Reportaje a Don Gregori
Mercadista del
Abasto
Don Gregori: Mirá,
yo tengo cinco hermanos y mi viejo
en 1913 a los quince años se
vino para acá (a Argentina)
desde Italia: El tenía un tío
que tenía trabajo en una estancia,
en este país, y quien además
le podía ofrecer empleo.
Cuando mi padre llegó y estaba
en Constitución para irse al
campo sólo llevaba un salamín
y un pan. Fue así como salió
rumbo a Médanos, una localidad
cerca de Bahía Blanca.
En esa estancia se acriolló
mucho mi padre pero no en el decir.
A tal punto que mi padre sabía
más hablar en italiano que
en castellano. Y ahí en Médanos
nazco yo. En este lugar había
una gran mezcla de inmigrantes. De
hecho, allí hubo la segunda
colonia de judíos del país.
También, había muchos
italianos, españoles, alemanes,
ingleses. Y a nosotros nos discriminaban
porque éramos de las zonas
de las quintas. Pero, así y
todo, yo le seguí dando para
adelante porque considero que siempre
hay que esmerarse. Me acuerdo que
cuando tenía que hacer el colegio
secundario tenía que irme por
ese motivo para Bahía Blanca
pero mis padres me dijeron que no
iba a poder hacerlo. Porque yo ya
para esa época trabajaba en
el campo con mis padres y, por eso,
me necesitaban ahí. Yo tuve
la suerte de vivir como nuestros padres
nos inculcaban la cultura del trabajo.
¿Y
te tocó hacer la colimba?
Para mí, el servicio militar
significó estar de vacaciones.
Tengo de esa época la Medalla
Pro Patria del Regimiento y me la
gané dentro de quinientas personas.
A mí me eligieron para dármela.
¿Cuánto
tiempo estuviste haciendo el servicio
militar?
Diez meses. Yo era, allí, goniometrista
y sólo con sexto grado. ¡Aprendí
enseguida!. Yo no tuve ningún
problema haciendo el servicio militar
y sabes por qué. Porque me
gusta el respeto. Yo valoro mucho
eso que aprendí de mis padres,
precisamente. Y otra cosa que valoro
enormemente es la disciplina. Además,
cómo yo voy quejarme del servicio
¡si mi padre era como un sargento!
(se ríe).
¿Y
a Buenos Aires cómo fue que
llegaste?
Nosotros recalamos acá a fin
del cincuenta, más o menos.
Yo tenía veinticuatro años.
Vine con mi esposa y con mi hija mayor,
Ana María, que tenía
dos meses y era la única que
teníamos por ese entonces.
El trabajo nuestro era el cultivo
del ajo, que se exportaba a Brasil,
y había un local de la Cooperativa
Gera de Médanos que tenía
en Guardia Vieja y Gallo y así
fue como terminé trabajando
allí de encargado... La idea
era que hiciera sólo una temporada
de ocho meses y después volvernos
a Médanos. En este local de
la Cooperativa donde trabajaba, vivía
con mi familia. Yo estaba contento,
dentro de todo. Yo, me acuerdo, quería
venirme para acá, a la gran
ciudad, porque tenía mucha
inquietud de ver qué pasaba
más allá de la loma
que yo conocía.
¿ Y
estuviste mucho tiempo trabajando
para esta Cooperativa de tu pueblo?
Unos cinco años, más
o menos. Trabajé ahí
hasta el 55. Acá, sí,
empieza la historia del Mercado del
Abasto.
¿Cómo
se dio ese vuelco laboral?
Me conecto con un señor que
tenía un depósito en
un lugar donde recibíamos el
ajo y lo vendíamos.... Así
fue que me independicé. Me
acuerdo que frente al Mercado, en
esa época, estaba lleno de
bares.
Nosotros compramos la llave de un
bar de unos japoneses que había
en Agüero y Guardia Vieja y abrimos
una puerta que estaba frente al Mercado
y lo convertimos en un depósito
de ventas de frutas. Hicimos así
porque dentro del Mercado del Abasto
era muy difícil conseguir un
puesto, no los transferían,
además. Los bares de enfrente
trabajaban sólo cuando estaba
abierto el Mercado, estos eran lugares
muy importantes ya que allí
se hacían todas las transacciones.
Funcionaban, de
alguna forma, como oficinas. ¡Algo
impensable para hoy!
Cuando vinimos nosotros
había muchos carros a caballos,
todavía. Inclusive, la recolección
de basura era tracción a sangre.
Después que abrimos este local
nos mudamos a otra dirección,
cerca de allí, donde nació
mi hija Silvana. Ahí estuvimos
hasta el 70, allí fue donde
cambié de rubro y donde también
dejé el Abasto para mudarme
a otro barrio.
¿ Por
que se te cambiaste de barrio?
Yo trabajaba en la exportación
de miel, de hecho yo me desarrollé
en forma importante gracias a esta
actividad, y resulta que me ofrecieron
un departamento más grande
en otro barrio. Por ese motivo, me
mudé.
Marcelo Saltal
Bs. As. 18/4-2006
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