Una
sensación desagradable
El repudio
de una gran parte de la ciudadanía
y del actual gobierno hacia
quienes hace treinta años
utilizaron el aparato del
estado para imponer terror
en la población y desaparecer
gente de modo sistemático
dio como fruto el terminar
de una vez por todas con las
leyes de Punto Final y Obediencia
Debida. Era hora de juicio
y castigo para los culpables.
Tras establecerse la primera
condena por genocida, un testigo
clave hace un mes que no aparece.
Un golpe duro a la democracia
cuando sabemos que los métodos
eran justamente hacer desaparecer
a quienes les molestaban.
A pesar de eso nadie dice
hoy “por algo será
que desapareció López”.
Por
otro lado estamos al tanto
de los golpes y el maltrato
que un grupo de más
de dos docenas de “barras
bravas” (algunos armados
y todos algo euforizados por
el consumo de alcohol y cocaína)
hicieron a trabajadores del
Hospital Francés que
estaban en una asamblea junto
con un diputado nacional,
Carlos Tinirello, pacientes
y periodistas. Lo más
grave del incidente es que
-según mostraron las
cámaras que pudieron
seguir filmando- contó
con el aval de la policía
presente. La hipótesis
es que ésta tenía
“órdenes de arriba”
[léase alto poder político]
para dejar hacer... Acá
la base del problema es que
el Francés ha sido
vaciado por la anterior gestión
-privada- por lo que ha sido
intervenido. Los trabajadores
en huelga culpan a la actual
intervención el haber
mandado los “barras
bravas” para acelerar
el cierre del hospital. También
se sabe que los forajidos
están muy ligados al
kirchernismo. No es la primera
vez que este gobierno utiliza
modos violentos -que dice
repudiar- para lograr sus
objetivos. Santa Cruz es una
dura prueba de ello. El hecho
requiere de una urgente aclaración
por parte de las autoridades.
Combatir
el terrorismo de estado no
solamente implica castigar
a los que hace treinta años
hicieron estragos en el país,
también implica domesticar
las fuerzas brutas para que
no caigan sobre los trabajadores
cuando luchan por mantener
sus fuentes de trabajo.
Rafael Sabini
[email protected]
Revista
El Abasto, n° 81,
octubre 2006.
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