El tango
símbolo de porteñidad
Este mes
el tango se da cita en Buenos
Aires con otra edición
del Mundial de Tango. Nuevamente,
cientos de parejas vendrán
de los lugares más
recónditos del planeta
a mostrar sus pasos, cadencias
y abrazos en la pista porteña.
Veremos japoneses, alemanes,
estadounidenses y franceses
sacándole viruta
al piso. Sin embargo, cuando
un tanguero de Buenos Aires
mira la pista, el extranjero
-por más que tenga
pasión y técnica-
se nota a la legua.
Parece,
y así lo afirman
muchos, que el tango es
exclusivo para los porteños.
Escuchamos decir que los
de afuera no lo entienden,
que no le ponen pasión,
que no le ponen garra (aunque,
recordemos, que el último
mundial lo ganó una
pareja de colombianos).
Pero es que si pensamos
en tango, inevitablemente
pensamos en algo que no
sólo incluye a Buenos
Aires, sino también
a la ciudad hermana de Montevideo.
A
diferencia de lo que piensa
la gran mayoría,
el tango no es solo melancolía,
tristeza y desencuentros,
es además raíces,
historia, pasión
y familia. El tango es aquel
movimiento que nos identifica
como porteños, tiene
todas y cada una de nuestras
características incluidas.
Entre ellas podemos enumerar,
por ejemplo, el lunfardo,
los cafés y el fútbol.
El lunfardo
es el dialecto por excelencia
de los barrios de inmigrantes.
Es una manera de hablar
que surgió a principios
del siglo XX, cuando entre
tantas nacionalidades era
necesario entenderse como
fuera. Son palabras europeas
que se castellanizaron,
otras son palabras dichas
al revés, y otras
tantas devienen de nombres
y anécdotas.
Muchos
tangos hablan de los cafés
de Buenos Aires, como en
el de los Angelitos, lugar
de encuentro de todo porteño,
cuando necesita un hombro
y un desahogo.
El
fútbol es patrimonio
nacional, sin embargo cuando
los dos clubes mas porteños
se enfrentan, se paraliza
la ciudad (dato: River surgió
en la ribera del Río
de la Plata, era vecinito
de Boca).
Porteño
y bailarín me hiciste
Tango! Romántico
y Burlón… Para
conocer a un porteño
en esencia y alma, sólo
basta con escuchar unos
buenos tangos.
Catalina
Cabana
[email protected]
Revista El Abasto, n°
90, agosto, 2007.