Entrevista
a la artista plástica
Susana Delgado,
autora de obras de varias
tapas nuestras, entre ellas
la de este número.
Inspirada
por el tango
Nuestra
entrevistada -oriunda de
Mendoza aunque radicada
en Buenos Aires hace un
cuarto de siglo- tiene unos
fabulosos grabados con motivos
de tango que han ilustrado
la revista El Abasto
en más de una ocasión.
Ahora está exponiendo
en Pan y Arte, Boedo 878,
junto con un coterráneo
suyo, Martín Moreno.
Aprovecho la ocasión
para cálidamente
recomendar la muestra que
se realiza en un lugar con
excelente comida, también
de mendocinos.
Pero
volvamos a nuestra entrevistada.
Vive en pleno barrio de
Almagro y como su trabajo
diario -el que le da la
tranquilidad económica-
está situado en el
límite del centro
con Balvanera, el Abasto
le resulta un espacio obvio
de paso. Con su trabajo
mantiene una fuerte relación
con su origen, dado que
se trata, nada más
ni nada menos, que de La
Casa de Mendoza, situada
en Callao y Corrientes.
Pero no es por eso que la
buscamos, sino por su obra
plástica que nos
atrae. Sabemos que egresó
como profesora y licenciada
en Artes Plásticas
de la Facultad de Artes
de la Universidad Nacional
de Cuyo, donde se especializó
en Grabado. También
sabemos que ha participado
en numerosas exposiciones
colectivas y grupales; alguna
incluso compartiendo con
nuestro colaborador y amigo
Pablo Ciliberti. Además
ha expuesto de modo colectivo
en el exterior y ha realizado
muestras individuales en
Mendoza, Olavarria, Tandil
y aquí en la Ciudad
de Buenos Aires.
Cuenta
con varios premios, pero
tal vez los más llamativos
sean los cuatro obtenidos
en el Salón Nacional
de Grabado y Dibujo de Buenos
Aires. Museos de la provincia
de Mendoza, de la provincia
de Buenos Aires poseen obras
suyas, además de
colecciones privadas del
país y del exterior.
A
Susana Delgado le interesan
los personajes y los temas
urbanos y en los últimos
años ha realizado
una serie de obras relativas
al tango y sus protagonistas.
Le pregunté si tenía
alumnos y me contestó
que “por ahora no,
tampoco tengo espacio para
tenerlos”, aunque
dubitativamente agregó:
“quizás más
adelante”.
Pero
dejemos que la artista nos
conteste un par de interrogantes.
Contáme sobre
tus estudios de arte y tus
referentes más importantes…
“Estudié Artes
Plásticas en la Facultad
de Artes de la Universidad
Nacional de Cuyo, en Mendoza,
donde me especialicé
en grabado. Mediante dos
préstamos sucesivos
del Fondo Nacional de las
Artes, continué mi
formación en los
talleres de Aída
Carballo, Roberto Páez
y Ernesto Pesce. Posteriormente
con María Inés
Tapia Vera y actualmente
con Leonardo Gotleyb.”
¿Qué
te motiva para seguir produciendo
y exponiendo tu obra?
“Mi motivación
surge de la necesidad de
expresarme a través
de la imagen, siempre me
gustó dibujar y desde
chica me interesé
en la figura humana. Me
interesan los temas urbanos
y sus personajes. Desde
hace varios años
dediqué buena parte
de mi producción
a la temática tanguera,
me resulta muy atractiva
y está profundamente
asociada a la ciudad de
Buenos Aires que elegí
para vivir. Resido en esta
ciudad desde 1983, aunque
un año antes viví
seis meses acá, dedicándome
exclusivamente a recorrer
muestras y asistir a talleres
particulares, gracias al
respaldo del Fondo Nacional
de las Artes y de mis familiares.”
¿El
arte debe ser bello o buscar
transmitir cosas?
“Pienso que el arte
no debe limitarse a lo 'bello',
eso responde a una concepción
pasada, el arte adquirió
una dimensión inédita,
es difícil encasillarlo
o ponerle rótulos,
se han roto todos los límites
al punto que resulta complicado
determinar qué es
arte y qué no. Estoy
fuera de las modas, hago
lo que siento y admiro a
determinados artistas cuya
obra logra conmoverme. Me
inclino a pensar que el
arte debe transmitir algo,
sea conceptos, sentimientos
o sensaciones, pero esto
es muy subjetivo. Sigo admirando
el oficio.”
Para cerrar
elegí unas líneas
que escribió Luis
Scafati en 1993 para el
catálogo de la muestra
“Volver” que
se realizó acá
en Buenos Aires. Líneas
que de algún modo
sintetiza poéticamente
la obra de Delgado: “Los
argentinos estamos hechos
de muchas cosas, sin duda
una de esas sustancias es
el tango. Su música
implica una iconografía
muy particular, que nos
retrata, nos revela paisajes
de nosotros y nuestros sueños.
No debería extrañarnos
que Susana Delgado tome
esto como punto de partida
y lo impregne de todo el
ruido en el que sin saber
estamos inmersos. Y entonces,
en el ascético blanco
y negro sus estampas nos
señalan otra parte
de nosotros que late, ahí,
entre video clips, punks,
yuppies con orejas de Movicom;
danzan en silencio, parejas
de oscuro erotismo, o fuman,
o miran al “troesma”
casi como en una película
muda. Son grabados precisos,
por momentos distantes,
trabajados con meticuloso
candor, no ajenos al comic,
a Win Wenders o a Roberto
Arlt. Estudiados por una
mirada que supo nutrirse
de un Sergio Sergi o una
Aída Carballo.”
Rafael
Sabini
Revista El Abasto, n°
97, abril, 2008.