Revista N°208

Siga el baile, siga el baile...

Pasado mitad de mes se votan cargos para legisladores y senadores; y por las PASO vimos que un muy alto porcentaje apoyaba la figura de Elisa Carrió, una mujer que se queja de los ñoquis pero que cuenta con menos presencia en su trabajo en el Congreso que Mahatma Gandhi en los asados, que despotrica contra su enemigo político de turno (ya pasó por un amplio espectro) y dice barbaridades muy ofensivas como que el cuerpo que encontraron en el tres veces rastillado río, que podría ser de Santiago Maldonado, estaba congelado “como Walt Disney” y que hubiese sido mejor “que no haya cuerpo” en clara reminiscencia a una nefasta época oscura donde la muerte se escondía en la forma de “desaparición de personas”. Si fuese como el Dr. Castro diría que sufre de Hybris o que es psicótica, pero no estoy capacitado para dar ese tipo de diagnósticos.

Mientras la fuerza opositora mayor –que está sumamente personalizada– sostiene que vinieron a saquear. Sin embargo, este “saqueo” cuenta con apoyo de la ciudadanía, más allá de los trolls que desde perfiles falsos mantienen una agresiva guerra cibernética a favor del gobierno, es innegable que mucha gente los vota. Y lo hacen porque hacen. Hacen plazas, bicisendas, carriles exclusivos para buses y proyectan mejorar la connectividad en la ciudad y brindar mejores redes cloacales en provincia… No se puede negar que hacen. Lo hacen con sus propias empresas -estando por primera vez en la historia el mismo funcionario también del otro lado del mostrador- y lo hacen gracias a los nuevos préstamos que engrosan brutalmente la deuda externa.

Algo parecido, aunque no tan burdo (había tranza, pero no era el mismo funcionario) vivimos hace un par de décadas y todos recordamos cómo explotó en el 2001. Y sin ser clarividentes sabemos en lo más interno de nuestro fuero que esto va a reventar algún día, cuando no haya ya cómo pagar los intereses de los intereses porque no habrán ya nuevos préstamos y cuando la gran, pero gran mayoría, ya no tenga ni para lo mínimo. Sospecho que va a reventar peor que el 2001. No sabemos con qué fuerza se combatirá al pueblo amotinado ante un posible nuevo estado de sitio. No sabemos cuántos muertos habrá, ni cuántos presidentes pasarán en una semana. Aunque todo apunta a qué éstos ya tuvieron un desaparecido por casi tres meses por protestar. El cambio era realmente volver al pasado, una mezcla de Martinez de Hoz, pero sin escuelas Caccatore, y Menem, sin el populismo que aquel ostentaba (al menos en sus comienzos). Con la receta de Chicago a fondo, a tal punto que un impresentable como Cavallo -cómplice del quiebre del país- vuelve a opinar públicamente cada dos por tres en todos los medios de ellos.

Digo, mientras tanto, disfrutemos de los dólares que les entran que algo debería caernos por el derrame neoliberal.
¡Bermuth con papas fritas y good show!


Rafael Sabini
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