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Una
entrevista a Maximiliano
Guerra, quien decidió
volver al barrio para abrir
su escuela de danza en Guardia
Vieja 3783
Ballet
desde el Abasto
¿Naciste
en el barrio?
Nací en Mataderos,
cuando tenía un año
nos mudamos acá a la
vuelta, en la misma manzana,
en Bulnes y Lavalle. Cuando
tenía siete años
y nació mi hermanita
menor nos mudamos a un par
de cuadras por un tema de
espacio. A los veintiún
años me casé
y nos mudamos a un departamentito
en Valentín Gómez
y Salguero. Luego partimos
para Londres, así es
como prácticamente
toda mi vida en Buenos Aires
se centró aquí.
¿Por qué
Londres?
Por trabajo, fui con un
contrato de primer bailarín
al London Festival Ballet
en el ´88 y estuvimos
viviendo ahí cuatro
años. Mi mujer también
bailaba en la compañía.
Viajamos mucho juntos. Luego
vivimos en Berlín
tres años, allá
nació mi hija, y
cuando nació quisimos
que creciera en un país
latino, en un país
más parecido a nosotros.
Entonces nos fuimos a vivir
a Milán, ahí
estamos desde hace seis
años. Actualmente
vivo en Italia. Por mi trabajo
hoy, voy y vengo.
Fundé una compañía
hace unos años “Ballet
del Mercosur”, y hacemos
giras enormes, ahora por
ejemplo comenzamos una el
17 de agosto y terminamos
el 8 de diciembre.
El
punto es que allá
tengo trabajo con compañías
como La Scala, el Ballet
de Hamburgo, con el Ballet
Stuttgart, bailo en galas,
con el Ballet del Teatro
Vitorino, hacemos giras
por Italia. Pero siempre
me gustó y fue como
una necesidad volver a la
Argentina, volver un poquito
a apoyar lo nuestro, a seguir
lo que empecé hace
muchos años, que
es popularizarlo, llegar
a lugares por donde tal
vez no se llegue tanto,
a provincias más
chicas donde una obra así
es muy extraña y
se complica porque todo
está muy centrado
en Buenos Aires. Venir les
cuesta, y la televisión
no ayuda mucho; salvo Canal
A, el resto es muy comercial.
Me gusta llevar la danza
donde es muy difícil
que llegue. Y además
en estos tiempos donde en
Argentina todo está
muy complicado, y hay poco
trabajo. Hice un calculito
muy simple: de la escuela
del Colón egresan
alrededor de cinco bailarines
cada año, hay seis
compañías
importantes en todo el país
las cuales hacen audiciones
cada cinco años o
sea que en un plazo de cinco
años tenés
veinticinco bailarines desocupados.
Entonces pensé, les
puedo dar trabajo a dieciocho
que representen la cultura
del Mercosur a través
de coreografías,
de música, de literatura.
Yo quiero
devolverle a mi Argentina
lo que me dio en una época.
Cuando era chico estudié
en el Colón gratis,
no tuve que pagar un peso.
E hice la escuela gratis.
Entonces quiero devolverle
dentro de lo posible eso
a mi país que me
dio tanto.
¿Cuál
es la idea de este centro
cultural?
Los espectáculos
que van a haber serán
más que nada educacionales.
En las gradas del salón
entran alrededor de sesenta
y ochenta personas. La idea
es hacer cosas más
experimentales: danza contem-poránea,
danza, teatro; danza clásica
es más difícil,
tal vez con una onda más
educacional podríamos
hacer funciones donde la
gente venga y vea un ensayo
abierto. El estudio funcionaba
hace tiempo, es de Silvana
Cardell que nos lo dejó
a nosotros. La idea es nuclear
todo tipo de danzas: tango,
contemporánea, moderna,
clásico -al ser la
sede del Ballet del Mercosur-,
y también va a haber
clases de española.
Vamos a tener una sala con
máquinas de Pilates.
¿Qué
es Pilates?
Pilates es un tipo de gimnasia
que creó un alemás
que estaba prisionero de
guerra en Inglaterra y que
era kinesiólogo.
Ingenió unas máquinas
para rehabilitar heridos
de guerra. Son camas con
elásticos. Cuando
se lo transfiere a EE.UU.
justo va a parar a un edificio
donde en el piso de abajo
estaba la base de The New
York City Ballet. Comenzaron
a intercambiar saberes.
Él desarrolló
una gimansia en estas camillas
para la danza. Es una gimnasia
que no es agonística,
por lo tanto no es desgastante,
no agita, no te hace transpirar,
pero te hace trabajar los
músculos a fondo.
Es fantástico para
el bailarín, pero
le sirve a todo el mundo.
Una persona que no quiere
ir hacer pesas, aparatos,
correr, puede hacer esto
que es muy dulce para el
cuerpo.
¿Qué
relación tenés
con el Colón?
Voy a bailar cuando me invitan.
Rafael Sabini
Revista El Abasto,
n° 37, agosto 2002.
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