Nos
encontramos con Miguel
Ángel Rodríguez
que nos contó un poco
sobre la yerba solidaria Titrayju,
cuyo nombre resume un poco
la búsqueda
Tierra, trabajo
y justicia
Me acerqué
al local de Bulnes, casi Rivadavia
donde comercializan la yerba
Titrayju mostrando que hay
otras maneras de hacer las
cosas y ahí Miguel
Ángel Rodríguez,
mate de por medio, me contó
un poco el porqué de
esta yerba y qué es
lo que buscan.
Contame
como arrancaron…
“Fue un proyecto de
un gran amigo, Michel Guildbard,
un francés que fue
uno de los fundadores del
Movimiento Rural Cristiano
y de otras movidas. Lamentablemente
lo perdimos hace tres años.
Él fue uno de los principales
del MAM y de Titrayju. Comenzamos
acá en Anchorena 244
donde teníamos un local.
Él es irremplazable,
si lo hubiéramos tenido
a Michel hoy habríamos
avanzado mucho más.
Se acostaba con un problema
y amanecía con el problema
resuelto.
”Nosotros estamos en
el MAM (Movimiento Agrario
de Misiones) y la Cooperativa
Río Paraná es
un riñón del
MAM. Y el CECOCAI (Centro
de Comercialización
Campesina e Indígena)
se inicia en el año
2001 con distintas organizaciones
campesinas. Y acá se
desarrolló la yerba
mate Titrayju que es más
conocida desde Buenos Aires
hacia el resto del país
que al revés. Porque
esto se inicia acá.”
¿Cuántos
son en esta cooperativa?
“En Titrayju hay cincuenta
productores que están
dentro del MAM. Hay cincuenta
pequeños productores
más que se están
agregando con un plan nuevo
a través de préstamos
del Banco Nación permitiéndole
continuar la producción
yerbatera a pequeños
productores de entre una y
dos hectáreas de yerba
mate.”
¿Cómo
laburan con la distribución?
“En principio se inicia
a domicilio. Y si hoy esta
yerba sigue sosteniéndose
es por un compromiso de muchas
organizaciones ligadas a la
economía social, al
campo popular y a todo aquel
que le da pertenencia a la
yerba. Acá hay gente
que viene de Moreno a comprar
un pack de yerba. Una porque
le gusta la yerba, por la
calidad y otra por lo que
nosotros representamos en
defensa de otra economía.
”Estamos
en muchas redes: Red Argentina
de Comercio Justo, la Tacurú,
la Autogestión en Red,
El Galpón…No
nos interesa en lo más
mínimo meterla en las
grandes cadenas de supermercados.
Es un producto emblemático,
quien la toma le da pertenencia.”
¿La
yerba es orgánica?
“Bueno, para llamarla
orgánica [en el mercado
capitalista] tenés
que pensár en que hay
que certificar. Hasta la palabra
orgánica está
registrada para ese fin. Desde
que estamos por un comercio
justo también estamos
contra este tipo de certificaciones,
porque no deben ser pagas.
Debe haber una especie de
certificación dentro
del proceso de controlar como
se hace el producto, pero
no que haya que pagar por
eso. Que sea algo del gobierno.”
¿Pero
el producto en sí contiene
aditivos químicos?
“No. El producto en
sí no contiene nada
ajeno a la yerba mate. Es
más, es hecho en barbacuá
y la mayoría de la
yerba hoy en día no
se hace así. Es un
proceso de muchos años
atrás. La yerba luego
de ser pasada por fuego se
pone en catre y se deja 24
hs. Eso en general lo han
ido variando otras yerbas.
Lo rapidizan en seis ocho
horas, después lo meten
en una cámara homogenizadora
entre 30 y 60 días
para lograr color y sabores
similares y después
largarla al mercado. Yerbas
de bajo precio, que son de
los grandes molinos, fijate
que todo supermercado tiene
su propia marca de yerba.
Esos son los mismos grandes
pulpos agroindustriales que
compiten con precios muy por
debajo y el que más
sufre es el último
eslabón de la cadena
que es el tarifero. Lo sacan
a tarifear cuando viene la
cosecha, y fijate que como
el pequeño productor
no puede pagar mano de obra
externa se tiene que arreglar
con los que son, entonces
sacan a sus hijos de las escuelas.
Así que tenemos un
problema de analfabetización.
Es todo un contexto. El pequeño
productor que tiene entre
una hectárea y tal
vez hasta seis, no puede pagar
mano de obra externa.”
¿Ustedes
cómo se manejaron con
este tema?
“Cuando iniciamos no
podíamos pagar al día.
Porque somos una cooperativa
muy pobre. Al principio tercerizamos
la entrega. No pudimos hacernos
cargo de la entrega de la
producción porque no
operamos como una cooperativa
común, sino que comenzamos
con la comercialización,
comenzamos de arriba hacia
abajo. Hoy podemos decir que
sí, pero todavía
nos falta mucho por recorrer.
Son mil millones de kilos
de hojas verde de los cuales
el 20% corresponde a los pequeños
productores, estamos hablando
aproximadamente de 200 millones
de kilos de hojas verde. Si
tenés que aguantar
una parate, supongamos el
10% de eso, 20 millones y
pagando lo real estaríamos
hablando de 10 millones de
pesos sostenidos y guardados.
Lo nuestro no pasa por ahí,
sino en mostrar Titrayju como
otro modelo de economía,
con otra distribución
de los ingresos y debemos
construirlo desde estas posiciones.
”La
estampilla que requiere un
paquete de yerba de un kilo
cuesta 8 centavos. Pensamos
que el INYM (Instituto Nacional
de Yerba Mate) nunca pudo
resolver el precio. La Ley
25.564 fue creada para regular
los precios en ayuda a los
pequeños productores
y en una economía más
controlada. Antiguamente era
controlada por la CRIM (Cámara
Reguladora de Yerba Mate).
Al desregularla se beneficiaron
los que más tienen.
Así se pudo plantar
más. Yo hablé
del 20% de pequeños
productores, que son las cifras
actuales, en aquel momento
era el 40% y el veinte actual
se sigue achicando. Porque
no se pueden mantener con
los productos como el té
o la yerba y otros productos
perennes de Misiones así
que esa gente tiende a irse.
Ya hemos perdido de la zona
rural solo en Misiones, 70.000
personas, en la última
década, que se vino
para las periferias de las
grandes ciudades.
”Si
tomás un paquete de
yerba lo dividís grosso
modo en cuatro: un cuarto
(26,36%) del paquete corresponde
al pequeño productor
y al secadero. El otro cuarto
la industria que hace la molienda
y el envasado. El otro cuarto
es prácticamente todo
impuesto: en Misiones se paga
el 21% de IVA y el 3% de ingresos
brutos. Y el otro cuarto corresponde
a la cadena de comercialización.
En nuestro caso ese porcentaje
va a la economía social,
encuentros, todo lo que sea
para desarrollar un comercio
alternativo, lo que sale de
este local también
permite pagar nuestros sueldos
y mantener esta estructura.
Por otro lado transferimos
como CECOCAI esa ganancia
a emprendimientos sociales.
Cable a Tierra por ejemplo,
que está en Morón
trabaja con chicos en situación
de riesgo, vendiendo la yerba
tienen una entrada. O asambleas
barriales u otros movimientos.
También transferimos
cuando la gente se reúne
como es el caso de los obreros
de Telecom que deciden comprar
en conjunto y compran unos
cuarenta, cincuenta, kilos
de yerba y le damos un precio
mayorista ahorrándose
el 20%. La idea es que no
genere ganancia sino construcción.
Cuando hablamos de estos números
habría que hablar de
cómo logra un supermercado
tener la yerba tan barata.
”Cuando
iniciamos estábamos
un 30% más caro que
las yerbas líderes,
hoy estamos igual. Esto es
porque no hicimos un margen
de ganancia, sino que a medida
que nos íbamos sosteniendo
y la gente compraba más
nosotros fuimos achicando
el precio. Porque los precios
aumentaron: insumos, papel,
etiqueta, traslado…
Por eso pudimos sostenerlo.
”Las
grandes yerbateras que manejan
el 80 % del mercado de yerba
mate, estamos hablando de
mas de 650.000 dólares,
el pequeño productor
solo incide en un 20 % en
este mercado y es el que soporta
toda la financiación,
sus pagos son dentro de los
120 a 180 días, nunca
les respetan el precio Ley
y muchas veces les pagan con
insumos sobrevaluados.
Antes
de irme Miguel me comenta
que hace unos tres años
conoció en el Festival
de Cine en el Abasto a Javier
Díaz que hizo La Vaca
Verde sobre tarifarios de
la yerba mate. Y me mostró
el corto que filma la situación
de los colonos, como ellos
mismos se definen, en Misiones.
Las condiciones son muy duras
y la pobreza es grande. Tal
vez ese motivo, sumado a la
labor de la cooperativa Titrayju,
hagan que de ahora en más
mi elección de yerba
esté dada.
R.S.
Revista
El Abasto, n° 81,
octubre 2006.
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