La
sangre a través del
tiempo
En
el estudio La Maravillosa
la también actriz Inés
Saavedra, quien montara años
atrás Cortamosondulamos,
espectáculo con el
que supo obtener muy buenos
resultados, decidió
nuevamente volver al proceso
de autogestión y con
un grupo de personas arremetió
esta vez con Los hijos de
los hijos. En este caso, esta
nueva creación suya
habla concretamente de las
historias que atraviesan diferentes
generaciones, pasando así
de abuelos a padres y a hijos.
Y de este modo se hace referencia
también a aquellos
inmigrantes, que alguna vez
dejaron sus países
para instalarse aquí,
con todo lo que eso significa
en cuanto a las vicisitudes
que tuvieron que sortear en
ese proceso, desde el viaje
en barco hasta la añoranza
de sus lugares y el hecho
de tener que adaptarse a costumbres
y culturas nuevas. Y como
todos, también adaptarse
al paso del tiempo.
Este
último tema es algo
que me ha llamado mucho la
atención, es notable
la influencia que tiene el
paso del tiempo, de los años,
en este espectáculo.
La importancia del mismo en
Los hijos de los hijos es
casi crucial. Así se
cuentan historias distintas,
se muestran personajes diferentes,
y al espectador esto le sirve
para sorprenderlo con inteligencia.
Uno de los hallazgos es que,
pese a tocar un tema tan entrañable
como puede ser el tema del
paso de las generaciones,
partiendo desde los inmigrantes,
en ningún momento se
cae en un sentimentalismo
gratuito ni se busca la emotividad
como condición indispensable
de una obra que toque estos
tópicos.
Los
hijos de los hijos es
un espectáculo sumamente
rico. El uso que se hace del
espacio escénico, no
muy grande, por cierto, resulta
interesante ya que los actores
saben apropiarse inteligentemente
del mismo; por otra parte,
el uso que se hace de los
objetos es notoriamente creativo,
muchas veces, los mismos sirven
de nexos para saltar a otra
historia, alejada en el tiempo
y el espacio; también,
se hace un muy buen uso de
la presencia extra-escénica,
utilizándose así
desde voces hasta ciertos
sonidos de “efectos
especiales” (como lo
es el del agua golpeando contra
el barco en alta mar) y que
engloba a toda la platea.
Del mismo modo, no puedo dejar
de señalar la puesta
de luces la que, con no muchos
tachos, logra ciertas imágenes
muy potentes como tampoco
no mencionar el despliegue
actoral de todo el elenco
el cual sabe lucirse haciendo
una exhibición al mismo
tiempo fuerte y equilibrada
de su histrionismo, cautivando
así al espectador.
Marcelo Saltal
[email protected]
Obra: Los hijos de los
hijos. Dramaturgia: Inés
Saavedra. Elenco: Ricardo
Merkin, Susana Pampín
y Marcelo Xicarts. Músico
en escena: Cesar Rojas. Asistente
de dirección: Ignacio
Ramos. Dirección: Inés
Saavedra y Damián Dreizik.
Sala: La Maravillosa (Medrano
1360).
Revista
El Abasto, n° 81,
octubre 2006.
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