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La rubia tarada...


Dos rubias platinadas, treintañeras, se encuentran tiradas, sobre una imponente y muy mullida y elegantísima alfombra blanca. Una de éstas, al ser la pareja del propietario de casa, juega como de local. Jugando así al rol de aquella mujer que es “la señora de la casa” o está pronto por serlo, accediendo así a un elevado mundo socioeconómico que no era al que pertenecía. La otra, amiga del pasado, está allí solamente acompañándola mientras que el hombre se encuentra ausente... Ellas son los únicos personajes de Dos minas.
    Estas mujeres están completamente aburridas y pareciera que están disgustadas con lo apático que son sus vidas. La “dueña de casa” dice tener ganas de salir a pasear por Martínez, la otra está como absorta, perdida en esa mullidísima alfombra que la contiene... Esto es el detonante de este espectáculo, que servirá para que comiencen a ventilarse ciertos trapitos al sol que hace al vínculo de amistad que han trabado estos personajes en su pasado.
    Catalán y las actrices se mofan de todo esto. Esa, al menos, es la impresión que causan.
    Una anécdota tan sencilla como esta les bastó para armar este espectáculo donde el acento está puesto en la envidia, la competencia, los celos y todo aquello que concierne a la rivalidad femenina. Será por esto, seguramente, que las mujeres disfrutan bastante de este espectáculo.
    La propuesta estética para abordar las actuaciones están focalizadas en la inmovilidad, en el uso del gesto mínimo y preciso y en jugar con ciertos tonos de voz para así mostrar algunos de los estados anímicos por los que atraviesan estas dos mujeres. Pero está claro el sentido humorístico. De chanza, si se quiere, de los creadores de estas Dos minas (obra que, supongo yo, ha surgido de algún ejercicio del estudio de actuación de Catalán) ya que, también, el aspecto visual de estas minas, sin ir más lejos, con sus aparatosas pelucas que calzan como si fueran sus cabelleras verdaderas, más el acentuado maquillaje y vestuario que tienen crean la impresión de que son más muñecos que seres verdaderos.

Marcelo Saltal

[email protected]

Dos minas. Autor: Valeria Lois y Cecilia Blanco. Dirección: Alejandro Catalán. Sala: Teatro Anfitrión (Venezuela 3340, 4931-2124).

Revista El Abasto, n° 90, agosto, 2007.

 
 


 

 

 

 

 

 

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