Revista N°200

¿Puede alguien pensar en los niños?

Ante todo estimade lectore, le voy a pedir que piense en los niños. Vulnerables, necesitados de afecto, de contención y de guía. Niños.
     A algunos les toca nacer en hogares dónde reciben todo el afecto y en los que tienen todas las oportunidades y a otros les toca nacer en hogares destruidos, sin ningún tipo de consuelo, dónde tienen que aprender a valerse por sí mismos y a entender que están solos en la vida.
    ¿Se lo puede imaginar? ¿Un niño solo y totalmente desamparado?
     Aprende en la calle, lo que enseña la calle.
     Y este desamparo no lo sufren solamente los niños que nacen en familias que están bajo la linea de pobreza, porque aunque los adultos hagamos diferencias por situaciones sociales o nacionalidades, el desamparo en la niñez no hace ninguna diferencia.
Estos niños van creciendo como pueden, y hagámonos cargo, nuestra sociedad no es un lecho de virtudes, entonces lo que aprenden o la manera que tienen de sobrevivir, no es la mejor escuela.
     Ahora le voy a pedir que por un momento haga abstracción de todo preconcepto que tenga respecto de las personas políticas involucradas, y que hagamos un pequeño análisis de lo que son políticas públicas. Es decir, los programas de gobierno que se producen para distintos tipos de necesidades de la sociedad.
    El plan Conectar Igualdad consistía en repartir las famosas computadoras a todos los niños escolarizados.
    No sólo eso.
    Había todo un dispositivo generador de proyectos para que desarrollaran los estudiantes. Había una página desde la cual los estudiantes podían aprender informática, desde operación básica de computadoras, hasta programación avanzada, esto con el apoyo de docentes. Había todo un dispositivo de Formación docente para estar a la altura de este desafío.
    Además del aprendizaje de informática, también estaban todos los proyectos que tienen que ver con qué se hace con ese recurso: Talleres de radio, de diseño, de escritura, periódico escolar, animación, cine, y... el cielo es el límite.
    Con todo esto se proveía a los alumnos, a los niños, de conocimiento, además de una forma de expresión y una salida laboral. Contención.
    Para los mayores de 18 años, también se proveían herramientas para la formación a través de los prgramas Plan FINES y Progresar, para que pudieran terminar la escuela secundaria y así elegir seguir alguna carrera Universitaria.
    Esto no alcanzó y obviamente la inseguridad nunca desapareció, aunque deberíamos hacer un análisis de ese tema, que dejamos para más adelante, porque para hablar de inseguridad hay que empezar por complicidad y participación policial, es imposible hablar de inseguridad si no se habla de la participación necesaria de las fuerzas de seguridad.
    También es necesario hablar de estado de la sociedad en su conjunto, el salvajismo predominante en todos los sujetos sociales.
Y ante todo esto, tenemos la otra cara de la moneda, que nuevamente como en aquellos años noventa tan mentados ultimamente, vuelve a aparecer como politica pública aplicada a los niños, que es la baja en la edad de imputabilidad.
     Los programas de los que hablamos más arriba fueron desmantelados, y a ese vacío que se creó, lo llenamos con la baja de la edad de imputabilidad. Judicializar la niñez, meter presos a niños que son muchas veces obligados por las mismas fuerzas de seguridad a delinquir.
       De nuevo, estimade lectore, le pido que piense en los niños... mal que nos pese, ellos son las personas que manejarán los destinos de la patria cuando tanto usted como yo seamos ancianos vulnerables y dependientes... será su revancha, la de ellos... de nosotros, los adultos, porque como sociedad todos los adultos somos responsables de todos los niños, de nosotros depende las decisiones que tomarán esos niños.

Lorna Milena
Escritora

 

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