Emergencias
Psico Sociales, es una agrupación
civil que acude en caso
de catástrofes -situaciones
de angustia pública-
armados con conocimientos
de psicología social
para impedir que el daño
no sea mayor aún...
Héroes
sin capas
Debajo del nombre y el logo,
al lado de la puerta de
acceso al lugar, dice: “Auxilio
en crisis y situaciones
de angustia pública”.
Estuvieron presentes luego
que el avión de LAPA
salió por la Costanera.
En lo de Austral cuando
cayó un avión
en Fray Bentos, Uruguay.
A Tucumán fueron
varias veces por accidentes
de ruta. También
presentes en la tragedia
del shopping de Paraguay
que se incendió con
la gente encerrada, en la
AMIA, en Cromañón...
La representante
que nos recibió para
contarnos sobre su labor
fue la psicóloga
social Silvia Gómez
Cordera, esposa del fundador
de Emergencias Psico Sociales,
Carlos Sica. Emergencia
Psico Sociales nació
hace catorce años.
Cuenta
que la idea fue la siguiente:
“cuando hay un accidente
acuden muchos organismos
al lugar, bomberos, SAME,
policía, Defensa
Civil...
encargándose
sobre todo de la parte física.
Y para solucionar la cuestión
emocional de la gente afectada
no había un equipo
que se encargue. A partir
de ahí surgimos la
primera camada. Cada vez
somos más, estamos
en unos ciento diez integrantes,
y no sé si no me
quedo corta. Es bueno ser
muchos porque ante una intervención
larga nos vamos relevando.”
¿Son
todos psicólogos
sociales?
“Sí, recibidos
o en algunos casos estudiantes
avanzados de la carrera.
Quienes están interesados
en formar parte del equipo
y tienen esa carrera deben
igual cursar acá
un seminario que dura dos
cuatrimestres. Sólo
entonces pasan a formar
parte del equipo.”
¿Cómo
hacen con la parte económica?
“A pulmón.
El seminario tiene un costo
mensual. Y la escuela en
sí de psicología
social contribuye a que
EPS funcione. Apenas hace
un par de años, y
en contadas oportunidades
hemos conseguido que compañías
aéreas (Aerolíneas
Argentinas, TAM y LAPA)
nos donen los pasajes. Otras
veces, trasladarnos es a
pulmón. Hoy tenemos
una camioneta. Pero antes
ni eso teníamos,
y para ir por ejemplo a
Río Tercero cuando
estalló fuimos con
el marido de una compañera
del equipo que tenía
una Dukato y pudimos ir
trece compartiendo los gastos.”
¿Algún
subsidio?
“No. Nada. Luego de
la AMIA Defensa Civil, al
ver la tarea que hicimos
nos reunieron varias veces
y nos nombraron auxiliares
por un decreto. Pero nunca
recibimos la mínima
ayuda económica.
Nos llaman. Aunque en general
nos enteramos antes. Cuando
fue lo de Cromañón
estuvimos a los veinte minutos
que pasó la tragedia.
Nosotros trabajamos como
los bomberos voluntarios,
cada cual está haciendo
su actividad habitual y
el primero que se entera
comienza la cadena telefónica.
A veces evaluamos antes
y después hacemos
la cadena.”
¿Querés
describir la tarea en caso
de una tragedia como éstas?
“Nosotros lo dividimos
en cuatro pasos. Primero
viene el encuentro con contención.
Es un encuentro intenso,
a nivel corporal, donde
las palabras no son tan
importantes, el abrazo,
la mirada, el sostén,
la actitud cuentan. Los
tiempos no existen. Puede
demorar una hora o dos.
No ponemos horarios. El
paso que sigue es el de
catarsis donde buscamos
que la persona se desahogue
utilizando el llanto, cuando
la angustia es muy profunda
o desde la bronca puteando
o pateando algo, buscamos
que no se lastimen. Pero
es muy importante que se
desahogue. El próximo
paso es la verbalización
donde la persona cuenta
con lujo de detalles cómo
fue, dónde estaban,
todo minuciosamente. En
el caso de Cromañón
las mamás contaban
que estaban haciendo ellas
en el momento de la tragedia,
si mirando la televisón
o comiendo, todo con lujo
de detalles. Lo importante
es que la persona se desahogue.
El cuarto paso es el de
instalar un proyecto. A
corto plazo. El mínimo.
Es lograr que la persona
esté instalada nuevamente
en lo que le pasó.
Estos shocks tan fuertes
hacen que la personalidad
se vea desestabilizada,
como que pierde la noción
de quién es, donde
está. En este paso
buscamos que la persona
vuelva en sí y que
pueda entender quién
es y que en este caso vivió
tal incidente. Reforzar
el tema de la identidad.
Tal vez el proyecto es donde
dejar los chicos y luego
qué trámite
debo hacer. Lo mínimo,
como para que la persona
salga apoyada en sus pies.
Después posiblemente
tendrá que seguir
un tratamiento posterior.
“Nuestra
meta es prevenir trastornos
psicológicos severos.
Una persona que sufre un
shock muy grande estando
solo puede sufrir un trastorno
en la personalidad. A veces
incluso hay familiares pero
no es lo mismo. Es muy común,
por ejemplo, el que le digan
“no llores”
porque no quieren verlo
llorar, y tal vez llorar
es lo que tiene que hacer
en ese momento.
“Nosotros
podemos hacer esto usando
esas herramientas pero a
la vez disociando, nosotros
estamos adentro del problema
y afuera al mismo tiempo.
Adentro porque en uno resuena
lo que le está pasando
a la persona que estamos
acompañando y también
afuera para poder seguir
adelante nosotros. Mientras
estamos en la tarea concreta
el rol nos sostiene. Y el
tema de la disociación.
Además cada cual
sabe qué puede hacer.
“Después
de la intervención,
al día siguiente
o a lo sumo a los dos días,
nos juntamos todos los que
estuvimos. Por un lado para
evaluarnos y vamos viendo
si hay que modificar algo,
pero también para
pasar por esos cuatro pasos
que le hicimos a ellos,
esos mismos pasos hacemos
nosotros. La idea es terminar
sintiéndonos preparados
para volver a la acción,
deseando que pase mucho
tiempo, que no sea necesario,
pero que si lo es, estamos
preparados.”
¿Querés
contar alguna anécdota?
“El día de
Cromañón llegamos
once y cuarto o y veinte
y nos quedamos hasta las
8 de la mañana del
día siguiente. En
ese momento éramos
unos treintipico. Algunos
de nosotros acompañaron
familiares para reconocimiento
de cadáveres. Yo
esa tarea no la realicé.
“A
mí la sangre y heridas
me ponen muy mal y termino
siendo más un estorbo
que una ayuda, así
que eso no lo hago. Cada
cual sabe en qué
puede estar y nos complementamos.
“Por
una de esas cosas entré
al playón donde dejaban
los cuerpos y me impactó
mucho ver esa gente ahí
«durmiendo».
Desmayados pensé.
No había heridas,
quemaduras, ni sangre. Fui
a una de las ambulancias
y le dije a un muchacho
que había gente desmayada
que no estaban atendiendo
y me dijo “no están
desmayados”. Claro,
la mayoría murió
por asfixia. Para mí
fue muy duro. Tal vez por
la identificación
con las mamás. Murieron
muchos chicos muy jóvenes.”
Al irme
del lugar sentí una
leve sensación de
angustia, de algún
modo fue como acercarme
a las víctimas de
Cromañón,
AMIA o cualquiera de las
otras grandes tragedias
que tanto nos conmovieron.
Sentí una fuerte
empatía y comprensión
hacia la tarea de los integrantes
de EPS, que sin duda además
de coraje deben tener un
equilibrio mental fuerte
para seguir adelante pese
a convivir por momentos
con el infierno más
explícito de las
personas que contienen.
R.S.
Revista El Abasto n°
64, abril 2005.