El Quebracho
fundamenta al machismo
Como
de costumbre iba a buscar
a mis hijas al jardín
de infantes situado en el
microcentro. Justo cuando
estoy por cruzar Carlos
Pellegrini, circundando
el Obelisco por la derecha
con la intención
de seguir bajando por diagonal,
se me para frente al coche
una patota, de unos cinco
o seis jóvenes encapuchados
armados con palos y barras,
impidiendo mi paso. Mi primera
sensación fue que
me estaban por asaltar y
casi les paso por encima,
a lo que atinaron a amagar
golpear mi ya bastante desvencijado
vehículo que sin
duda es un arma más
mortal que la que ellos
blandían, mientras
hacían seña
con la otra mano de que
frenara. Buscando contacto
visual a la vez que exploraba
respuestas para el extraño
y agresivo hecho, logro
discernir a, unos cien metros
subiendo por Diagonal, que
se encolumna una manifestación
que estaban a punto de cruzar
Cerrito.
En
fin, tuve que hacer lo de
todos los demás y
dar la vuelta a la rotonda
de la Plaza de la República
para que los agresivos manifestantes
pudieran expresar su descontento.
Según pude constatar
se trataba de un grupo bastante
reducido de Quebracho que
pedían la liberación
de sus compañeros
detenidos. Si no recuerdo
mal habrían quedado
bajo arresto luego del destrozo
que hicieron en el local
de Sobisch en esta capital,
luego de que aquel diera
el visto bueno para reprimir,
costándole la vida
al maestro Fuentealba.
Yo
quedé con un gustito
amargo y con una pregunta.
Estos tipos, ¿de
qué lado están?
Porque ahora Macri anunció
que, cuando asuma, para
manifestar en la calle -cortándola-
se va a necesitar un permiso;
“porque la calle es
de todos”. Viendo
el accionar de esta gente
tendería a darle
la razón. Sin embargo,
el manifestar es un derecho
básico de la democracia
y si el estado se toma la
atribución de otorgar
permisos sin lugar a dudas
se negarán autorizaciones,
de cuestiones que por política
de estado no se quieran
ventilar, restringiendo
así la expresión
pública.
Pero
este tipo de acontecimientos,
como el que yo sufrí
hoy en persona, puede convencer
a más de uno de ese
planteo macrista.
La
actitud de constante provocación,
agresión y vandalismo
no es una actitud de gente
que exige derechos humanos
y que espera que el pueblo
tenga mejores y más
justas condiciones. O sea,
no es un planteo de una
izquierda política.
Ese método, gorila,
es el que empleó
y emplea el fascismo, el
nazismo y cualquier dogma
autoritario. Grupúsculos
extremistas como éstos
alimentan a las fieras.
R.S.
Bs. As. 13-7-2007