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Entrevistamos a Laura Benbenaste, directora de Puerta 18, un centro financiado por la Fundación IRSA, que brinda acceso gratuito a la tecnología a escolares de entre 13 y 18 años

“A igual talento; las mismas oportunidades”

Entrar a Puerta 18 es hoy por hoy complicado. Primero hay una cortina baja y la apertura es pequeña, luego hay que tocar el timbre y un encargado de la seguridad es quien consulta para abrir y luego da el permiso. La directora, Laura Benbenaste, me comenta que dentro de poco esto cambia porque están por poner una puerta blindada en lugar de los vidrios. Una vez adentro el panorama es impactante por la gran cantidad de computadoras último modelo, y otras piezas de tecnología que a mí, que trabajo con computadoras, me deja un leve resabio de (sana) envidia al verlas y saber que lo mío seguirá siendo defenderme con piezas bastante más primitivas y por ende más lentas e incompletas. Si a eso le sumamos que los jóvenes que usan las instalaciones lo hacen sin pagar un peso uno debe comprender que es una propuesta muy original e interesante. Porque jóvenes que no necesariamente tienen acceso privado a la tecnología pueden acceder aquí de modo gratuito y en un régimen bastante libre. Puede permitirles desarrollar una veta que en algún momento les podrá abrir caminos, incluso en lo laboral. Pero eso es a la larga, porque los que frecuentan el lugar son chicos de edad escolar que tienen apenas entre trece y dieciocho años.
   Lo cotidiano es que cuando entran haya una breve introducción a un tema para luego encaminarse por su cuenta. Además en febrero se hacen las presentaciones para inscribirse en alguno de los cursos a seguir. Hablamos con Laura que nos cuenta lo siguiente:
     “Es importante que los chicos puedan venir a la introducción de los cursos para luego reservar los cupos. Los cursos se van a dictar tres horas, una vez por semana, eventualmente vamos a tratar de que sean vespertinos, pero está sujeto a la disponibilidad de los chicos también. Además puede ser que pongamos alguno los sábados a la mañana para los que no puedan en la semana. Pero esto lo veremos según las inscripciones. El cupo máximo de chicos por curso es de veintidós.”

Convenio con la Universidad Tecnológica Nacional
“Hicimos un convenio con la UTN y los profesores son de ahí. Se dan certificados de asistencia. Y cada uno de los cursos tiene tres niveles, pero no son correlativos, si uno hace por ejemplo el primero de Animación, después podés hacer el curso dos de Diseño de Videojuegos. No es que necesariamente tengas que seguir el dos de la disciplina que elegiste. Y también es probable que se amplíe la oferta. Tenemos pensado también hacer Diseño & Indumentaria, Producción Musical, más allá de que puedan hacer todo eso en el espacio de Computer Club House [que es el espacio más libre).”

A continuación le disparo un par de preguntas:
¿Me querés contar un poco cómo se financia esto?
“El programa está financiado por Fundación IRSA, por ahora en un ciento por ciento. La idea es que este programa vaya sumando socios, para que pueda ir creciendo en propuestas y aportes para ir sosteniéndose en el tiempo. Sería muy deseable que otras personas, empresas u organismos puedan apoyar este emprendimiento considerando que tiene valor para los chicos. Está sostenida por Fundación IRSA, pero con la expectativa de que en un futuro no muy lejano otros se sumen, de hecho Microsoft donó las licencias que tienen un valor alto- y seguramente a principios del 2008 estaremos incorporando más soft- y hard-ware. Esperamos contar con apoyo de otras empresas para que los chicos puedan viajar a conferencias regionales que se hace una vez por año, de la red Computer Club House, que funciona en 48 países y que una vez por año hace conferencias regionales para chicos que participan en propuestas parecidas a ésta.”

¿Vos venís de IRSA?
“Yo trabajaba como coordinadora de un proyecto social en otra fundación y la gente de Fundación IRSA me convocó para llevar a delante una iniciativa que aún no estaba ciento por ciento definida. Era una idea, habían tomado contacto con la gente de Computer Club House y les parecía que era interesante trabajar en el barrio con jóvenes y con tecnología.
  “Somos cuatro en el equipo, más la dirección de la fundación. Federico es especialista en educación no-formal, tenía algunos conocimientos en tecnología pero no era su fuerte. Carolina es trabajadora social y tampoco tenía grandes conocimientos en tecnología. Martín sí, es diseñador gráfico, autodidacta, músico, tecnólogo, así como inquieto y se autogenera diferentes aptitudes en relación con la tecnología. Y yo dirigí muchos años proyectos sociales y tampoco tenía mucha relación con la tecnología.   Digamos que la herramienta que elegimos es la tecnología pero podría haber sido otra. La premisa con la que nace el programa es trabajar con jóvenes y con alguna herramienta que les parezca atractiva y significativa. Así aparece la tecnología. No desde la tecnología pensando en qué ofrecer. Como un medio y no como un fin.”

¿Scioli ya no tiene que ver con el inmueble?
[Es lo que fue “La Rosadita del Abasto”]
“No, esto es de IRSA.

¿No hay problema con los objetos o con los programas? ¿No se les desconfiguran las máquinas?
“La idea es usar. Se les da pautas claras. Se dan situaciones de muchos respeto por los objetos y por las personas. Usan las herramientas con libertad. Las cámaras están a su disposición, las computadoras, los micrófonos se usan, digamos se labura en el cuidado. Viste el clima, hay música suave de fondo y cada cual está concentrado en lo suyo. Lo que quieren escuchar una música en particular lo hacen con auriculares. Se generan como pautas de convivencia. Por ejemplo, el que aprende algo nuevo se los transmite a otros. El que termina se corre de la máquina, como para darle el espacio a otro. A mí me pasó ver los chicos en el ámbito escolar y luego verlos acá y cambia. No sé si es la onda o qué, pero por ahora no hay problemas de conducta. Jamás en estos tres meses tuvimos ni que levantar la voz.
“El otro día un chico quería escuchar música y no quedaban auriculares así que le presté los míos. El chico los usó un rato largo y cuando terminó vino y me los devolvió en la mano. Eso demuestra una valoración. El lugar es gratuito y preocupaba eso, por el mito de que lo que es gratis muchas veces no se valora.

¿Por qué “Puerta 18”?
“Es un nombre casi azaroso. El número de la puerta incluye el 18 (Zelaya 3118), y además el programa es hasta los 18 años. Si quedan después de esa edad sería ya como voluntarios o algo así.

Luego Laura siguió profundizando en la idea...
Trabajo por el bienestar social
“Trabajamos con mucha libertad y con mucha conciencia y respeto de trabajo en red, porque no hay programa, ni organización que puede abarcar todas las necesidades de las personas. Por eso trabajamos en relación con el centro de salud, con el CGP, con las organizaciones de base de la red RIOBA, digamos con personas que hacen cosas en el barrio y que complementan y suman lo que uno puede llegar a aportar. De eso se trata, de hacer un barrio más fuerte, con gente más involucrada, más participativa. La idea es aportar, darles un espacio a los pibes para que tengan herramientas para decir cosas y hacerlos protagonistas también de la comunidad. A mí me pasaba al principio que caminaba por el barrio y no veía pibes de esta edad. Como que me costaba, me cuesta, como parte de un fenómeno no sólo barrial sino del país, hay pocos espacios para jóvenes.”

El funcionamiento
“Los chicos que tienen una desempeño destacado en alguna área en particular, como, por ejemplo, dos chicos que trabajan en 3D, notamos que mostraron desde el primer día habilidades: aprenden rápido, le dan significados a las cosas, así que les planteamos a ellos hacer un recorrido específico en herramientas de 3D, si bien pueden sumarse a hacer las otras cosas saben también que tienen como desafío, en su área, que se guardan en sus carpetas. Hay otro que lo está haciendo en Diseño Gráfico. Igual con los músicos [que tienen acceso a toda una isla de edición]. Otra chica está proyectando un video y se orienta a hacer uno del barrio. Cuando descubren algo buscamos plantearles pasos. En un momento del recorrido viene la figura del mentor que es una persona con mucha trayectoria en el tema que viene una vez por mes a seguir ese recorrido. Nosotros los acompañamos en el día a día, pero el mentor sube la apuesta.

Con el foco en la tarea
“Tampoco es que vienen en manada. La mayoría vienen solos. Los que vienen en grupo decantan rápidamente después de la primera vez. Porque no es para todos los pibes. Es un programa que quiere dejar huella en los chicos que pasan por acá. Muchos no encajan. Acá vienen a estar concentrados, laburando. Sabemos que el solo hecho de poner computadoras y prenderlas no es suficiente, como ya han demostrado algunas experiencias fallidas. El GCBA el año, en la gestión anterior, hizo dos cyber para chicos. Eran aguantaderos prácticamente. Acá lo que cambia es la propuesta. No es que se gasta más plata, sino de otro modo. Depende de donde uno pone el foco. Se puede proyectar de otra manera o seguir dando más de lo mismo. Nuestra idea es que a igual talento tengan las mismas oportunidades.”

R.S.

Revista El Abasto, n° 95, enero/febrero, 2008.





 

 
 

 
 
 

 

 

 

 

 

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