Por el paro de jugadores, Belgrano se entrenó en el Open Gallo de Abasto

El viernes pasado jugaron un partido para estar en forma.
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Apenas entraron por la calle Gallo 241 llamaron la atención. '¿Qué hacen acá?', se escuchó decir a un grupo de jóvenes que tomaban una cerveza, mientras estiraban las piernas después de un partido de fútbol 5. El plantel de Belgrano, en fila, fue directamente a una de las canchas techadas del complejo Open Gallo y vivió un viernes distinto: pasó de tener que jugar ante miles de personas en el Nuevo Gasómetro a entrenarse bajo la mirada de curiosos que no sabían bien qué sucedía.

'Hicimos una carga física para compensar lo que no pudimos concretar en la cancha de San Lorenzo. Y después, un rato de fútbol reducido para levantar el ánimo de los muchachos. Hay mucho fastidio después de dos días en Buenos Aires sin certezas', expresó el DT Leo Madelón. El contexto -estructuras, facilidades- era diferente al de la cotidianeidad en la que viven los jugadores profesionales: 18 futbolistas divididos en tres equipos de seis, en un sistema de todos contra todos con la modalidad 'gol gana'. En un ámbito absolutamente distendido, sobresalieron los gritos, las críticas y los reproches del plantel celeste a Adrián Czornomaz, ayudante de campo de Madelón, que ofició de árbitro. 'Tenemos que adaptarnos a la situación y hacer movimientos. Al menos se puede compensar algo. Acá, en Buenos Aires, no queda otra que encontrar alternativas y activar las piernas', expresó el capitán, Guillermo Farré.

 

Ayer por la mañana, Belgrano y San Lorenzo optaron por cancelar también el partido de reserva que debían sostener en la ciudad deportiva azulgrana. En un comunicado, los cordobeses dejaron entrever la chance de poner juveniles contra los de Diego Aguirre: 'Ante el paro de los jugadores de primera división, y al estar programada la fecha de AFA, existía la posibilidad de que los juveniles tuviesen que jugar el viernes a las 21.20. Por eso fueron preservados'. Y después agregaron: 'A las 14.16 la AFA notificó que el encuentro principal estaba suspendido, sin fecha'.

 

Con 23 grados, temperatura considerablemente más agradable que la del agobiante calor porteño de los últimos días, el plantel pirata practicó durante 90 minutos en una cancha techada, en Balvanera. 'No me gusta viajar a ver qué pasa, porque tampoco es fácil mover una delegación de 40 personas', agregó Farré.

 

En Buenos Aires, los jugadores de Belgrano vivieron dos días que intentarán olvidar pronto. Un sinsentido, un viernes frustrado. Sin fútbol, volvieron a Córdoba en micro y disfrutarán en familia el fin de semana. San Lorenzo se entrenó en el estadio y tuvo libre la noche en que debió jugar. ¿Y qué ocurrió con el otro partido frustrado? Godoy Cruz pasó un día y medio en el Hotel Presidente, de Rosario; durante el día, estuvo más preocupado por las redes sociales que por la preparación de un encuentro. A la noche, el ómnibus lo trasladó a Mendoza, de vuelta. Algo parecido hizo el árbitro Diego Abal en un viaje relámpago, Buenos Aires-Rosario-Buenos Aires. De locos.

 

Foto y texto: La Nación (Fernando Vergara-Rodrigo Néspolo)

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