El
tano que marcó la
inflexión del rock
nacional
El
22 de diciembre del ´87
falleció Luca Prodan
como resultado de los excesos
de alcohol, en su habitación
de la casa de la calle Alsina,
a la vuelta de la Plaza
de Mayo. Por esta razón
durante este año,
y más puntualmente
este mes, se están
generando una serie de acontecimientos
que lo tienen como protagonista.
Desde documentales, como
la de Rodrigo Espina -que
se estrenó recientemente
en el Roxy y seguirá
de gira- y la de Dani Lazlo
(de la cual el investigador,
Juan Manuel Buzzalino, tomó
contacto con nosotros buscando
información. La productora
es Paola Rombola y lo hacen
para EBTV), hasta legisladores
porteños (Rubén
Devoto y Diego Kravetz)
que presentaron un proyecto
de ley para denominar a
una plazoleta, de Oro y
Uriarte en Palermo, con
el nombre de nuestro mítico
cantante. Y como si fuera
poco, también estuvo
“la unión”
de Sumo cuyos integrantes
volvieron a tocar juntos
en Quilmes Rock 2007. Los
medios no pueden dejar de
conmemorar la muerte de
Luca Prodan, porque es innegable
que el “Pelado”
fue el más fuerte
exponente en la revolución
musical que vivió
el país luego de
años de oscuridad.
Pero
vayamos a las raíces
para entender que era un
artista cosmopolita. Su
padre Mario que vivió
mucho en Italia era de sangre
turca, pero nacido en Austria,
y si bien había estudiado
en Escocia, se mudó
a China a los 18 años,
un poco harto de todo, donde
con el tiempo fundó
una empresa rentable. En
Pekín conoció
a Cecilia, hija de un escocés,
y allí se casaron
y tuvieron a Michela y a
Claudia. Durante la Segunda
Guerra Mundial cuando el
Ejército Imperial
Japonés invadió
el norte de China fueron
encerrados como otros ciudadanos
de origen europeo en un
campo de concentración.
Después de la guerra,
y sin nada, fueron a Roma
y Mario logró -con
la reputación de
máximo experto en
arte chino de toda Italia-
amasar una nueva fortuna.
La familia tuvo siempre
relación con el cine.
Mario había sido
buscado por Fellini para
que produjera La strada
(1954). Incluso le habló
a Anthony Quinn para convencerlo,
pero ya no quería
volver a fracasar en ese
rubro. Luca de niño
había participado
como extra en el rodaje
de Cleopatra con
Elizabeth Taylor. Acá
participó en El día
en que reventaron la lámparas
que fue un cortometraje
dirigido por Espina y protagonizado
por Luca Prodan que se exhibió
en los ´80 en el Parakultural.
Andrea
Prodan, su hermano que además
de músico es actor
-a quien tuvimos el honor
de entrevistar para el número
de diciembre pasado- nos
contó que Luca le
decía “Yo quería
ser actor, vos que sos el
músico ¿qué
estás haciendo actuando?”
Su
banda que más éxito
tuvo y quien, aunque al
final a los tumbos, la acompañó
hasta su muerte fue Sumo
que había nacido
en Traslasierra, Córdoba,
en 1981, en las postrimerías
del último proceso
militar. Luca venía
escapando de los excesos
que venía curtiendo
en Londres.
Pero,
vayamos por partes. Un argentino
de familia escocesa, Timmy
MacKern, fue compañero
de Luca en Gordonstoun,
el colegio donde Luca aprendió
a tocar la guitarra. Al
tiempo los dos amigos convivieron
en Londres, en pleno despertar
roquero de ambos. Timmy
volvió a la Argentina
a mediados de los ´70
por la muerte de su padre
y pronto se casó
con Inés, la hermana
de Germán Daffunchio
que era marino mercante.
Mientras Luca curtía
una vorágine de sexo,
drogas y rock & roll,
o en su caso más
bien punk. Y en esa época
comenzó con las drogas
más pesadas, como
la heroína. También
tenía una banda que
se llamaba Nuclear Heads.
A los veinticinco, con el
hígado a la miseria,
tiene un coma hepático.
En el ´77 muere su
hermana Claudia en lo que
pareció ser un suicidio
pactado con su novio a raíz
de una sobredosis. Eso colmó
el vaso y Luca necesitaba
un escape. Una fotografía
del campo de su amigo en
Traslasierra, que le mostró
la madre de Timmy fue lo
que motivó su retirada.
Con la aprobación
de su amigo viene y afronta
los síntomas de abstinencia.
Y pronto agarró una
guitarra criolla aunque
intentó vida de estanciero.
Ya zapando con el cuñado
de Timmy, Germán,
le escribía a su
amiga baterista Stephanie
que se venga para formar
una banda. Se sumó
Alejandro Sokol. Luca viaja
a Londres, vende su departamento,
compra instrumentos y trae
a su amiga baterista. Sumo
se había formado.
Al estallar la Guerra de
Malvinas, Stephanie volvió
a Gran Bretaña y
Sokol pasó a tocar
la batería. Diego
Arnedo, un vecino, se incorporó
en el bajo.
En
la revista Leyendas
hay una cita a Luca donde
cuenta que “pensaba
comprar tierras y hacerme
estanciero, volver a la
naturaleza, pero me aburrí.
Soy una rata de ciudad”.
Y vinieron a Buenos Aires,
instalándose primero
en Hurlingham donde, paralelamente
y por puro placer, Luca
pronto tendrá un
par de bandas más:
Hurlingham Reggae Band y
Sumito. Pronto Luca se fue
arrimando más al
centro de la ciudad. Vivió
años en un edificio
del Abasto, parando en lo
de una novia, concretamente
en Gallo 492. La última
residencia de Luca fue la
de la calle Alsina, que
era una antigua casa que
compartía con otros.
Se
incorporaron Troglio, Mollo
y Pettinato que era un periodista
admirador de la banda. Con
el tiempo el descontrol
rockero -que Luca personificaba
más que nadie- hizo
que Sokol se retirara un
tiempo para zafar de los
excesos, igual que Daffunchio
que luego volvió.
Para ese entonces editaban
al menos una placa anual
y además hubo más
de un par de ediciones póstumas.
Discografía completa:
Corpiños en la
madrugada (cassette
independiente), Divididos
por la Felicidad (1985),
Llegando los monos (1986),
Sumo en Obras (1986),
After chabón
(1987). Y los póstumos:
Fiebre (1989),
The Collection
(1991), Grandes éxitos
(1991), Corpiños
de la madrugada (1992)
y Fuck You (1995).
¿Qué
fue lo más original
que Luca le brindó
al rock nacional? Principalmente
nuevos ritmos que en Europa
se escuchaban pero que acá
aún no habían
llegado. Me refiero principalmente
al reggae, pero también
al funk, al punk, y artistas
como Lou Reed, Jim Morrison,
Bob Marley, que, a través
de Luca, se fueron acercando
al oído del público
argentino. De algún
modo tenía la idea
de que lo que había
pegado en Europa necesariamente
iba a funcionar acá.
Y él fue un puente.
Además Luca era un
gran artista del escenario.
Vivía el escenario
fascinando a los espectadores
con su gran despliegue carismático
e histriónico. No
es en nada exagerado notar
que Luca Prodan marcó
un punto de inflexión
para el rock nacional.
Luca
era un tipo excéntrico,
libre, un creador,
lamentablemente autodestructivo.
Tenía una pinta agresiva,
pero era sólo de
apariencia. En su última
entrevista (realizada por
un joven, Néstor
Nardella, para su radio
local en Mendoza donde no
fue publicada porque el
entrevistado tenía
un aire muy “dark”)
publicada recién
a veinte años de
su muerte, dice Luca: “Me
gustan las sociedades donde
es aceptado el excéntrico,
o el que piensa distinto,
obviamente sin una ametralladora
en la mano, o una bomba
bajo el auto de un general.
Eso es asqueroso, como el
tema de los desaparecidos.
A mí solamente me
gustaría que la gente
se respete uno al otro.”
Y demuestra tener conciencia
de la realidad argentina
cuando Nardella le pregunta
sobre la Obediencia Debida:
“Para mí tendrían
que ir todos al paredón
[los militares, como los
nazis]. Si querés
ser militar que te la banques,
loco. Yo deserté
[dos veces] del [servicio]
militar en Italia”.
Rebeldía que le costó
cárcel.
En una pared
del barrio de Pocitos, Montevideo,
Uruguay.
Respecto
de su adicción por
el alcohol vemos en la revista
Leyendas una cita:
“El argentino es un
tipo raro. Entonces empecé
a tomar, algo que antes
no hacía. Actualmente
tomo un poco de ginebra,
como para poner algodones
a mi alrededor”.
Había
tenido un viaje de LSD con
exceso de droga por error.
Luego de esa experiencia
donde sostiene que vio “la
luz blanca” y que
de ahí en más
todo lo comenzó a
ver de otra manera.
Pero
volvamos a Sumo y como canalizaron
la inquietud musical sus
sobrevivientes. Hoy hay
dos grupos muy importantes
que derivaron de aquel:
Divididos (con Arnedo) y
Las Pelotas (con Daffunchio
y Sokol).
En una pared del
barrio del Abasto.
Los
homenajes a Luca van desde
la clásica pintada
“Luca Not Dead”
y enterrar por el pico una
botella de ginebra en su
sepultura en el cementerio
de Avellaneda -cuya mayor
convocatoria se da en el
aniversario de su muerte-
hasta películas,
documentales, discos, publicaciones
y notas. Éste es
nuestro modo de recordarlo.
Luca vive, ¡carajo!
Rafael Sabini
Fuentes: El Abasto
n°7, noviembre 1999.
www.rockandweb.ciudad.com.ar.
El Libro del Abasto,
Julio Tatar, Arnaldo Cunietti
Ferrando, Ed. del Nuevo
Milenio, 1998. El Abasto
n°83, diciembre 2006
(reportaje a Andrea Prodan).
Rolling Stones n°116,
noviembre 2007. Leyendas
n°4, Ed. Magendra, sine
data. E innumerables notas
de diarios y revistas.
Revista El Abasto, n°
94, diciembre, 2007.