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Ensayan en Mario Bravo 441. Se presentaron en la tradicional Quema del Muñeco y el Museo Vivo, hitos culturales del Abasto. En pocos meses crearon en forma colectiva una escena sobre la vida en el Viejo Mercado. El año que viene quieren continuar con su crecimiento y hacer más presentaciones.
El Abasto tiene su grupo de teatro comunitario. Se inscribe en una tradición con gran cantidad de elencos en la Ciudad de Buenos Aires como Catalinas Sur de La Boca, La Runfla de Parque Avellaneda, los Villurqueros de Villa Urquiza, aparte de mencionar a la Red Nacional de Teatro Comunitario y la Semana del Teatro Comunitario, celebrada entre el 18 y 26 de noviembre de este año. Desde marzo, hay vecinos que ensayan los sábados al mediodía en el Archibrazo (Mario Bravo 441, miembro de Cultura Almagro). Entre improvisaciones corporales, desarrollo de personajes y exploraciones lúdicas, trabajan para generar escenas y obras sobre la historia y la memoria del barrio. Tuvieron su debut callejero en junio, durante la Quema del Muñeco en el Pasaje Zelaya, que organizó RIOBA (Red de Instituciones de Once, Balvanera, Abasto-Almagro). Además, fueron parte de la tercera edición del Museo Vivo por las calles del Abasto. La Plaza Almagro ha sido su escenario frecuente, tanto que hicieron allí la última presentación de 2017, el domingo 10 de diciembre.
“Lo importante de este año era consolidarnos, lo pudimos cumplir”, dice a modo de balance el profesor Agustín Clusellas, quien hace dupla junto a Nicolás Carbó, que agrega: “Este primer año hubo una experimentación muy fuerte, fue fundamental la predisposición y la fuerza del grupo”. Daniel, uno de los vecinos actores, lo resume así: “íbamos para Plaza Almagro con los cajones que usamos en la escena que practicamos, una parejita desde un balcón nos vio y nos preguntó si había función. Y en la plaza unos chicos dijeron “Uy, ahí viene la obra”. Ya empiezan a reconocer la presencia del grupo. Es valioso y emocionante”.
En los volantes de difusión que pegaron en las calles del barrio durante marzo hablaban sobre “un espacio de intercambio entre vecinos, donde se retomarán historias, anécdotas, para retransformarlas y contarlas juntos”. Casi un año más tarde, el grupo luce una amalgama de edades, experiencias y cosmovisiones.
Santiago, uno de los vecinos actores que antes estudió improvisación teatral en la Casona Cultural Humahuaca, resume sobre la noción de teatro comunitario: “Me encontré con un grupo fantástico y una gran metodología. Se trabaja el texto a partir de una idea de los profesores. Tenemos la posibilidad de escribir una dramaturgia sobre la idea y consensuar un guión, un punteo de lo que vamos a hablar. El resultado final nos tiene a todos como partícipes”. “Esta propuesta permite que el que está sentado en una función como espectador a la siguiente se presente como actor”, agrega.
Agustín suma: “La dinámica de una clase es traer propuestas. A través del juego van saliendo improvisaciones y va saliendo la historia; también usamos recortes de diarios, libros, apuntes para tener noción de la historia del barrio”. En una clase tuvieron que hacer monólogos dramáticos contextualizados en el incendio que se produjo en el segundo subsuelo del Mercado el 27 de noviembre de 1952, que tardó 55 horas en ser apagado.
Eugenia, que estudia profesorado de teatro y está en el grupo desde mediados de 2017, agrega: “Me gusta mucho el teatro comunitario, es mi primera experiencia. Es tener la convicción de que el teatro es para todos y todas. Cualquiera, de cualquier edad, lo puede integrar; es muy enriquecedor”. Claudia dice que tenía experiencias de teatro, pero hacía tiempo no ensayaba ni practicaba: “Me sorprendí al venir acá. El teatro me agarró a mí. No soy de perseverar con las cosas. Me sorprendí de quedarme. Fue por los profesores y el grupo, que se agrandó. Es una cosa afectiva que circula junto a la creatividad”.
Daniel, que está desde las primeras clases y ya había tenido una experiencia en Catalinas Sur, se alegró al ver el volante pegado en una parada de colectivo: “Me puse contento porque iba a ser parte del teatro comunitario de mi barrio”.
A la dinámica del grupo también la destaca Lucas, uno de los más jóvenes. Resalta el hecho de “trabajar con gente que no conocés”: “Ves que se incorpora gente y se adapta al toque”. De modo similar opina Juani: “Si es buena la energía en los ensayos se hace todo más llevadero. El teatro comunitario es más divertido por su dinámica, si somos muchos se puede pensar un proyecto más grande”. En este sentido opina María “Kity”: “Me enganchó mucho porque veo muchas diferencias con otro tipo de teatro. Lo disfruto mucho, me río, la paso bien en las clases. Es un grupo muy lindo, eso que soy grande y a pesar de todo estoy integrada”.
Nadia es oriunda del Perú y a dos semanas de estar en la Ciudad caminaba por Plaza Almagro. Como tantos otros vecinos y desprevenidos, vio un ensayo: “Escuché música, bailaban tango. Le pedí a Agustín un folleto. Me habló sobre teatro comunitario. Yo no sabía qué era. La primera vez que fui a un ensayo estaba tímida. Empezamos a improvisar. De lo nerviosa que estaba me empecé a reír. Dije “Uy, lo hice mal”. Me van a botar (echar). Me moría de la vergüenza. Me dije de volver a ver si me salía mejor. Entonces volví y me sentí más suelta. Luego empecé a hablar con algunos. Me di cuenta que me gustaba. No sabía que me gustaba el teatro. Me doy cuenta ahora que me gusta”.
A cuatro meses de iniciar las clases, el Grupo de Teatro Comunitario Almagro-Abasto tuvo su debut callejero. Fue el sábado 24 de junio durante la tradicional Quema del Muñeco, que organiza RIOBA. Agustín recuerda: “Con Nicolás tomamos la temática del Mercado de Abasto y su historia”. Armaron una escena sobre la vida cotidiana en el Mercado a mediados de los años cuarenta: verduleros, comerciantes, un cura de barrio, señoras bien, lustrabotas, timberos y changarines.
Luego de esta función, una de las “mejores” según varios de los vecinos actores, vino un momento de vuelo bajo, donde hubo varias deserciones. “Éramos cuatro junto a los dos profesores. Bancamos la parada. Era agosto, hacía frío, pero sabíamos que iba a venir más gente”, evoca Daniel.
Museo Vivo, Humahuaca, esquina Sánchez de Bustamante.
Y así pasó. La llegada de más vecinos actores coincidió con el arribo de la primavera. Fue el momento de sacar el teatro a la calle, con epicentro en Plaza Almagro. “El formato ocupando la calle es una movida política”, destaca Santiago. Sobre ensayar en la plaza, Nadia dijo: “Nunca había experimentado algo así, cuando actué en la plaza fue la vez que menos vergüenza sentí”. Lucas coincide y agrega: “Daba mucha vergüenza al principio, pero después fue hermoso ver la reacción y el interés de la gente”.
Otro hito fue haber participado en el Museo Vivo por las Calles del Abasto, el primer sábado de noviembre, en el marco de La Noche de los Museos. Representaron la escena del Mercado de Abasto en la puerta de la Casona Cultural Humahuaca. Fue el inicio del recorrido armado por instituciones vecinales para rescatar la historia del Abasto. Organizaron y difundieron la Casona Cultural Humahuaca, Cooperativa Cultural Archibrazo, Comisión de Patrimonio del Consejo Consultivo Comunal 5 (Almagro y Boedo), Cultura Almagro. El barrio en Red, Proteger Abasto, Banco Credicoop sucursal Abasto, Revista El Abasto.
Nadia recuerda sobre esa noche: “Me encantó. No sabía la historia del Abasto. La sé ahora más o menos. Tenía que aprender los modismos. Fue importante la presencia del público”. Juani agrega: “Estaba nervioso. No me esperaba que hubiera tanta gente. Desde la vereda se quedaban mirando, venían, se sentaban y luego se quedaron hasta el final”.
Un mes más tarde, cerraron el año el domingo 10 de diciembre en Plaza Almagro, con toda la experiencia del trabajo y las horas de escena a cuestas. Tras este aplauso, ahora los miembros del Grupo de Teatro Comunitario Almagro-Abasto se perfilan para 2018. Agustín dice: “La idea es que se sume gente involucrada en disciplinas teatrales como música, escenografía, iluminación. Es para enriquecer la experiencia”. Esta escena sobre el Mercado de Abasto que brilló en el pasaje Zelaya y en el Museo Vivo continuará en debate grupal. Quieren convertirla en la dramaturgia insignia de este grupo de vecinos actores. J.M.C.