Juegos,
Infancia y Clubes de Barrio
Hoy, los
chicos crecen jugando con
la computadora, robots,
juegos electrónicos
y con la compañía
de la televisión.
Pero hace unas cuantas generaciones
atrás, para la generación
de aquellos que hoy rozan
el medio siglo de vida,
la infancia era distinta.
Los recuerdos que guardan
de su niñez se relacionan
con juegos hechos con la
imaginación, y con
las picardías entre
amigos. Todos hicieron alguna
vez un autito con rulemanes,
un barrilete, o jugaron
con las muñecas de
tela y el elástico.
A todos les tocó
el tinenti (o payanas).
El club
de barrio era el centro
de reunión de todos
a la tarde, pasaban allí
horas jugando a la pelota
y contándose los
chismes. Hoy, esos clubes
están en peligro
de extinción, y sólo
van aquellos que crecieron
en ellos.
En las noches,
los clubes de barrio, oficiaban
de milongas, donde surgían
los primeros amores.
El tango
“Villa Urquiza”,
esta dedicado al club más
milonguero de todos, que
actualmente sigue abriendo
su pista a los bailarines.
No es otro más que
“Sin Rumbo”,
que junto al Sunderland,
son milongas de las más
tradicionales. Donde el
cabeceo y la caballerosidad
siguen siendo los códigos
principales. Este tango
nos habla de las grandes
figuras como Virulazo y
don Benito Avellaneda, que
“Finito” se
queda / pa´ sacar
viruta al piso.
A principios del siglo XX,
nació el Club Almagro.
Institución, fundada
por obra y gracia del fútbol,
y que poco a poco llenó
de orgullo a la barriada.
Hasta hace una década
atrás, seguía
ligado al tango. La milonga
de Almagro, era otra de
las tradicionales, y de
las que se espera con ansias
que regrese.
Catalina
Cabana
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