¿La milonga perdió
sus códigos?
Hace
unos cuantos años,
cuando me inicié
en el mundo milonguero,
lo primero que me dijeron
mis maestros fue: “Cuando
vayas a la milonga, mirá
bien todo y no metas la
pata”. Al principio,
no sabía a qué
se referían con su
advertencia. Así
que un sábado a la
noche, me vestí de
negro, me calcé los
tacos y salí a las
pistas.
Menuda
sorpresa me llevé
en el preciso instante en
el que bajé las escaleras
del lugar, y llegué
a la Milonga. Luces tenues,
mucha gente, mesas y champagne.
Lo primero que pensé
fue: “Qué hago
acá sola?”.
Veía que todos estaban
en pareja o en grupo, y
yo ya me veía planchando
toda la noche. Tenía
que rebuscármela
para que me sacaran a bailar,
para de esa forma mostrarme
un poco y que me siguieran
sacando. La clave estaba
en los zapatos y en la actitud
al caminar. Una mujer sola
debía imponer respeto,
y demostrar que sabía
bailar. Entonces, me busqué
una mesa, y pronto salí
a bailar. A pesar de que
sonara Pugliese o D´Arienzo,
y muriera de ganas de bailar,
jamás se me hubiera
ocurrido sacar a bailar
a un hombre, en ese entonces,
todavía, estaba mal
visto.
Unos
años después,
volví a la misma
Milonga. Siempre fue frecuentada
por jóvenes, y a
los milongueros viejos se
los respetaba por su calidad
de baile. Pero esta vez,
todo era distinto. Aquella
elegancia que me había
impactado la primera vez,
parecía haberse perdido.
Las chicas en la pista vestían
jeans, y los chicos bailaban
en zapatillas. En las mesas
se veía gente de
apariencia, que sólo
iban porque el Tango estaba
de moda, y no les importaba
si sabían bailar
o no. Parecía que
el gusto por el baile se
perdía, y que aquellos
códigos típicos
de la milonga ya no eran
de importancia.
De
repente, después
de una tanda tradicional
como la de Di Sarli, empezó
a sonar algo diferente,
algo que muy pocos sabían
bailar bien pero que muchos
creían que podían
hacerlo. Hizo su aparición
en escena, el Tango Electrónico.
Moderno, fuerte, con otro
ritmo. Totalmente distinto.
Un tango perteneciente a
los más jóvenes,
y que los milongueros miran
con desprecio. Es un tango,
que de a poco está
copando las pistas milongueras,
y que cada vez es más
solicitado por los bailarines.
Será
acaso que este nuevo tango
con sus nuevos “códigos”
desplazará al tradicional,
como aparentemente hizo
con sus códigos?
Por
suerte, todavía existen
reductos tangueros donde
los milongueros podemos
encontrarnos y seguir bailando
al ritmo del tradicional
2x4. Aunque la modernidad
nos llega a todos, tarde
o temprano.
Catalina
Cabana
[email protected]
Revista El
Abasto, n° 98, mayo,
2008.