El boom
inmobiliario se aplacó
La construcción en
la ciudad de Buenos Aires
se está frenando.
Hay menor demanda y tampoco
hay intervención
estatal que acompañe
el proceso. Además
los terrenos, al igual que
los costos, están
más caros que hace
cuatro años.
Según
Clarín las cifras
oficiales (Centro de Estudios
para el Desarrollo Económico
Metropolitano) señalan
que en agosto la cantidad
de metros cuadrados solicitados
para edificar cayó
a la mitad respecto de igual
mes de 2006. No es necesario
ser especialista para avizor
un futuro de menor actividad.
En
agosto, el Gobierno porteño
habría recibido pedidos
de construcción por
143.420 metros cuadrados,
un 47,5% menos que la cantidad
solicitada en agosto del
año pasado. Si embargo,
si se toman los pedidos
recibidos en los primeros
ocho meses del año
acumulados, hay un crecimiento
del 11%. Pero comparado
con los años anteriores
el crecimiento es menor.
La
desaceleración de
la construcción se
debe a un abanico de causas.
Para Pablo Perelman, director
del CEDEM (entrevistado
por Clarín), "la
caída se da en los
valores de mayor poder adquisitivo,
que muestra el agotamiento
de la estrategia dirigida
casi exclusivamente a los
sectores ABC1".
Luego
está el hecho de
que la ciudad debe acompañar
el crecimiento en altura
con redes de abastecimientos
acordes y dado que eso no
siempre se cumplimenta hay
protestas vecinales por
lo que el G.C.B.A. ha optado
por frenar un poco la construcción
en algunos barrios.
Otro
entrevistado del Clarín,
José Rozados, consultora
Reporte Inmobiliario, señala
otra razón: "Si
se compara con 2001, los
terrenos hoy duplicaron
su valor, y por lo tanto
su incidencia en el costo
de construir un edificio".
La
inflación también
llegó a los costos
de la construcción:
según el índice
del cuestionado INDEC, en
lo que va del año
el precio de los materiales
aumentó un 17%.
Y
luego está la poca
accesibilidad y las elevadas
tasas de los créditos
hipotecarios con cuotas
entre el 5% (tasa variable)
y el 30% (tasa fija) más
caras que hace apenas un
año. Si a eso se
le suma la inestabilidad
del país y los altos
requisitos hay pocas personas
con posibilidades y encima
dispuestas a “ponerse
la soga al cuello”.
Lo natural y común
en todo el mundo es que
el estado intervenga, cosa
que acá prácticamente
no sucede beneficiando así
la usura en los alquileres.
Esperemos
los propietarios que alquilan
tomen consciencia del fin
del boom inmobiliario y
no sigan exigiendo altísimos
alquileres, que lo único
que promueven así
son los asentamientos.
U.K.
Bs. As.
15/10-2007