Encuentro
con el artista plástico
Pablo Ciliberti
La entrevista
es en la casa misma del artista
que presentaremos: Pablo Ciliberti.
Vive en un edificio, situado
enfrente al Shopping, con
una historia bastante original.
Las incansables luchadoras
por los derechos humanos,
Abuelas de Plaza de Mayo,
tienen su sede allí.
También vivieron allí
los hermanos Berón,
conocidos en el ámbito
del tango. Tal vez la coincidencia
más extraña
es que en el mismo departamento
de nuestro entrevistado vivió
el famoso magnate griego,
Aristóteles Sócrates
Onassis, cuando llegó,
huyendo de la revolución
en Turquía, a Buenos
Aires, allá por la
década del veinte.
Pero, salvando estos casos
de gente que luchó,
y lucha por lo que quiere,
también notamos una
atmósfera común
entre los vecinos, lo que
no significa que esta gente
no luche también por
sus deseos, sus sueños,
sus metas. Ciliberti ha trabajado
consecuentemente durante prácticamente
toda su vida en su tarea,
la de artista plástico.
Su departamentito, que también
es su atelié, es notoriamente
el espacio de un artista.
Ya el hall de entrada es,
entre una mesa, un caballete
y los innumerables adornos,
un espacio de trabajo, iluminado
en principio por la luz natural
de la ventana. Luego tiene
dos grandes piezas prácticamente
repletas de objetos creados
por su ingenio. Sobre el resto
de la vivienda no podría
opinar, pero seguro sigue
la misma política de
adornos y colgantes, que continuamente
recrean la imaginación
del espectador. Eso sí,
los movimientos deben ser
suaves y controlados para
quien no conoce los pasajes
de este espacio. Una de las
piezas parecería totalmente
controlada (o descontrolada)
por el objeto de arte.
Ciliberti
es un hombre de actitud humilde
y recta. Tranquilo en su discurso,
en sus movimientos. Tendrá
unos saludables sesentaipico.
El reportaje será bajo
una tranquila y agradable
atmósfera, mientras
degustamos su café.
Las fotos que acompañan
este reportaje están
en parte tomadas en el interior
de su casa, y en el pasillo
que conduce a ella; así
como también en el
Hotel Continental donde tuvo
expuestos unos cuadros por
un período de un par
de meses. Ciliberti nos cuenta
que nació en Zárate
y vino a Buenos Aires en el
66. Desde entonces está
radicado aquí. Vive
en el Abasto desde el año
70.
Pongo a girar la cinta:
¿Cómo y cuándo
comenzó su interés
por las artes plásticas?
Pinto, dibujo y hago cosas
desde siempre. A los cinco
o seis años me regalaron
una caja de lápices
de colores y de ahí
en más, todavía,
me dura el entusiasmo. Lo
que sé, lo aprendí
yo sólo: soy autodidacta.
¿Y, cuál
fue el motivo de que se interese
tanto por el arte?
Eso es un poco difícil
de explicar. Yo creo que cada
uno tiene una predisposición
especial. A mí siempre
me resultó muy fácil
dibujar y pintar. Inclusive
en el primario pasé
con buenas notas gracias al
dibujo, porque en otras materias
era regular no más.
Así que me parece a
mí que uno ya lo trae;
puede ser una predisposición
para la música, para
la pintura, para el baile,
etc. etc.
¿Sería
un dote genético?
Pienso que sí. Porque
yo dibujaba muy bien a los
cinco seis años…
¿Tus padres se dedicaban
a lo mismo?
No, nada que ver.
¿Usted siente
que es una necesidad de expresión,
o simplemente algo que hace?
No, no, para mí es
una necesidad. Me hubiese
gustado escribir. Entonces
me hubiese dedicado al periodismo.
Es una necesidad urgente;
la de expresarse y la de mostrar
las circunstancias actuales,
las que rodean lo a uno.
¿Entonces no es un
monólogo, hay una necesidad
de mostrarle la creación
a otro?
Sí, sí claro.
Es así, tal cual. Lo
que uno hace no tiene ningún
sentido sin el otro que ve,
que mira la obra. Y que la
completa: porque a veces uno
hace un cuadro con una idea
y el espectador la interpreta
de una forma totalmente distinta.
Pensaba que tal vez sólo
el hecho de hacer las obras
podía tener un sentido
en sí.
En realidad cuando uno hace
algo lo hace primero y fundamentalmente
porque quiere expresarse.
Y segundo también para
que miren la obra los demás
y con una secreta esperanza
de poder vender también.
Lo interesante sería
que el artista pudiera vivir
de su trabajo. En mi caso
es muy difícil porque
lo que hago no son temas para
decorar un living. Entonces
se me hace, en ese aspecto,
difícil. Pero no es
lo que más me interesa,
porque he aceptado esa realidad
hace mucho tiempo.
¿De qué vivió,
entonces?
Trabajé toda mi vida
en el comercio. Ahora estoy
jubilado y tengo que ingeniármelas
para sobrevivir con 214 pesos
mensuales…
¿Su trabajo era importante
o sólo el sustento
material?
Siempre tuve un trabajo con
remuneración muy baja;
pero me servía en ese
momento para las necesidades
básicas y para algún
lujo también. Yo sabía
que con la pintura, sin un
sueldo, no me iba a mantener.
Y lo acepté, trabajé
muchos años, hasta
que me jubilé.
¿Dentro de que rama
del comercio trabajó?
En comestibles. Era vidrierista,
hacía la parte publicitaria
-carteles, afiches- de un
negocio grande.
¿Entonces tenía
algo que ver con lo suyo?
Sí, pero desde un punto
de vista totalmente opuesto:
lo que hacía era pura
y exclusivamente comercial.
No podía hacer lo que
a mí me gustaba, tenía
que hacer lo que decía
el patrón.
¿Pero desde que se
jubiló, lo principal
en su vida es el arte?
Desde que tengo todo el tiempo
libre me dedico pura y exclusivamente
a hacer lo mío. En
el momento que tengo esas
ganas, digamos.
Sería bueno que cuente
con que materiales trabaja
y cómo.
Yo empecé, como todo
el mundo, a pintar de una
forma clásica. Tela,
al óleo. Después
empecé a incorporar
otros materiales, y desde
hace más de diez años
desarrollo pura y exclusivamente
esa técnica. Me interesa
poner cosas en la tela. Dejar
marcas, elementos, cosas de
desecho que ya han sido descartadas
y tiradas. Y las encuentro,
las traigo, las ubico en mis
obras y, para estos elementos
desechados, comienza un nuevo
ciclo.
¿Sería una suerte
de reciclaje? ¿Un trabajo
ecológico?
Claro, es un reciclaje. A
mí me resulta muy facinante
porque logro cosas que de
otra manera no las podría
lograr.
Observando sus obras noto
que tiene preferencia por
ciertos materiales; metales,
madera…
Sí, madera, metales,
telas, plásticos…
¿Dónde ha expuesto
sus obras?
He sido invitado por varias
instituciones y centros culturales.
Me acuerdo de ATC, Centro
Cultural San Martín,
Centro Cultural Recoleta,
en algunas galerías
particulares, y hasta en algunos
bares. Siempre por invitación.
Lamentablemente para tener
acceso a una galería
conocida hay que tener un
poder adquisitivo que yo no
tengo. Son caras.
¿Entonces el artista
paga para exponer?
Sí, sí, sí.
Por eso siempre espero invitaciones
para exponer en forma gratuita.
¿Le interesa exponer
en general, digamos en el
barrio, por ejemplo?
A mí lo que me interesa
es exponer donde la gente
concurra. No me interesa tampoco
una galería por más
que esté bien ubicada,
y que sea de renombre, si
no va la gente. Me interesa
la afluencia de público.
Es importante que el lugar
esté preparado para
una exposición. No
es sólo que le den
a uno un cacho de pared. Tiene
que tener cosas esenciales:
por ejemplo el color de la
pared debe ser neutro y tiene
que tener buena luz. Sin luz
no se ve la obra.
Veo que le acaban de devolver
un cuadro: Alice in Wonderland.
Además tiene casi listo
uno sobre Borges.
El
de Borges va a intervenir
en un concurso. En un salón
dedicado a Borges. El primer
premio es de $ 15.000, pero
para mí es prácticamente
imposible ganarlo. No tengo
contactos… El de Alice
es un cuadro inspirado en
nuestra secretaria de medio
ambiente, María Julia
Alsogaray. Lo acabo de retirar
del Museo Histórico
del Ejército Argentino.
Una
vez terminado el reportaje
nos quedamos charlando largo
rato; me costaba despedirme
de tan interesante compañía.
El tema principal fue la inspiración
esencial de la mayoría
de sus obras: nuestra actual
sociedad. También hablamos
sobre el tango, inspiración
predilecta en casi todas sus
esculturas y pinturas, y sobre
cuestiones filosóficas
y pensamientos que inevitablemente
conmueven a este artista.
Cosas de la vida.
Rafael
Sabini
Revista El Abasto n°3,julio
1999.
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