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A mal tiempo, Almabasto

Para festejar la llegada de la primavera, sin importar lo lluvioso que estuvo, se realizó en Gallo al 300, a cielo abierto, un festival donde se pudo disfrutar una variedad de actividades culturales para todos los gustos. Fue una larga jornada donde los vecinos pudieron ver, a través de muestras, varias de las actividades que se practican dentro de la asociación civil, y centro de la tercera edad, Almabasto. Por otro lado, hubo varias bandas que tocaron en el medio de la calle y, más tarde, dentro de la institución. Lo que hizo llegar este festejo hasta altas horas de la madrugada.
    Se cortó la esquina de Valentín Gómez, así la calle quedó libre para levantar el escenario donde luego tocarían las bandas. Esto fue a la altura de la asociación civil, también redacción de la revista El Abasto. Unos minutos después de las 16.30 inició el festival. La primera exhibición fue de karate. Con alumnos de edades entre los 5 y 13 años, la cual estuvo a cargo de la profesora Mariana Jaureguiberry. “Se quiso mostrar que los chicos también pueden hacer karate. Con ellos en las clases se hacen juegos para que, luego, se introduzcan en lo que es el deporte”, aseguró Mariana.
    Mientras tanto, dentro de Gallo 333, el grupo a cargo del profesor Alberto Quinteros se hizo presente. Bailaron folclore, zamba y chacarera ante un público que frecuenta día a día los pasillos de Almabasto. Luego de la muestra, el salón de baile tomó la forma de un bar, con sus mesas y barra. Por otro lado, un metegol fue el elemento favorito de los chicos que pasaban.
     Un rato después, desafiando a la lluvia que por unos minutos palideció la fiesta, 11 silencios abrió su show en el escenario. Fueron nueve los temas de este cuarteto integrado por Mariangeles (teclados), Elisa (bajo), Federico (percusión) y Martín (guitarra y voz). Su música reunió al borde del escenario al publico que hasta ese momento estaba sentado en la vereda, mate y bizcochitos de por medio. Fue una presentación contundente que dejó a sus integrantes con una sonrisa. “Estuvo muy bueno, aparte me puso contento que la gente se haya quedado a pesar de la lluvia- rescata Martín - la idea es tocar siempre y además, esto nos sirve a todos para difundir lo que hacemos”. Esta banda tuvo una “doble alegría” ya que hace un mes consolidaron su formación con nueva bajista y tuvieron “su prueba de fuego” en las calles de Abasto.
     Luego de 11 silencios, el colectivo de performers Oscuminoso hizo una intervención urbana entre el público. Antes de éste, una de sus integrantes, Luz, contó a El abasto que: “Nos dedicamos a hacer teatro, música, maquillaje y performances. Éstas cuentan historias del amor; también la creencia de que desde la oscuridad se puede ir hacia la luz, de ahí nuestro nombre”. Distintos personajes, desde un hombre enmascarado hasta unas niñas peleandose, invadieron Gallo para contar su historia, la cual tuvo su momento de interacción con la gente. Ellos brindaron un número que fue captando la atención de a poco. Luego, un xilofonista, una cantante y un guitarrita se subieron al escenario para ambientar las escenas de la obra. Ya en el final la gente se había apuesto en ronda para ver de cerca de los actores. Eri, Lu Nemo, Luz, Lucha, Doly, Jime, Dedos, Fede, Nahue, Julia, Manu, Mauti, Rosi, Sol, Ivan fueron ovacionados con una lluvia de aplausos (y no se mojaron…) por parte de una sorprendida y gustosa audiencia.
   Dentro de Gallo 333 estaba el grupo local Brisas de tango, integrado por Nahuel Salvi, Roxana Valle Fuoco, Mariel Nieva, Peralta Melina y Pomar Diego. Al compás del bandoneón, mostraron su habilidad con el 2 por 4. Los chicos que integran este grupo son ganadores del Torneo bonaerense 2008, un orgullo para la asociación y para su profesora Susana Bernal. Quien comentó: “Lo expuesto aquí fue lo que empezamos a hacer desde principio de año, los chicos tiene entre 11 y 17 años y todavía tienen mucho que dar”.
    La segunda vuelta en el escenario la dio Superfluo. Un grupo con cuatro años y un disco editado: Fanático de la novela. Agustín Bandiera en batería, Nique Legarreta en bajo y coros y Juan Manuel López Manfré como guitarrista y voz principal son las caras de esta agrupación rock-pop que hizo vibrar a los presentes. Presentaron temas de su flamante producción, que fueron cantadas a coro por los fieles seguidores de siempre que fueron a hacerles el aguante. “Vendrán las lluvias suaves”, “Lugar prohibido” y “Prefiero no hablar” fueron algunos de los temas que sonaron a todo volumen. “¡Chau!, gracias”, con esas palabras Nique cerró la presentación de Superfluo; pronto presentarán su nuevo clip.
   Con la calle como escenario, Mandela Mandala tuvo su turno para deleitar espectadores. Esta agrupación de percusión se destaca por tener un director que marca los ritmos, todos improvisados. Esto lleva a la banda por las más inesperadas melodías, con la sorpresa del público en cada una de ellas. Previo a la presentación, una de las percusionistas, Camila Luzardi, comentó a El abasto una anécdota que no podía dejarse de lado, para interiorizarse más acerca de la labor de Mandela Mandala: “Tocamos en varios lados como fiestas en Puán [Facultad de Filosofía y Letras, UBA], pero uno de los que más me marcó fue en un instituto de menores. Allí la gente tuvo muy buena onda con nosotros y luego del show el pelado [trompetista]) se quedó con los chicos tocando canciones conocidas, fue muy bueno aquello”.
    Detrás de la ronda de gente que disfrutaba de los percusionistas, algunos malabaristas agitaban el aire primaveral con sus habilidades que llamaban la atención varios chicos y grandes, mientras ponían color a una noche que recién comenzaba.
    Al término de Mandela Mandala, los Aztecas Tupro terminaban de acomodar los instrumentos para su presentación. Como antesala del show, la gente de Poesía urbana subió al escenario para hacer de las suyas. Juan Xiet y Javito se encargaron de recitar poemas, que según uno de ellos “la poesía no es Shakespeare”, sino “las cosas que suceden”. Adrian Marchell con su guitarra criolla entonó unos temas, por demás, llamativos que luego acompañaron los dos poetas. Aztecas puso un el aire un clima festivo y de alegría. Sus letras “Existencialistas”, según Huevo, su cantante, fueron cantadas a viva vos por el público. Sonaron “Es poder”, “Salen a ver” y “Medallas”, entre otros. El pogo se desató en cada tema y hubo lluvia de papelitos. El cantante puso su cuota de buena onda, en un momento acotó: “¡Feliz primavera al barrio de Abasto, papá!”. Cerraron su presentación con un tema propio, con ritmo en homenaje a Todos tus muertos. Pura fiesta lo de Aztecas. Previo al recital Huevo charló con El Abasto: “Somos una banda que comenzó en el 97. La formación atravesó muchos cambios pero desde hace tres que somos los mismos. Llevamos tres discos editados y un cuarto que es una colaboración. Se llama Proyecto sin fronteras y lo editamos con Gadfly de San Diego (EE.UU.) y Golemsistem (Barcelona)”. Aztecas Tupro son: Pablo “Huevo” Wenbe en vos, Daniel Bosco en bateria, Horacio Antelo en teclados, Federico Fassa en guitarra, Farnando “Cumba” López en percusión y Sebastián “Bara” Lara en bajo. Producción independiente a pleno, al igual que este evento.
    Como broche de oro a este festival en la calle, Sancamaleón cerró con su presentación. El aguante no aflojó y el sonido de la banda fue contundente, preciso. Un repaso por la carrera musical de Sancamaleón fue la lista de temas. “La patada” cerró su parte en este festival; el público se dio el gusto de explotar en un pogo gigante. Su líder luego del show declaró: “Estoy muy contento, tocar en la calle es una sensación muy linda. La actitud del público es genial”.
     Finalizado los recitales, la calle Gallo se vació de a poco. Pero la fiesta no terminó allí. Almabasto, que diariamente aloja jubilados que van a jugar al bingo o participar de otras actividades, se convirtió en un juvenil pub. Un juego de luces y música regge ambientaban la ocasión. La banda Hiperimpulso fue la encargada de animar la fiesta a esa altura. El Abasto habló con uno de sus integrantes, quien acotó: “Somos una banda que ya lleva diez años. Tocamos siempre en fiestas, algunas de ellas organizadas por nosotros. Lo nuestro es el tecno-rock”. Ellos son: David Longer en percusión, Javier Viño en bajo y Ricardo Ache en voz. La fiesta puertas adentro siguió hasta altas horas de la noche.

Las generaciones juntas generan cosas positivas, ¿Por qué no pensar así?

De este modo, la primavera comenzó con todo en el barrio. Una jornada llena de energía y con gran expansión de la cultura joven. Es casi una paradoja que los que hayan dado el puntapié para organizar este evento hayan sido los jubilados del lugar; una de las buenas. Haber estado en ese evento dio una grata sensación de que los jóvenes tienen gente que se interesa por sus ideas y la difusión de éstas. Contra los prejuicios existentes, esa tarde en el Abasto quedó demostrado que la unión de generaciones tiene como resultado granes proyectos. No cualquier evento comienza tan temprano y culmina de madrugada, sin mayor inconveniente que una lluvia pasajera. Desde algún lugar, Carlos debe haber sonreído de alegría al ver tanta gente reunida en su barrio, vibrando al ritmo de la cultura.

Juan Manuel Castro

Las imágenes son cortesía de los integrantes de Poesía Urbana.

Buenos Aires, 23 de septiembre de 2008

 
 


 

 

 

 

 

 

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