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Juegos, Infancia y Clubes de Barrio

Hoy, los chicos crecen jugando con la computadora, robots, juegos electrónicos y con la compañía de la televisión. Pero hace unas cuantas generaciones atrás, para la generación de aquellos que hoy rozan el medio siglo de vida, la infancia era distinta. Los recuerdos que guardan de su niñez se relacionan con juegos hechos con la imaginación, y con las picardías entre amigos. Todos hicieron alguna vez un autito con rulemanes, un barrilete, o jugaron con las muñecas de tela y el elástico. A todos les tocó el tinenti (o payanas).
   El club de barrio era el centro de reunión de todos a la tarde, pasaban allí horas jugando a la pelota y contándose los chismes. Hoy, esos clubes están en peligro de extinción, y sólo van aquellos que crecieron en ellos.
  En las noches, los clubes de barrio, oficiaban de milongas, donde surgían los primeros amores.
   El tango “Villa Urquiza”, esta dedicado al club más milonguero de todos, que actualmente sigue abriendo su pista a los bailarines. No es otro más que “Sin Rumbo”, que junto al Sunderland, son milongas de las más tradicionales. Donde el cabeceo y la caballerosidad siguen siendo los códigos principales. Este tango nos habla de las grandes figuras como Virulazo y don Benito Avellaneda, que “Finito” se queda / pa´ sacar viruta al piso.
A principios del siglo XX, nació el Club Almagro. Institución, fundada por obra y gracia del fútbol, y que poco a poco llenó de orgullo a la barriada. Hasta hace una década atrás, seguía ligado al tango. La milonga de Almagro, era otra de las tradicionales, y de las que se espera con ansias que regrese.

Catalina Cabana
[email protected]


Revista El Abasto, n° 88, junio 2007.

 
 


 

 

 

 

 

 

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