Revista N°202

El sonido de la renovación constante

Claudio Pedreira: vecino y músico del Abasto

Nació en el Abasto, se mudó a Olavarría, volvió al barrio. Hijo musical del destape democrático, se dio el gusto de tocar ante su ídolo Charly García en su primer recital porteño, formó el grupo Can Can, grabó discos y 30 años más tarde se reencontró con sus compañeros para irse de gira por el interior. Se hizo solista, compuso música para documentales, fue habitúe de La Perla, grabó dos discos, uno con su hijo. Va por el tercero y por muchos escenarios más.

 

Foto de claudiopedreira.bandcamp.com

 

Claudio Pedreira puede estar tomando un café en algún rincón del Abasto cuando de repente, como un chaparrón, caen las melodías a su mente. Entonces, al estilo Klark Kent cuando corre en busca de una cabina telefónica para vestirse de Superman, este vecino y músico de larga trayectoria esquiva las mesas del bar y enfila hasta el baño. A lo Litto Nebbia con La Balsa, saca el celular y se pone a grabar el ritmo para luego jugar con él en el estudio de grabación que levantó en su casa. Me pasa seguido, pero siempre vuelvo y dejo propina, bromea mientras nos recibe en su hogar, con amplia vista al verde ferroviario del Once.
     Este barrio fue su cuna. Las vueltas de la vida lo llevaron de Córdoba y Gallo a Olavarría, provincia de Buenos Aires, donde creció, se hizo adolescente y entre los discos de pasta de Almendra y Sui Géneris encontró el camino de su vida, el de componer música. “No me imagino haciendo otra cosa”, dice hoy y desliza una risa entre la barba blanca. Suspira con la satisfacción de quien hizo peldaño a peldaño un rumbo firme. Primero, era cuestión de juntarse con sus compañeros de secundaria a hacer un trabajo práctico, terminarlo y pasar el resto de la tarde tomando mate y escuchando sonidos nuevos, letras que hagan estruendo en las mentes movedizas en inquietas de la juventud. De Olavarría a la Ciudad se vino como veinte veces para ver en los cines del centro porteño la película “Adiós Sui Géneris”. También lleva muy vivido un recital de Almendra en el 79, un reencuentro de la banda liderada por el Flaco Spinetta. “A Serú Girán lo vi mucho”. Charly es su referencia, es su “amor incondicional”.
     Claudio conservó todos estos años el bicho inquieto para ver a sus artistas preferidos y mecharlo con su pasión por el cafetín. Hasta su cierre definitivo acaecido este verano, fue habitúe de La Perla. “Iba de noche, los viernes y sábados iban las viejas glorias del rock nacional. Los vi a todos. Vox Dei, Molinari, Raúl Porcheto, Miguel Cantilo, Willy Quiroga. Todos los que me perdí por edad los vi acá en Once”.
     Cuando ya tenía edad suficiente como para no perderse cosas, a Claudio le llegó el turno de hacer su propia música. Como bajista, como compositor, como cantante. En 1982 se vino a vivir a Buenos Aires en forma estable. El primer sitio porteño donde tocó fue en La Rural, en un festival organizado por la revista Pan Caliente que dirigía el poeta, periodista y uno de los fundadores del rock nacional Pipo Lernoud. Cerraron la fecha Los Twist. Claudio tocó como bajista con una banda telonera de fusión y jazz rock. Había miles de personas, pero la primera fina le vale un recuerdo para toda la vida: “Estaban Oscar Moro, David Lebón y Charly García, la primera vez que toqué acá en Buenos Aires me llevé esa sorpresa”.

 

Foto: Carolina Pacheco y Claudio Pedreira. Fuente: Youtube/ClateVideos. 

 


     Con las valijas en la mano, Córdoba y Larrea fue una de las tantas coordenadas del Once y del Abasto donde deambuló todos estos años. Luego de tocar ante sus ídolos, ya por el 83 Claudio junto a Charango Torres y Pino Cuadrado fundan el grupo Can Can. Este trío de Olavarría desde los finales de la dictadura empezó a girar por la noche porteña con su música. “En esa época fuimos un montón de grupos los que salimos, era un momento de cambio cultural importante, un destape. Teníamos veintipico de años, nos despertábamos a las tres de la tarde, trabábamos amistad con otros grupos, se trataba de vivir intensamente”. Cuenta que en esas tarde, de tocar en salas de ensayo, compartir tragos y zapadas conoció, entre otros a Miguel Abuelo (Los Abuelos de la Nada) y Federico Moura (Virus).
    A mediados de los ochenta, ya con varias fechas encima y el ritmo de tocar en el circuito de aquel entonces, donde se destacaban La Esquina del Sol, Caras Más Caras, La Luna, los miembros de Can Can miraban los anversos de los Long Play de Charly, Spinetta y otros grandes. “Ahí estaba la dirección de las discográficas”, evoca Claudio. Tomaron nota de todas ellas, llevaron un demo grabado en Olavarría. Vencieron la barrera del “cualquier cosa los llamamos” y dieron con una discográfica mediana que, pese a que el fuerte de su catálogo era la música tropical, quería tener un grupo de rock nacional. Así, luego de jornadas donde salieron a las cuatro de la mañana de grabar, el grupo presentó “Ticket”, su primer disco, en 1987.
    Una reseña en rock.com.ar cuenta que en una segunda etapa del grupo se incorporaron Leandro Chiappe, Chino Ribalta, Rolfi Calahorrano y Eduardo Lalanne, quien se hizo cargo además de la dirección musical del segundo proyecto discográfico, 'Backgamon', grabado en 1991. Al año el grupo se separó y celebró una reunión en el 2000, donde grabaron “Vírgenes y santos”, un disco inédito.
    Una década más tarde, Claudio emprendió su proyecto solista como compositor, letrista y cantante. En 2012 nació “Quién”. “El nombre alude a identidad, a mostrarme, era lanzarme como solista”, recuerda. El primer tema que da nombre al trabajo discográfico enfatiza: “Quién hizo estallar las bombas / quién abrió un ojo en el cielo / quién ocultó los archivos / quién cerró la puerta en Cromañón”.
    En el arte interno del disco, el “librito”, cuenta Claudio que “Quién” comenzó a gestarse en medio de la “gran convulsión nacional tras las muertes de Mariano Ferreyra y Néstor Kirchner, surgiendo así los primeros acordes y las primeras letras de la canción que le dio el nombre y la identidad al disco”.
“El constaste de lo eléctricamente rockero y lo suavemente acústico, descubre lo que tal vez convive en mí, la ambigüedad de haber vivido en una ciudad pequeña y de vivir en la gran ciudad”, se da lugar Claudio para reflexionar en esta nota al pie.
     Al poco tiempo de sacar el disco se dio el segundo regreso de Can Can para celebrar los 30 años del grupo. Hicieron una gira por Olavarría y Tandil que convocó a miles de personas. Claudio evoca los escenarios de este regreso con el mismo placer que los del tiempo de vivir intensamente entre salas de ensayo y estudios de grabación. El reconocimiento y el aplauso en el pago local resignificó lo hecho en estas décadas de trabajo.
     Aparte de dar clases particulares, también encausó su arte en la musicalización de documentales. Durante varios años trabajó para el Canal Encuentro y Paka-Paka. Para el primero musicalizó el documental “Madres de Plaza de Mayo-La historia”, que fue nominado a los Premios Emmy.

 

Foto: Claudio Pedreira con Nito Mestre y otros músicos... de Facebook.


     La ambigüedad que declama Claudio también lo lleva a lo intergeneracional. Músico de la era analógica, hizo culo-silla y se adentró en las nuevas tecnologías. Hoy se define como agradecido a la chance que abre tener un grabador en el celular para captar tonos en el baño de un bar, a los programas para jugar y jugar y jugar con los sonidos.
La pasión por la música Claudio la legó a su hijo Luciano Pedreira, quien le dio su propia vuelta de tuerca y hoy es técnico de sonido en un estudio de grabación. Fue quien estuvo al frente de la consola para que Claudio grabe su segundo disco “Crack” (2016). “Escuchar por el auricular “Che, pá” es raro y lindo, fue emocionante compartir esa experiencia”, se ríe el artista del barrio.
     “Crack” es un disco, pero también un concepto. Claudio dice que este trabajo de ocho temas encierra un pensamiento suyo: en cierto momento, él dice los primeros años de este siglo, la música tal como la conocemos se rompió en mil pedazos. De cada pedazo surgió una escena con identidad, peso y público propio.
     Y en medio de este “crack” también hace de las suyas en distintos escenarios. El chico que estaba en los cines para ver el último recital de Sui Géneris compartió parada con Nito Mestre. También cantó “Imágenes paganas” junto a Marcelo Moura y rasgueó acordes para Hilda Lizarazu. En consonancia con las nuevas camadas, se sumó en 2016 a la campaña en Defensa del Empleo Público 'Mi trabajo son tus derechos' de la CLATE donde cantó junto a Carolina Pacheco, gran referente de la escena alternativa porteña.
     Artista que subió a los escenarios del destape ochentero y se reinventó con los bits solistas en el sonido de aquella época siempre vigente, vuelve a sonreír cuando adelanta que ya trabaja para un próximo disco. El chico con cuna en Olavarría y Abasto que pasaba sus tardes tomando mate y escuchando sonidos nuevos, viajando en tren para ver por enésima vez a Sui Géneris en pantalla grande y tantas otras aventuras sigue la marcha firme: la de esquivar las mesas del bar hasta el baño la próxima vez que la inspiración llame a su puerta.

 

J.M.C.

 

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Crack: nuevo disco
El 11 de mayo a las 21 Claudio Pedreira presentará temas de su último disco Crack en Sala Crash (Uriarte 1271).

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