Rockeros
Unidos
Sabemos de dos agrupaciones
que nuclean miles de bandas
en Buenos Aires. Por un lado
están los Unión
Músicos Independientes
(UMI, véase n°
82, p. 20) que tiene a simple
vista un tinte, un toque más
institucional con un presidente
y que recorre un camino legal.
El UMI nuclea a 1500 solistas
y bandas musicales.
Por
otro lado está el movimiento
MUR (Músicos Unidos
por el Rock) que reúne
cientos de conjuntos no exclusivos
de rock “porque el arte
no tiene límites”.
El MUR tiene una relación
muy cercana al Abasto dado
que se reúnen en el
barrio y tienen en su logo
a ¡Carlos Gardel con
guitarra eléctrica!
El MUR tiene una organización
horizontal, sin roles definidos
y su existencia se debe a
“la reacción
exagerada y tardía
del G.C.B.A. tras la tragedia
de Cromañón.
La prohibición clara
y absurda del rock (obviamente
del rock under) nos puso en
la misión impostergable
de recuperar nuestros espacios
perdidos, recuperar el escenario,
que es nuestra casa. Así
nace el MUR, una organización
de artistas autoconvocados
e independientes.” Así
dice su carta de principios.
“El hecho de concientizarnos
como artistas hace que tengamos
un grado de responsabilidad
muy grande dentro de la sociedad.
Defender nuestros derechos
-que son los derechos de todos-
es el camino que nos hemos
propuesto y que estamos transitando
con singular éxito.”
Como logro concreto tuvieron
el ciclo del Centro Cultural
Julián Centeya que
fue programado por el MUR
con bandas del MUR También
han tenido una participación
muy vinculada a la FUBA.
Sin
duda la unión hace
la fuerza y en la situación
acorralada en que se encuentra
el rock under hoy cualquier
modo de unión y lucha
suma por una sociedad más
justa y que permita la expresión
artística. Sin bien
la sociedad siempre tiene
y tendrá arte la actual
pareciera dar prioridad a
las expresiones reconocidas
y que muevan mucha gente y
dinero, mientras que lo más
pequeño, lo más
experimental, el under se
ve cada vez más acorralado
coartándosele las posibilidades
de tocar, así sea por
clausuras o por excesivas
exigencias. Sin libertad artística
no somos nada más que
autómatas. Tal vez
es lo que algunos quieren
que seamos.
Revista El Abasto,
n° 83, diciembre 2006.
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