Adoquines,
una identidad a cuidar
El
gobierno porteño
viene pavimentando de lo
lindo. Más allá
de las calles cortadas se
viene acrecentando otro
problema: el empedrado retirado.
Muchos vecinos de
distintos barrios porteños
se resisten a que le quiten
los adoquines porque
sostienen que son patrimonio
de sus barrios y hacen a
su identidad como tal.
No
solamente en el Abasto nos
espantamos cuando la aplanadora
del progreso pavimenta.
Recuerdo la calle Humahuaca
hace algunos años,
donde, en lugar de rescatar
el fabuloso empedrado pavimentaron.
La cosa no terminó
ahí, mientras por
un lado proponen hacer del
Abasto un polo turístico
siguieron tapando calles
como Agüero o Zelaya
(aunque ahí dejaron
algunos un par de franjas
de adoquines a la vista).
Ahora,
de otros barrios, hay muchos
vecinos que se resisten
a que se sigan levantando
los empedrados, tal como
viene sucediendo en muchas
calles. Como nosotros, también
sostienen que es parte del
patrimonio histórico
y de la identidad de su
barrio.
Hoy
por hoy las calles
con adoquines aún
son el 15% de
las de toda la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Dado los
elevados costos de refacción
las distintas administraciones,
incluyendo la actual, solamente
refaccionan en determinadas
zonas.
Los
adoquines que quitan se
guardan en un depósito
municipal para reposición,
pero no es un misterio que
hay un negocio en torno
a esas piedras: han
habido denuncias de que
se emplean en countries
o barrios privados.
Según
Télam, para
los próximos meses
están previstas obras
por parte del Ministerio
de Desarrollo Urbano para
el boulevard Olleros y otra
en la calle Defensa. En
ambos casos hay resistencia
de los vecinos porque está
previsto que se retiren
los adoquines para pavimentar.
Por eso una ONG de San Telmo,
Basta de Demoler, presentó
ayer un amparo en la Justicia
porteña para intentar
que “se conserve la
calle tal como está".
Juan
Carlos Mangeri, de la Asociación
de Anticuarios y Amigos
de San Telmo, dice a Télam
que “En varios tramos
de Defensa se puso adoquín
nuevo y ahora está
peor que antes. La situación
más grave es entre
San Juan e Independencia.
Es bueno poder conservar
el adoquín viejo,
pero no con un tinte histórico
mentiroso”.
Por
otro lado, expertos en seguridad
vial no recomiendan
los adoquines en avenidas:
“Hay más problemas
para frenar y además
en las calles con adoquines
no se pueden delimitar los
carriles o la línea
de frenado. En las de poca
circulación no hay
tantos problemas, pero las
de alto tránsito
deberían estar asfaltadas”,
opina Alberto Silveira,
de Luchemos por la Vida.
Sabemos
que los adoquines no son
lo más benévolo
para los vehículos,
en especial cuando van a
altas velocidades. Pero
por eso mismo son una protección
para el peatón, porque
obligan al automovilista
a controlar su velocidad.
Deberían proyectar
quitar los adoquines
de las avenidas (como
Triunvirato y Alberdi) y
dejarlo en las calles donde
los automóviles deberían
ir más lento.
Dicen que cuesta tres veces
más adoquinar que
pavimentar. Pero ¿no
durará más
también? Además,
si ahora estamos
buscando atraer al turismo:
¿no
sería una acertada
inversión al menos
cuidar lo que ya está
adoquinado?
U.K.
Buenos
Aires, 28 de agosto de 2008