Alto,
policía
Todo transcurre en un viejo
galpón de un depósito
de una empresa. Vemos en
un comienzo a dos simples
operarios, aburridos, sumidos
en una densa apatía
esperando la hora de salida.
Para eso, el encargado del
lugar tiene que dignarse
a dejarlos salir para volver
al día siguiente
otra vez a cumplir con la
jornada laboral. Pareciera
ser un rito que se cumple
todos los días. Pero
todo se trastoca cuando
irrumpe violentamente en
el lugar un grupo de policías,
con dos testigos incluidos,
para realizar un allanamiento
en el lugar. Aquí
Testigos asume un modo de
contar su historia, si se
quiere, en tono policial.
El
encargado del depósito
es sospechoso, no se sabe
de qué, y los canas
comienzan a trastocar todo
el orden que imperaba. Esto
da pie a una sucesión
de momentos absurdos pero
los mismos, en un país
como éste, podrían
ser tranquilamente extraídos
de la realidad.
Esta obra de Joaquín
Bonet, responsable total
del proyecto, ya que es
autor, director y productor
de la misma, fue ganadora
del Tercer Premio en el
Concurso Nacional de Dramaturgia
del Instituto Nacional de
Teatro, aprovecha como condición
preponderante a la hora
de narrarnos lo que sucede
la simultaneidad de situaciones.
Los diversos y variados
personajes viven esto que
les sucede en forma diferente,
para algunos sólo
es una simple rutina laboral
mientras que, para otros,
este allanamiento modifica
rotundamente la rutina de
sus vidas en ese momento…
Y todos hacen lo que pueden.
Lo
interesante de esta divertida
e ingeniosa propuesta teatral
es el tono en el que la
misma está narrada.
En un momento dado del espectáculo,
se presentan tres cortes
diferentes de lo que sucedería
en esa misma situación,
los tres con desenlaces
diferentes. Aquí
encontró Bonet el
mayor acierto en esta creación
suya. Sin olvidar el prolijo
acento puesto en los trabajos
de todo el elenco se puede
observar también
como sobrevuela en este
espectáculo la presencia
del amor y de qué
forma este sentimiento es
parte fundamental de la
vida de estos seres, humanizando
así a sus personajes
y logrando, al mismo tiempo,
una fuerte empatía
con el espectador.
En
definitiva, Testigos es
un espectáculo muy
bueno, original y divertido
al que el espectador de
teatro con buen gusto debería
acudir.
Marcelo Saltal
[email protected]
Obra: Testigos.
Autor: Joaquín Bonet.
Elenco: Martín Arias,
Ignacio Arroyo, Héctor
Bordoni, Damián Canduci,
Andrés Ciavaglia,
Germán De Silva,
Gabriel Fernández,
Paula Ituriza, Ignacio Lucero,
Yanina Rabbino y Ezequiel
Rodríguez. Asistencia
de dirección: Julieta
Petruchi. Dirección:
Joaquín Bonet.
Revista El Abasto, n°
94, diciembre, 2007.