Ojalá
la continuidad mejore las
cosas
Por
primera vez en la Argentina
se ha elegido una mujer
para el cargo de presidenta.
Eso es inédito, y
aún más llamativo
es que su principal rival
fuera otra mujer. También
vuelve a quedar demostrado
que el peronismo, en sus
múltiples, y hasta
opuestas variantes, es la
corriente política
con mayor apoyo popular.
En la Capital, al igual
que en otros grandes centros
urbanos, ganó Elisa
Carrió, por fin claramente
volcada hacia la derecha.
Y enseguida salió
Alberto Fernández
a decir que los porteños
no saben votar y que el
comportamiento es el de
isleños con respecto
al resto del país.
Mirando los números
a grandes rasgos pareciera
ser así. Pero,
también se puede
interpretar que el porteño
busca siempre fortalecer
una oposición, y
en ese caso se podría
decir que sí sabe
votar, y muy bien. Así
se le puede dar la razón
a Aníbal Ibarra cuando
dice que acá nadie
tiene el “voto comprado”.
Porque es llamativo como
el PRO arrasó acá
hace apenas unos meses en
la elección a jefe
de gobierno instalando a
Mauricio Macri en el cargo
más alto, mientras
a su candidato nacional,
Ricardo López Murphy,
le fue tan mal. También
es interesante notar que
una fuerza que cuenta con
apenas tres meses ya se
instaló y puede dar
que hablar, me refiero al
partido Proyecto Sur, dirigido
por el cineasta Pino Solanas.
Por
un lado me alegro de que
haya una continuidad de
gobierno porque hay cierta
tendencia a que los que
siguen no respeten los logros
o proyectos encaminados,
cambiando así no
solamente el rumbo político
del país, sino frenando
proyectos constructivos
sólo por oponerse.
Además opino que
uno debería reconocerle
ciertos logros al gobierno
“K” en cuanto
a, por ejemplo, haber estabilizado
un poco al país luego
de la gran crisis que quebró
la convertibilidad entonces
reinante; y en su encaminada
política de derechos
humanos como para de una
vez por todas buscar esclarecer
y castigar a los responsables
de los crímenes cometidos
durante la última
dictadura militar: tanto
a los guerrilleros que ajusticiaron
y cometieron crímenes,
como a los que tuvieron
todo el aparato del estado
detrás suyo permitiéndole
desatar toda su perversidad.
También habría
que felicitar al gobierno
“K” por haber
logrado fortalecer su nuevo
partido durante estos años
de gobierno. Y la humildad
predicada por la primera
mandataria, Cristina Fernández,
cuando al hacerse público
su nuevo cargo reconoció
que la gran victoria los
obligaba a una mayor responsabilidad;
porque no hay ninguna oposición
fuerte dentro del congreso
ni del senado.
Pero
la alegría no es
completa si pagamos al FMI
mientras la deuda interna
sigue generando hambre;
mientras las villas miserias
se engrosan porque expulsan
los pobladores rurales al
ampliar los monocultivos,
para colmo transgénicos.
Tampoco si perdemos las
vacas “de pasto”
y ganamos las de feedlot.
Es hora de permitirle a
quien labura la posibilidad
de que su sueldo le alcance
bien, la posibilidad de
adquirir una vivienda digna,
de poder tener cobertura
médica y una buena
educación. Es hora
de ofrecer cañas
de pescar y no solamente
pescados. Es hora de apoyar
a todos aquellos emprendedores
que diariamente encuentran
más trabas que estímulos.
Es hora de hacer lo que
se dice que se quiere hacer:
recuperar lo que se llevaron
y que, supuestamente, era
de todos. Porque si ganó
de lejos es porque ganó
con el voto popular, no
por el de un par de terratenientes
y/o grandes empresarios.
Y esa masa que la votó
hace rato que viene pagando
los platos rotos de una
fiesta en la que ni participó.
Rafael Sabini
Revista El Abasto, n°
93, noviembre, 2007.