Ni
morir tranquilos
El inquieto Bernardo Cappa
(recordemos que en la actualidad
tiene tres obras suya en
cartel) en sociedad creativa,
en este caso con Martín
Otero, supieron concebir
este espectáculo,
La Funeraria. El modus operandi
para gestarlo fue a través
de los ensayos con los actores,
en una permanente prueba
de ida y vuelta. Iba saliendo
no sólo La Funeraria
como espectáculo
sino también como
texto argumental, en una
suerte de work in progress,
como hoy algunos llaman
a este proceso.
¿Y qué salió
de este trabajo? se preguntarán.
Pues bien, aquí voy
con una muy breve reseña
de lo que sucede en esta
historia: en una localidad
muy pequeña del interior
llega el cuerpo de un tipo
que falleció en unas
circunstancias un tanto
extrañas en el Uruguay.
La funeraria que recibe
este cadáver es una
pobre empresa familiar.
Pero el occiso mide dos
metros y sólo hay
ataúdes para niños,
productos de un mal negocio
que realizó la empresa.
No hay tiempo que perder
y encima hay que ser discretos.
Esto último a pedido
de la familia del finado
los que, por circunstancias
non sanctas, también
quieren desembarazarse de
esta situación con
la mayor celeridad y discreción
posible.
La Funeraria pinta con muchísimo
humor esta característica
tan argenta de tratar de
sacar ventajas todo el tiempo,
de encontrar cualquier excusa,
pretexto, aun para justificar
lo injustificable. En esta
obra, sus creadores, Cappa
y Otero, supieron aprovechar
situaciones de enredos,
malentendidos y confusiones
que pudieran generarse en
un comercio como el que
da nombre al espectáculo
y concibieron esta poderosa
comedia negra la que, por
momentos, es descollante.
Hay una energía tan
viva en este espectáculo,
donde sus personajes están
envueltos en ese mundo de
desesperación y errores
que los corre todo el tiempo,
que me hizo vincular este
clímax con ese espíritu
febril que se suele respirar
en ciertas películas
de Kusturica.
Como argentinos, además,
no nos es extraño,
mal que nos pese, ese maltrato,
esa furiosa violencia que
se suele ejercer sobre los
cuerpos, por estos pagos.
La historia nos señala
más de un caso al
respecto.
La utilización del
espacio en La Funeraria
es más que atinado.
En más de una ocasión,
los personajes están
entre algún mueble
y una pared o puerta o aquellas
situaciones que se desarrollan
sólo sobre un sofá
que está en un ángulo
de la pequeña habitación.
Todo esto ha favorecido
para generar un clima opresivo,
el que, a su vez, contribuye
a la hilaridad que se desprende
de este espectáculo.
No puedo terminar sin antes
dejar de señalar
el excelente uso que se
hace del fuera de campo
y el despliegue actoral
de sus intérpretes.
No se la pierda.
Marcelo
Saltal
[email protected]
Obra: La Funeraria. Elenco:
Fabricio Rotella, Sebastián
Mogordoy, Cristina Blanco,
Fernanda Penas, Clara Pacheco
y Mariano González.
Dramaturgia y Dirección:
Bernardo Cappa y Martín
Otero. Sala: Sportivo Teatral.
Revista El Abasto, n°
97, abril, 2008.