“Trabajar
de patovica”
El
control de entrada en las
discotecas y la vigilancia
del orden en su interior
están hoy a cargo
de jóvenes y atléticos
que los asistentes suelen
calificar con el pintoresco
mote de “patovicas”.
Loa antecedentes de esta
frase, que se remonta a
la década de 1950,
son gastronómicos.
En esa época, un
criadero de aves intentó
difundir al consumo de pato
y para ello publicitó
las cualidades de esos animales
que, se decía, estaban
alimentados con leche. El
empresario patentó
el producto con su apellido
y los llamó patos
Vicca. Años después,
al cundir entre nosotros
el físicoculturismo,
a los jóvenes que
exhibían sus torneados
músculos en playas
y piscinas el ingenio popular
los bautizó patovicas,
nombre doblemente acertado
porque la manía de
broncearse al sol los hacía
semejantes a patos al spiedo.
La marca ya no existe, pero
la expresión vuelve
al ruedo, muchas veces a
raíz del exceso de
celo mostrado por los patovicas
que vigilan la entrada de
los lugares bailables. ¿Quién
hubiera imaginado que de
esas aves lactantes surgirían
el nombre y el oficio de
estos guardianes contundentes?
Héctor
Zimmerman
de Tres mil historias
de frases y palabras que
decimos a cada rato,
Editorial Aguilar, Buenos
Aires, 1999.
Revista El Abasto, n°
96, marzo, 2008.