Hablamos
con el actual presidente de
la Cooperativa de Trabajo Maderera
Córdoba Ltda
de al avenida Córdoba
al 3100, Guillermo Sabatella,
que cuenta qué implicó
a los trabajadores recuperar
la empresa...
Empresa de los trabajadores
Hablamos
con el actual presidente de
la Cooperativa de Trabajo Maderera
Córdoba Ltda, Guillermo
Sabatella...
“Nosotros vimos venir
el cierre, se debía a
proveedores, nos pagaban menos
y mal, en fin, vimos que teníamos
que hacer algo. Y fuimos preparando
el terreno. Cuando la maderera
dejó de trabajar, intervenida
ya, teníamos una entrada
por el lateral que figuraba
como un domicilio particular
y fue por donde nos movimos
durante meses. No teníamos
acceso a algunas cosas, pero
pudimos seguir trabajando; siempre
con algún sereno. Además
andaba el síndico por
los alrededores parando la oreja
intentando escuchar el ruido
de las máquinas. Mientras,
hacíamos los trámites
para formar la cooperativa.
El Movimiento de Empresas Recuperadas
nos dio una gran mano.”
¿Cuántos
eran y cuántos son hoy?
“Eramos doce aunque uno
había estado trabajando
en negro y no tenía papeles
en orden. Hoy todos tenemos
el Monotributo y ya somos 21.
Los nuevos también tienen
experiencia y en lo posible
son jóvenes porque nosotros
somos varios veteranos y proyectamos
esto a largo plazo.”
¿Los
sueldos fueron reducidos en
algún momento?
“Ya con la cooperativa
funcionando no, ya teníamos
todo bastante preparado. Un
poco por experiencia personal,
política. Cuando se vino
la convocatoria y la mano vino
negra me pusieron a mí
a manejar la administración.
Ya no había crédito,
todo era contado. Mientras,
la dueña se suponía
que se iba a ocupar de gestionar
con los acreedores para llegar
a un acuerdo, pero no anduvo
bien. Me enteré que la
mano venía recontra pesada
y empezamos a pensar en una
alternativa y rápidamente
nos pusimos de acuerdo y comenzamos
a armar la cooperativa. Cuando
sabíamos qué iba
a pasar, pudimos distraer algún
manguito de la recaudación.
“Inauguramos provisoriamente
en mayo del 2004 sin costo para
ver qué pasaba durante
dos años. El tema es
complejo porque la Legislatura
de la Ciudad tiene que aprobar
esto. Una ley de expropiación
definitiva se logró en
septiembre. Nos dan a pagar
durante 17 años con deuda
al Banco Ciudad. Aunque no está
todavía del todo cerrado
el tema porque es una ley que
incluye a otras empresas y fábricas
recuperadas como Brukman, por
ejemplo, y se complicó
porque hay muchas alternativas.
Además las propiedades
de los terrenos estos están
a nombre de diferentes personas.
Algunos a nombre de la Maderera,
otros a nombre de la esposa
del ex-dueño.
“Es increíble como
don Vicente logró una
gigantesca fortuna y luego la
familia la fue perdiendo. Él
logró armar un emporio
en cuarenta años: además
de la Maderera, tuvo seis o
siete propiedades millonarias,
estos terrenos que son grandes,
el garage gigante de la otra
cuadra sobre Córdoba,
otro galpón por la segunda
para abajo, un local gigante
de dos pisos a pocas cuadras...”
¿Ves
a las recuperadas como un proceso
posible para la sociedad en
general?
“Puede servir para muchas
cosas. Muchas veces falta el
capital. Hay empresas que tienen
la mano de obra, la maquinaria,
la materia prima, pero te puede
faltar quien lo venda. Muchas
veces terminás laburando
a façón. Puede
servir momentáneamente,
pero es miserable comparado
con lo que se puede llegar a
lograr una vez que el capital
de giro está más
al día. “
¿Todos
cobran lo mismo?
“No. Hay un sueldo promedio
de entre 1700 y 1800 más
el monotributo para todos. Salvo
cuatro o cinco que cobramos
un poco más por responsabilidades.
Y acá almorzamos juntos
y merendamos con comida que
compra la cooperativa. Además
los miembros han sacado créditos
de la cooperativa para mejorar
sus condiciones de vida.”
¿Se
discute el desarrollo?
“Sí, se discute.
Se ve cómo se invierte
el dinero. Pero muchas veces
por consenso se suele aceptar
los criterios de la comisión
directiva más el balance
del contador que es externo
a la cooperativa. Es un contador
que analiza el tema como en
cualquier empresa.”
¿Las
tareas son fijas?
“Sí, cada uno tiene
su área de especialización.
El que maneja la máquina
la mantiene y dice lo que necesita.”
¿Con
los proveedores cómo
quedó la relación?
“En general se portaron
muy bien con nosotros. Al principio
era mucho de contado, después
nos comenzaron a fiar. Un poco
porque confiaron en nosotros,
y porque sabían que la
empresa podía ser rentable.”
¿Cómo
ves la zona, y qué proyección
le ves?
“Hoy hay cierto crecimiento.
Hay cierta inquietud, la edificación
se nota. Hacia Corrientes está
creciendo. El barrio siempre
respondió muy bien hacia
nosotros. Muchos nos ayudaron.
Ni una sola queja.
“Paralelamente al crecimiento
de la cooperativa como empresa
queremos darle un aire más
social y hicimos junto con MNER
la escuela para adultos. Ponemos,
local, bancos, sillas, teléfono,
la luz, los elementos que necesiten.
Los sueldos los paga el gobierno.
El título es secundario
y tiene cierta inclinación
hacia el cooperativismo.”
¿Y
en la escuela no se enseña
el oficio?
“No. El oficio es muy
complicado y requiere mucho
tiempo. Y las herramientas son
de lo más peligroso que
hay. En principio decidimos
no enseñar el oficio.
Hay una escuela en La Boca.”
¿Hay
otras madereras grandes? ¿Hay
competencia?
“Quedan solo un par. El
Easy te vende las placas sintéticas
más económicas,
pero en madera, molduras, machimbre
estamos más que bien.
También hay carpinterías
y mueblerías. Pero tenemos
clientes muy grandes: Carrefour,
Coto, ministerios, juzgados
sobre todo porque para hacer
reparaciones de ciertas cosas
donde hay que conocer muy bien
el oficio. O lo hace un viejo
maderero o no lo hace nadie.
Los viejos madereros como eran
Alonso & Cia o Gómez
ya pasaron, y sus hijos se dedicaron
a otros rubros. Se perdió
el virtuosismo. El gran respaldo
nuestro son los cinco o seis
operarios principales, los viejos
maestros que tenemos.
“Vemos un potencial interesante;
cuando los bancos comiencen
a dar préstamos a más
largo plazo que haga que la
gente prefiera comprar antes
que alquilar creemos que seguirá
una demanda muy interesante.
Al argentino le gustan las cosas
personalizadas. Quiere un zócalo
especial, muebles con tal o
cual característica,
no le gusta la confección
seca, en serie.
“La perspectiva de crecimiento
en autogestión es optimista.
Estamos preparando exportar
a Venezuela. Estamos tratando
de lograr que los contratos
sean directos.
“Trabajar cooperativamente
cambia la forma de pensar. Pasar
de patrón-obrero a pensar
las cosas de otra manera es
un proceso complicado. Hay que
pasar de lo individual a lo
colectivo.”
ANEXO
Olga,
hermana de la ex-dueña
“El exdueño
era conductor de la línea
111 de colectivos a sus veinte,
veintiún años.
Y se pone de novio con mi hermana
y luego se casan por lo que
mi papá lo trae a trabajar
con él a su carpintería
de la calle Constituyentes,
cerca de Agronomía. Le
enseña todo, comenzando
de abajo. Comenzó como
camionero, trasladando la madera.
Viajaba así a comprar.
Era muy piola y se hizo de un
amigo que tenía este
mismo predio. El amigo le dice
"che, Vicente, ¿qué
podemos hacer con ese predio,
habría que explotarlo?".
Ante lo que él le contesta:
"poner una maderera".
Así a los diez años
de trabajar con mi padre se
independizó poniendo
la maderera con ese amigo. Y
a los cinco o seis años
le compró la parte. Un
visionario.
“Pero él era muy
enfermo del corazón.
Luego de dos operaciones falleció.
Quedó su hija a cargo
de todo esto junto con mi hermana,
que siempre fue ama de casa.
Es una persona muy derecha,
pero no tenía conocimiento
del tema. A la hija en cambio
no le importaba nada: no venía,
ponía a cada novio nuevo
de gerente. Pero con esa actitud
sobrevino lo que sobrevino:
la quiebra.”
“Esto de que los trabajadores
puedan recuperar una empresa
es algo bastante novedoso. Pensá
que no pagaba los impuestos
y los aportes. Eso es lo primero
que hacemos nosotros. Mi cuñado
me alquilaba atrás una
casa con pileta para que yo
durmiera acá y pudiera
controlarle un poquito todo.
Yo ya tenía mi hijo pero
estaba separada. Cuando muere,
mi hermana que vive en una casa
muy grande en Belgrano, me invitó
a vivir con ella. Y fui. Me
pidió que no lleve nada
porque tenía muchos muebles
así que regalé
todo salvo la ropa. Viví
con ella unos ocho, nueve años
hasta que pasó esto y
tomó a mal que yo me
pusiera del lado de los muchachos.
Pero yo también era trabajadora.
Pensé que ella comprendería.
Ni hoy comprende que quebraron,
sigue pensando que es la dueña.
Porque la hija que tiene al
lado no fue capaz de sincerarse
y decirle lo que pasó.
Todo lo contrario. Le dice.
"Mamá, nos robaron,
son unos ocupas, son esto son
lo otro." Y ella escucha
solo eso y con setenta y pico
tiene miedo y siente que le
hicimos daño. Pero la
verdad es que la que hizo la
quiebra fue la hija, hay momentos
que dudo de su cordura. Porque
con lo todo que tuvo en sus
manos es difícil entender
que lo haya dejado venir abajo.”
“Ella remató todo,
muchas propiedades. Las tarjetas
de ella, celular, y esas cosas
se pagaban de la maderera. Ella
no tenía un control.
La plata que sacaba. Se le pagaba
todo. Llegó un momento
que hasta nos bajaron los sueldos.
¿Cómo puede ser
que ahora repartimos y todos
vivimos bien y dignamente?
“Hay gente que dice: "Ah,
pero tenés trabajo, qué
suerte". Pero no es cuestión
de tener trabajo, es cuestión
de tener la dignidad del trabajo.
Que no te chupen la sangre.
Si tu salario es demasiado bajo
tendrás trabajo, pero
no dignidad. Acá los
muchachos vienen de lejos, de
Moreno, salen como a las cuatro
y vuelven como a las once de
la noche, en su casa están
poco: ¿cómo le
van a decir que por lo menos
tienen trabajo? En Argentina
nos falta tomar esa conciencia
y trabajar menos horas. ¿En
qué país se trabaja
más de diez horas?”
R.S.
Revista El Abasto, n° 74,
marzo 2006.
Maderera
Córdoba
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