Edificación
sin rumbo
En
este momento la Legislatura
porteña está
discutiendo el Plan Urbano
Ambiental. Mientras todo
indica que el actual crecimiento
es caótico. Se edifica
alto, principalmente para
clases pudientes con el
riesgo de que muchas torres
queden vacías por
décadas, mientras
los trabajadores pagamos
alquileres de usura y tenemos
el acceso a la vivienda
propia frenado.
Hoy en
La Nación comentan
de un estudio en el cual,
según la Auditoría
General de la Ciudad, demandaría
entre 80 y 100 años
cubrir el déficit
habitacional en la Ciudad
Autónoma de Buenos
Aires.
El problema
de fondo es que en este
momento se están
construyendo mayoritariamente
viviendas principalmente
para gente de medianamente
altos y altos recursos.
Quienes tienen medianamente
bajos y bajos recursos pueden
seguir esperando.
Gran parte de las torres
son entonces para un sector
específico, que si
no compra hoy el edificio
podrá seguir vacío
hasta el momento en que
se concreten las ventas.
De hecho Puerto Madero tiene
apenas el 20% de su espacio
ocupado, según el
Clarín de
ayer, donde también
ponen el ejemplo de Barcelona
donde luego de un auge en
la construcción los
edificios estuvieron cerrados,
vacíos, durante diez
años hasta poder
ser vendidos a los precios
que solicitaban.
Mientras
tanto la clase media baja,
la clase trabajadora y los
excluidos pueden seguir
alquilando a precios de
usura o bien buscarse un
lugar en alguna villa miseria,
de esas que crecen diariamente.
Se sabe que el crecimiento
de las villas es constante.
Nace gente pero también
ingresa diariamente mucha
gente expulsada del campo.
Lo
que no se tiene en cuenta
es que las condiciones acá
son mucho más duras
que en Europa y que puede
ser cuestión de tiempo
en que las torres más
lujosas sean tomadas por
los sin nada.
“El
que no llora no mama y el
que no afana es un gil”
El gobierno,
que debería regular
estas cosas, juega en la
banca. El Instituto de Vivienda
de la Ciudad tiene requisitos
altísimos. Al momento
de inscribirse solicitan
ingresos demostrables mayores
a los 4000 pesos mensuales
por grupo familiar. Lo que
en definitiva parecería
suceder -con el bajo porcentaje
de las viviendas que presentan-
es que inmediatamente se
ocupan por amigos del régimen
o integrantes de grupos
muy bien organizados.
La
vicepresidenta de la Comisión
de Vivienda de la Legislatura,
Beatriz Baltroc (diputada
del Frente Para la Victoria),
se refirió al tema
en el diario La Nación:
"Todos los años
aumentamos el presupuesto
de viviendas para la Capital,
pero el gobierno no lo ejecuta.
Es cierto: hay un ritmo
de construcción muy
bajo. Hay un 500.000 personas
sin vivienda, y en los últimas
épocas no se terminaron
más de 400 casas
por año, lo que es
muy poco. (...) El Instituto
de Vivienda de la Ciudad
históricamente tuvo
una política burocrática,
errática y de muy
poca construcción.
No ejecuta su presupuesto
y por eso se han perdido
millones y millones de pesos
del Plan Federal".
Según
una nota en el Clarín
de ayer (domingo 25 de febrero)
el 83% de lo que se construye
hoy en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires se concentra
en viviendas escaseando
entonces establecimientos
industriales y oficinas.
De ese porcentaje el 97%
es construcción de
viviendas en formato vertical:
torres. Y el 48% de esos
edificios es que construyen
apuntan a los sectores de
mayores ingresos.
Ese
medio muestra que falta
un plan y que la construcción
hoy se está haciendo
según los intereses
del mercado. Y que la ciudad
se maneja con un código
de planeamiento antiguo
donde se esperaba que la
gente durmiera en una zona
y trabajara en otra. Eso
implica mayor afluencia
de tránsito, o sea,
tiempo gastado en viajes
y mayor contaminación
ambiental. Eso hoy en todo
el mundo se está
reestructurando con muchos
beneficios en innumerables
aspectos.
En
este momento se está
discutiendo en la Legislatura
el Plan Urbano Ambiental
para planificar la ciudad
que queremos. Es de esperar
que tengan en cuenta muchos
factores. Pienso que de
lo más importante
es no olvidar los espacios
verdes y que haya viviendas
accesibles para los trabajadores.
Con créditos accesibles,
subvencionados por el estado
(¿no se creó
para eso el Banco Hipotecario?)
donde quien trabaja pueda
entrar a una vivienda, pagar
una cuota no muy alta para
que el dinero que gana le
alcance para tirar todo
el mes. En definitiva, un
país es serio, ¿será
mucho exigir? Exigir, no
decir.
R S.
Bs. As. 26/2-2007