
que era el único
que lograba hacerla sonreír
tan naturalmente, que hasta
Tania se ponía celosa.
El
Zorzal Criollo tuvo sus
comienzos artísticos
en centros de participación
radicales. Muchos saben
que tenía relación
con el partido Conservador,
pero por conveniencia económica
también cantó
en comités radicales.
Cuentan los Barsky en una
biografía reciente
de Gardel que existen testimonios
de que éste cantó
en honor a Palacios cuando
ganó su banca de
diputado. De todos modos,
Carlitos sólo era
adepto a los caudillos autonomistas.
La Unión Cívica
tiene su propio tango, no
lleva letra. Fue escrito
por Domingo Santa Cruz,
y dedicado a Manuel Aparicio,
quien fuera un caudillo
mitrista dirigente de un
comité en el barrio
de Abasto. El barrio vivía
en torno a la política,
a principios del siglo XX,
el comité era el
centro social para los hombres.
Todos
y cada uno de estos personajes
fue fiel a sus convicciones
políticas, las cuales
los llevaron al exilio,
al regreso, al fracaso o
al éxito.
Catalina
Cabana
[email protected]
Revista
El Abasto, n° 93, noviembre,
2007.