La música está
de duelo
En mi constante
deambular por esta desbordante,
sorprendente y mágica
ciudad, siempre encuentro
motivos para el asombro o
el desaliento. En una magnífica
tarde primaveral paso por
Gallo 238 y veo algo que me
inmovilizó, un escudo
con la siguiente inscripción:
GOBIERNO
DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
CONSERVATORIO SUPERIOR DE
MÚSICA MANUEL DE FALLA
Flanqueado
por dos banderas negras.
Traté
de descifrar ese misterioso
enigma y encontrarle una racional
respuesta pero no pude, entonces,
intenté por lo irracional
y pensé: ¿será
por la poca difusión
que tiene Beethoven y Mozart
o por la mucha difusión
que tienen los Rolling y la
Mona Jiménez? Pero
no me convenció mi
propia elucubración
filosófica.
Esas
banderas no corresponden ni
representan a la ciudad, ni
al país ni mucho menos
a la música, y acicateado
por el misterioso acertijo,
que deja a la altura de un
poroto al Código Da
Vinci, entré para pedir
una explicación.
En una oficina
del segundo piso y con cierta
ofuscación debida en
parte a las fúnebres
insignias y también
por subir rápidamente
dos pisos por la escalera,
relato precipitadamente mi
desconcierto a los burócratas
allí presentes.
Después
de escuchar resignadamente
mi ofuscada exposición,
una empleada pensando posiblemente
(a éste me lo mandó
Macri) me dio una explicación….¡¿explicación!?
“Hace
tres meses el Gobierno de
la Ciudad nos remitió
dos banderas nuevas pero,
al poco tiempo, el humo de
los vehículos las ennegrece”
y agregó: ”Yo
me he ofrecido para lavarlas
pero me han dicho que las
banderas no se lavan”.
...Y
las pelotas no se manchan,
pensaba ya de vuelta en la
calle, poco convencido por
la justificación recibida
y con toda la intención
de recopilar en un manual
las cábalas y supersticiones
pelotudas a las cuales estamos
anacrónicamente pegados
perpetua y regocijadamente.
P.C.
Bs. As. 16/10-2006
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