Nacido
y criado
Santiago y Milli son una
familia feliz, viven sus
vidas sin grandes sobresaltos,
tienen una hija, Josefina,
que aman y un muy buen pasar
económico. Pero esta
historia feliz pide casi
a gritos una interrupción
para permanecer, y aunque
caiga dentro del esquema
de lo previsible, determinado
por un accidente automovilístico,
es a partir de ese momento
que el último film
de Trapero comienza a tomar
un sentido real y propio
del cine con la profundidad
narrativa a la que el director
nos tiene acostumbrados.
Si
en Mundo Grúa, asistíamos
a una problemática
social inspirada en la vida
de un hombre que trata de
rebuscarse su sustento enfrentándose
a la exclusión y
marginación de un
entorno hostil, en Nacido
y Criado, el director se
corre del conflicto de la
exclusión como eje
central, aunque siempre
presente, para darle paso
a una historia centrada
en poner al descubierto
en la figura de Santiago
el poder del destino, la
realidad, o como gusten
etiquetarlo que evidencia
lo innombrable, aquello
que irrumpe el presente
y que determina el resto
de nuestras vidas.
Trapero
se encarga de develar los
opuestos reales por los
que transita Santiago, sin
saber hasta casi más
de la mitad del film cuales
son los motivos que lo impulsan
a tomar esas decisiones,
tan alejadas de lo que era
su cómoda vida.
Así
como el bienestar de una
casa lujosa en un barrio
paquete de la ciudad de
Buenos se opone a los escenarios
de la modesta casa del sur
de Argentina por los que
transitará Santiago,
otros opuestos se hacen
presentes casi de forma
constante y repetitiva,
reafirmando la diferencia,
tajante y marcada a la que
el personaje se expone en
la búsqueda de querer,
de alguna forma, borrar
su identidad, su pasado,
aunque lógicamente
no pueda lograrlo, porque
un cambio de vida conlleva
no solo un cambio de lugar,
un nuevo entorno y un nuevo
aspecto, sino también
un cambio interno, que el
personaje transita desde
el propio caos que el accidente
causó en su vida,
donde el pasado que quiere
borrar se encarna en su
presente y lo acorrala hasta
enfrentarlo. Un film que
no sólo se sostiene
desde el argumento que mantiene
al espectador expectante,
creando suspenso a partir
del punto de vista de Santiago,
sino que además cuenta
con una fotografía
y banda sonora (a cargo
de Palo Pandolfo) que crea
atmósferas sin perder,
sin embargo, protagonismo.
Una vez más, Trapero,
se vuelve altamente recomendable.
Lorena
Rueda
[email protected]
Año: 2006. Nacionalidad:
Argentina, Gran Bretaña
e Italia. Dirección:
Pablo Trapero. Producción:
Matanza Cine. Guión:
Pablo Trapero y Mario Rulloni.
Fotografía: Guillermo
Nieto. Música: Palo
Pandolfo. Protagonistas:
Guillermo Pfening, Martina
Guzmán, Federico
Esquerro, Tomás Lipán,
Nilda Raggi, Victoria Vescio.
Revista El Abasto, n°
94, diciembre, 2007.